Para qué sirven
Ni aceleran ni retrasan la muerte. Básicamente alivian el dolor y otros síntomas sin precipitar pero tampoco retrasar el momento de la muerte. Respetan la vida pero la contemplan como un proceso natural, y dan apoyo al paciente, para que viva lo más activamente posible, y a la familia. Se aplican en el domicilio, por unidades de HADO o primaria, y en el hospital, en unidades específicas u otros servicios.
40 kilómetros de distancia impiden la prestación
Esta semana se conocía el caso de una mujer de 76 años con una enfermedad muy avanzada que tras ser dada de alta en el complejo hospitalario de Pontevedra era atendida por el servicio de atención primaria, también formado en cuidados paliativos. La polémica surgió al denunciar la familia que debería estar atendida por el personal de hospitalización a domicilio, algo que no pudo ser al vivir a cuarenta kilómetros del centro, ya que esta unidad solo lleva a pacientes que se encuentren en un radio máximo de 25. Mientras Pilar Campos, la hija de la paciente, defendía el derecho a recibir los mismos cuidados que otros enfermos sea cual sea su lugar de residencia, el CHOP explicaba que este servicio no llega al cien por cien de la población por la dispersión geográfica, pero se garantiza la cobertura con personal de primaria.