La velutina también causa infartos

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Médicos de Urgencias del Chuac diagnostican ataques tras la picadura de la avispa. La sociedad de emergencias premia el trabajo sobre el raro síndrome de Kounis

27 dic 2016 . Actualizado a las 10:37 h.

El primer caso de un infarto cardíaco derivado de una picadura de velutina fue diagnosticado «a finales de verano», cuenta Paloma Rodríguez Piñeiro, médica del servicio de Urxencias del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña. A ese polvorín de prisas llegó un vecino de A Laracha, de 57 años, atacado por las temidas avispas invasoras, con una reacción importante.

«Era un agricultor, que trabajaba en el campo, y era alérgico -cuenta la doctora-, y nos llegó con picaduras en las zonas que tenía expuestas: los brazos, pero también la nuca». En una primera exploración, y dado que en su historial médico estaba reflejado que tenía antecedentes como cardiopatía, «le pedimos marcadores de daño miocárdico, aunque dieron negativos». Pero cuando todavía estaba en el servicio de Urgencias del Chuac pendiente de evolución, comenzó a sentir dolor torácico. «En el electro no había alteraciones, pero decidimos repetirle los marcadores analíticos y entonces sí, dieron positivo». El hombre estaba sufriendo un infarto.

PEPA LOSADA

Aunque en pocas ocasiones se producen eventos similares, la curiosidad del caso hizo a la doctora bucear en la literatura médica. El caso tenía nombre: síndrome de Kounis. «Es raro, desconocido y probablemente infradiagnosticado», valora. Precisamente por esas razones, por su gravedad y por el hecho de que «nadie está libre de encontrarse en nuestro ámbito con un caso así trabajando en urgencias», Rodríguez Piñeiro decidió, junto con su compañera Raquel Mato Raposo, realizar un trabajo sobre el tema. Y lo presentó bajo el literario nombre de Una avispa me ha roto el corazón al congreso nacional de la Sociedad Española de Medicina de Emergencias, celebrado en Vigo. Allí fue premiado como el mejor caso clínico.

«No existen estudios epidemiológicos, estadísticas sobre prevalencia ni tampoco guías terapéuticas, solo la descripción de casos», algo que la doctora justifica aludiendo a que «es un síndrome que fue descrito hace relativamente poco, en 1991».

Insiste la autora del trabajo en la importancia de que tanto la población como, sobre todo, la profesión sanitaria conozca la posibilidad de que se produzcan episodios coronarios agudos secundarios a picaduras de avispas. Aporta además otro argumento de peso: «Es un síndrome tiempo-dependiente», recalca en lenguaje médico. Traducido, significa que si el afectado no recibe asistencia rápidamente puede morir.

Aunque personalmente el caso del vecino de A Laracha fue el primero de estas características con el que se encontró, «otros compañeros que llevan años en Urgencias ya lo habían visto alguna vez» en personas atacadas por avispas, aunque no fueran velutinas. Su rareza igual se rebaja por la extensión de las nuevas especies y, de hecho, tras aquel primer caso, el mismo servicio del Chuac atendió poco después, y en un período de apenas quince días, a otras dos personas a las que los aguijones acabaron tocándoles el corazón.

Con el reciente reconocimiento, esta residente no descarta ahondar un poco más en el asunto y realizar un trabajo más amplio. Por lo pronto y visto lo visto, insiste en avisar: «Es importante saber que después de una picadura además de una reacción anafiláctica puede desarrollarse un episodio cardíaco».