Galicia busca fortalecer la alianza bus-tren para aprovechar al máximo la alta velocidad

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Los proyectos redactados
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Vigo, Ourense y Santiago cuentan ya con proyectos avanzados de estaciones intermodales

26 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La obsesión por grandes estaciones firmadas por arquitectos de prestigio internacional ha dejado paso al pragmatismo y la funcionalidad. La crisis ha tenido mucho que ver en esto, aunque los restos de aquellas ambiciones municipales siguen estando presentes en los proyectos aún en pie -acomodados a la realidad presupuestaria del país- para ciudades como Ourense o Vigo. En paralelo a estos proyectos de Thom Mayne y Norman Foster, la Xunta asumió que lo práctico para aprovechar el impulso de la alta velocidad era conectar las estaciones donde llegarán los trenes rápidos con el transporte por carretera, especialmente en una comunidad con una población muy dispersa que depende del autobús para acceder a las estaciones ferroviarias. El Ministerio de Fomento asumió con agrado este planteamiento, pues veía en él una fórmula para evitar una carrera absurda de las ciudades para ver cuál tenía la estación más lujosa.

El objetivo es que las intermodales -en su mayoría terminales de autobús adosadas a las actuales estaciones de tren- estén listas en el horizonte del 2019 o del 2020, cuando se supone que el tren de alta velocidad llegará a Galicia después del retraso anunciado por el nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Aunque la intermodalidad, tal y como se entiende en la Unión Europea, no se limita solo a integrar los espacios públicos donde se desarrollan ambos modos de transporte. También se prevé la integración de sus operaciones y la información que se presta a los usuarios. Es decir, tanto o más importante que el espacio físico es que los horarios de trenes y autobuses estén coordinados, que los paneles informativos de las intermodales incluyan información de ambos medios de transporte y que incluso se puedan adquirir billetes combinados, como ya sucede con el sistema tren-avión. De lo que se trata es que dos modos de transporte que antes competían duramente entren en una etapa de colaboración que será positiva para ambos, pero sobre todo para los clientes compartidos. 

De Celanova al AVE

Un ejemplo: si alguien que vive en Celanova quiere coger un AVE a Madrid en Ourense, podrá adquirir un billete combinado bus-tren. El autobús lo llevará a la estación intermodal ourensana, donde caminando unos cientos metros y esperando apenas unos minutos podrá embarcarse en el AVE. La vuelta debería poder realizarse con las mismas condiciones y las mismas garantías. Se trata de acercar a la mayor masa crítica posible a la alta velocidad y que todo el mundo se beneficie de ella en condiciones de igualdad relativa.

El desarrollo de los proyectos de intermodales para las principales ciudades gallegas es desigual. Las tres iniciativas más avanzadas son las de Vigo, Ourense, Santiago y A Coruña, aunque en este último caso todavía no hay un proyecto visible como los que se muestran en las imágenes superiores. No obstante, «la intención de la Xunta es también encontrar soluciones de intermodalidad en Ferrol y Pontevedra, así como avanzar en un proyecto para Lugo», explican desde la Consellería de Infraestruturas. En el caso de la terminal coruñesa, el proceso está algo más retrasado que los de Vigo, Ourense y Santiago. El proyecto constructivo aún está en fase de redacción, pues se empezó más tarde por las negociaciones con el Concello. De hecho, aún no se ha firmado un acuerdo. En principio, la Xunta se encargaría de la estación de autobuses y el Concello, de la urbanización de la plaza y los accesos. Aunque la principal discusión se centra en el aparcamiento. El ADIF exige explotarlo y, a cambio, la Xunta quiere que también lo ejecute. El Concello, en cambio, insistía en que el párking lo acometiera el Gobierno gallego.

En el caso de Vigo, con dos estaciones (Guixar y Urzaiz) con instalaciones provisionales, ya existe un posible adjudicatario para el centro Vialia que coronará los andenes subterráneos de Urzaiz, que se inauguraron hace más de año y medio con la apertura del tramo Padrón-Vigo del eje atlántico. Se trata del grupo francés Auchan, propietario de los supermercados Alcampo, que ahora está pendiente de que el consejo de administración del ADIF les adjudique definitivamente el proyecto. Muy cerca de este complejo se instalarán las dársenas de autobuses que convertirán a Urzaiz en intermodal, y en principio la Xunta pretende que sea la primera que entre en funcionamiento de Galicia. La paralización del PXOM complicó un poco el asunto, aunque finalmente todo se tramitará a través de la ley aprobada por la Xunta para desbloquear proyectos cruciales para la ciudad. 

Proyectos finalizados

En Ourense, la Xunta tiene ya en sus manos el diseño de la estación intermodal y se acaba de sacar a contratación el proyecto del aparcamiento subterráneo. En cuanto esté redactado (en unos seis meses), se licitarán las obras.

Respecto a la intermodal de Santiago, el proyecto constructivo se inició a principios del 2016 de acuerdo con las negociaciones a tres bandas entre la Xunta, el Concello y el Ministerio de Fomento, que fructificaron en un convenio por el que el ministerio se comprometía a adaptar por fases la estación ferroviaria a la alta velocidad. El concello, por su parte, asumía la adaptación urbanística y los accesos a la nueva terminal de autobuses. Y las tres partes se comprometían a cofinanciar la pasarela que conectaría ambas terminales. El proyecto constructivo de la intermodal compostelana está muy avanzado, pero las obras no podrán licitarse hasta que los trámites urbanísticos se hayan completado. Es necesario redactar un plan especial que, si se retrasa, podría suponer la pérdida de los fondos europeos de los que dispone la Xunta para estas estaciones, que vencen en el 2020. El Gobierno autónomo planea, no obstante, licitar las obras en el 2017.

Todos estos proyectos cuentan con un total de 1.675.000 euros en los Orzamentos del 2017. La estación de Compostela es la que más recibe: 500.000 euros.