Un semestre sin paraguas

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Xavier Fonseca

Este año ha llovido 140 días, de los que solo el 25 % pertenecen a los últimos seis meses. En julio no cayó ni una gota y en diciembre, el mes más húmedo, lo hizo cuatro días

30 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia ha sido menos Galicia el último semestre del año. Al menos en términos meteorológicos. Los estigmas respecto al mal tiempo en la comunidad no han sido más que eso en el 2016, y es que basta con decir que en julio el marcador de lluvias se quedó a cero y que en el mes que termina mañana solo ha habido cuatro días con precipitaciones, a pesar de tratarse del período más lluvioso del año según la referencia 1981-2010. El término «anómalo» ha sido uno de los más utilizados para referirse al tiempo de este año, aplicado a las lluvias -que llegaron a provocar inundaciones en primavera y, sin embargo, brillaron por su ausencia desde junio-, pero también a las temperaturas, cuyos valores por encima de lo normal prácticamente todo el año llegaron al culmen en julio, cuando el séptimo mes de este año se convirtió en el más caluroso desde que hay registros.

El constante clima primaveral en el que ha estada inmersa la comunidad la última mitad del año causó cierta preocupación en el ámbito rural, que temía que la falta de lluvias y las temperaturas elevadas echaran a perder los cultivos. Durante los tres meses de verano las jornadas de chubascos en Galicia no superaron los diez días, lo que supuso que las cosechas fueran menores y, además, de peor calidad. Las pérdidas de patatas o uvas, por ejemplo, en algunos puntos alcanzaron el 50 %.

Para muchos gallegos esta misma situación provocó unos beneficios extraordinarios; tal es el caso de los hosteleros, que en el «veroño» solicitaban renovar la licencia de terrazas debido a los buenos datos registrados.

Esta palabra, «veroño», también ha sido clave para entender el tiempo de estos últimos meses. Una palabra que podría continuar utilizándose a pesar de estar en la época navideña, ya que las temperaturas por encima de los 15 grados y el tiempo seco son más propios de un día de septiembre que de finales de año.

Que «el mapa está del revés» ha sido otra de las frases más utilizadas por los expertos a lo largo de este año, situación que atribuyen a fenómenos como La Niña o el comportamiento del vórtice polar. En este último caso, la ondulación de la corriente en chorro, que separa el aire frío de los polos y el aire cálido, favoreció que a Galicia le tocara la parte ascendente, que desplaza el aire cálido desde el sur. Asimismo, la rotura del vórtice polar provocó en los primeros meses del año profundas borrascas en la comunidad y cotas de nieve bajas. La influencia de las bajas presiones causó en la primera mitad del año que los días de lluvia fueran más numerosos de lo habitual. De hecho, por inaudito que ahora pueda parecer, de enero a junio todos los meses se superaron los valores normales de precipitaciones.

Hasta 23 grados de diferencia en solo cuatro horas

«Cuando hay un anticiclón de bloqueo en diciembre, como es el caso, este deja los cielos despejados, pasa la radiación solar, que con el aire seco se invierte y las temperaturas suben muy rápido; sin embargo, como las noches son tan largas el calor se pierde rápidamente». Juan Taboada, experto de Meteogalicia explica por qué en puntos de la comunidad gallega llega a haber una amplitud térmica de hasta 23 grados, como sucedió ayer en el concello ourensano de Calvos de Randín, donde a punto de salir el sol estuvieron a -6,3 grados y, al mediodía se llegó a los 17. En Lalín ocurrió una situación similar: mientras cerca de las nueve de la mañana los lalinenses tenían que salir de casa abrigados hasta las cejas, tan solo cuatro horas más tarde se alcanzaron los 19 grados, una temperatura más propia de la primavera que del período actual.

En toda Galicia la oscilación térmica es relevante, aunque la diferencia entre temperaturas es menor «en las zonas con humedad», explica Taboada.

Las máximas por encima de los 15 grados se mantendrán hasta el sábado. No obstante, las mínimas se irán suavizando conforme pasen los días. En la noche de Fin de Año ninguna ciudad tendrá temperaturas negativas, y será en Lugo donde se viva la madrugada más fría, ya que los termómetros no alcanzarán los 2 grados. El resto de las urbes estarán entre los 4 de Ferrol y los 8 de A Coruña.