Feijoo acalla el debate sucesorio dejando a la mitad del Gobierno en el Parlamento

Juan María Capeáns Garrido
Juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Los relevos en el grupo parlamentario del PP
La Voz

El presidente cambia de estrategia y opta en su último mandato por diluir el foco del relevo y abrir varias puertas

30 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las situaciones excepcionales suelen llegar acompañadas de decisiones extraordinarias y, aunque Alberto Núñez Feijoo se ha empeñado en darle la mayor normalidad posible a su tercer mandato, lo cierto es que el hecho de que sea su último servicio al frente de la Xunta -así lo sostiene él mismo- le ha obligado a resolver de forma inusual la tradicional salida masiva de conselleiros del Parlamento para centrarse en sus quehaceres ejecutivos.

Esta vez el presidente no podrá presumir de ser un político previsible, porque por primera vez va a dejar que la mitad de su Gobierno siga en la Cámara, en un movimiento que tiene algo de rectificación por cuanto hace solo unas semanas habló de un «plural reducido» para referirse a los titulares de carteras que mantendrían su escaño. En anteriores ocasiones esta doble responsabilidad solo recayó en el vicepresidente Rueda, y en otras ocasiones también en los altos cargos del partido, como en su día Agustín Hernández. La gran diferencia es que ni en el primero ni el segundo mandato estaba abierto el melón de la sucesión, como inevitablemente ocurre ahora, y además la lógica política obliga a que los posibles delfines naden en el acuario del Hórreo.

Los conselleiros que entregarán su acta a lo largo de la semana son: Valeriano Martínez (Facenda), Ethel Vázquez (Infraestruturas), Román Rodríguez (Cultura e Educación), Jesús Vázquez (Sanidade) y Ánxeles Vázquez (Medio Rural). En el próximo pleno serán sustituidos por Soraya Salorio y Gonzalo Trenor, por la provincia de A Coruña; e Isabel Novo, Moisés Rodríguez y Jacobo Moreira, por la de Pontevedra.

Se quedan, y ahí está el jugo de la decisión, Alfonso Rueda (Vicepresidencia), Francisco Conde (Economía e Industria), Beatriz Mato (Medio Ambiente), José Manuel Rey Varela (Política Social) y Rosa Quintana (Mar). El criterio, más allá de la cuestión sucesoria, guarda cierta coherencia. La permanencia del segundo de abordo se daba por descontada, por peso político y por el hecho de escoltar a Feijoo desde su primer Gobierno en el 2009; ese mismo criterio serviría para Quintana y Mato, aunque a esta última y a Rey se les puede cruzar en la transición del 2018 al 2019 la oportunidad de regresar al ruedo local en A Coruña y Ferrol. Y luego está el caso de Francisco Conde, un valor al alza de la máxima confianza del presidente que no acaba de afilar su perfil político pero que, en la legislatura de la recuperación económica, está llamado a proyectar todavía más su protagonismo.

Fuera del Ejecutivo

Con esta decisión, Feijoo logra diluir cualquier intento de fijar la atención -y la presión- sobre cualquier aspirante al relevo, que no tendría que estar necesariamente sentado en los escaños azules del Gobierno. El PPdeG se guarda al menos dos bazas más, una más expuesta a las tormentas o al lucimiento y otra ciertamente más protegida. El portavoz parlamentario, Pedro Puy, sigue siendo uno de los pilares estratégicos de Feijoo, y de poco sirve que siempre se descarte para cualquier otra misión de altura, porque en realidad todo el entorno del presidente lo hace. Lo mismo le pasa a Diego Calvo, que en su regreso al Parlamento ha dado el salto a la vicepresidencia, un puesto de rango mayor que sin embargo le deja tiempo para cuidar las cuestiones internas del partido, inevitables para abordar con garantías cualquier proceso. De momento, su ámbito sigue siendo la provincia de A Coruña, la de mayor peso dentro del PPdeG y la que tiene más fuerza urbana.

Con esta decisión, Feijoo podrá dejar por una temporada el tablero de fichas, al que podría regresar dentro de dos veranos, cuando toquen nuevos movimientos pensando en las municipales.

El grupo del PP en la Cámara concluye su recomposición poselectoral con una renovación del 32 % de sus miembros

Volver a empezar. Es el sino del portavoz parlamentario del PP, Pedro Puy, que desde el día que se constituyó la Cámara supo que tendría que recomponer en varias ocasiones las atribuciones de los 41 diputados populares sin menoscabo de tener que realizar más retoques puntuales hasta el final de la legislatura. Primero fueron los repartos de puestos en el grupo, después la configuración del Gobierno en los segundos niveles, que implican el abandono del acta y, en último lugar, la esperada salida de los conselleiros, que a diferencia de los que se quedan en O Hórreo fían su futuro al criterio del presidente y las circunstancias políticas, mientras que la posesión del escaño garantiza cuatro años de actividad política.

Dinamismo garantizado

El dinamismo de las listas estaba garantizado -e incluso medido- desde el momento en el que Feijoo decidió someter al examen de las urnas al grueso de su Gobierno, al que situó en posiciones de salida para convertir las votaciones en un plebiscito sobre su gestión inmediata. La repetición de la mayoría sin ningún pinchazo llamativo convenció al presidente de que no había motivos para hacer cambios en su equipo. Las sustituciones solo se produjeron en los segundos niveles y fueron anecdóticas menos en el caso del Sergas, donde sí hubo recambios en puestos clave. Pero en estos casos, de perfil más técnico, la decisión la tomó el conselleiro Vázquez, que prácticamente había heredado el equipo de su antecesora hace algo más de un año.

La renovación popular se queda ligeramente por debajo del tercio del grupo parlamentario, aunque a lo largo de la legislatura pueden producirse más cambios con la finalidad de potenciar el Gobierno o para dar la batalla municipal. De momento, Puy trabaja para reordenar las portavocías de área y los miembros de las comisiones.