Clases desdobladas. En tercero y cuarto todas las clases de Matemáticas y Lengua se desdoblan para que sean 16 alumnos por aula. Les está dando muy buenos resultados.
Plurilingüismo. Un tercio de las asignaturas son en inglés, otro en castellano y otro en gallego. Se combinan cada año las materias de más y menos horas.
Tecnología. La pizarra digital da mucho juego en clase, y utilizan diferentes apps en función de lo que necesiten. Es el caso de los Plickers, unas tarjetas que según cómo la gire cada alumno escoge una respuesta a una pregunta del tutor. Nuria Prado, tutora de segundo, está encantada con la actividad: «Tienes un feedback inmediato del nivel de comprensión de la clase ante una idea. Es bueno, útil y sobre todo rápido». A los niños les encanta. Dos alumnas de siete años lo corroboran: «Me gusta mucho en inglés, porque estoy muy atenta».
Con y sin libros. No están cerrados al aprendizaje sin libros, pero, tal y como resume Jorge Martínez, «depende del curso, el horario y los objetivos. Lo adaptamos a las necesidades de los alumnos».
Secundaria
Uso del móvil. En el primer ciclo de ESO (primero y segundo) les dejan usar el móvil a veces, pero conforme van pasando los años se normaliza su utilización. «A los alumnos les gusta mucho -recalca Ildefonso Prieto- les hace sentirse protagonistas. Yo doy el 20 % de la materia así, con un cuestionario que deben resolver en un tiempo determinado y lo pueden hacer en clase o en casa». Lo mismo le ocurre a Alberto Rodríguez, tutor en segundo: «Usamos la tecnología con naturalidad, porque para ellos es su día a día».
Exámenes en ordenadores. Es cada vez más frecuente. En el centro hay varias aulas con equipos informáticos y también tienen un carro con treinta portátiles que usan cuando lo necesitan.
Programa Arrupe. Es su plan de refuerzos, en los que un profesor atiende a dos o tres alumnos como máximo. «Funciona bastante bien aunque a algunos padres no les gusta que su hijo a veces salga de clase», pero eso les permite a los docentes una atención más individualizada y el objetivo, como dice Alberto Remeseiro, «no es solo valorar a los alumnos, es que mejoren».
Gammificación. Usar las técnicas del juego (juegos que tienen que superar, puntos que suman los equipos cuando resuelven un problema...) da un resultado estupendo. Como repasar las partes de la célula haciendo crucigramas, que promueve Javier Bayo. A veces la competitividad es, incluso, excesiva: «En algunas ocasiones hay que frenarlos porque tienen tanta competitividad que acaba habiendo problemas en clase», reconoce Juan Lois, tutor en ESO.
Proyectos. También en secundaria hacen proyectos. En segundo todas las asignaturas, todas, trabajaron durante un par de meses (horas sueltas en clase) sobre la Vendée Globe, la vuelta al mundo a vela en solitario. Los alumnos aprovecharon esta prueba de resistencia psicodeportiva para aprender de latitudes, estadística, medidas y unidades, palancas y poleas, hacer maquetas, afrontar dilemas éticos y conocer dichos marineros en castellano y gallego. Hasta se pusieron un traje de agua, comieron comida liofilizada y cada clase guió un barco en una regata virtual.
Club de Ciencias. Es voluntario, tiene unos 40 alumnos que trabajan muchísimo, ya sea manejando bacterias o placas solares, por ejemplo. Curiosamente, alguno tiene la Física pendiente del año anterior.
Idiomas. El inglés forma parte de la enseñanza: en primero pueden elegir Geografía en inglés (hay tres aulas en este idioma); en segundo todos dan Música en inglés; en tercero vuelve a ser optativa, para Física y Química (suelen tener dos clases); y en cuarto las TIC son en inglés, obligatoriamente. El segundo idioma tiene doble posibilidad: francés o alemán; gana por goleada el idioma de Goethe.
Rutinas de pensamiento. Todo lo anterior no serviría de nada sin «reflexión, porque tenemos que enseñarles a pensar».