La víctima del asesinato de Vigo rompió con el presunto agresor tras varios desencuentros

e. v. p. VIGO / LA VOZ

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En la empresa donde ambos trabajaban mantienen un absoluto mutismo sobre la identidad del arrestado, contra el que existen pruebas abrumadoras, según el juzgado

19 dic 2016 . Actualizado a las 09:18 h.

Pese a producirse el arresto, durante el domingo no trascendió oficialmente la identidad del detenido, pero se saben ya algunas cosas. El presunto agresor es un vecino de Vigo que carecía hasta ahora de antecedentes penales. En la empresa, tanto la dirección como los sindicatos mantienen absoluto mutismo sobre su identidad. Es de estatura alta, delgado y de mediana edad. No es especialmente corpulento, pero le ganaba en unos centímetros a la joven de Boqueixón. Por el momento, no ha confesado su autoría y, supuestamente, también tuvo la sangre fría para ocultar pruebas que pudiesen incriminarlo. Los agentes seguían buscando ayer por la tarde el arma blanca, de tamaño medio, en los contenedores y papeleras del barrio.

En todo caso, ayer por la noche el juzgado ya consideraba que había pruebas abrumadoras contra el sospechoso principal porque varias personas del entorno de Ana María lo enfocaban a él, sobre todo por su conflicto sentimental con ella. Unos tira y afloja que conocían sus más allegados, un amigo especial que también trabajaba en Vigo y que no había contestado a las llamadas el sábado.

El implicado, que llegó a pedir el asesoramiento de un abogado de su confianza, vio en comisaría cómo los investigadores estrechaban el cerco contra él. Mientras los demás sospechosos salían de los interrogatorios al poco tiempo, él permaneció custodiado hasta la madrugada.

Los agentes lograron un permiso judicial y revisaron de arriba a abajo su vehículo y su casa sin encontrar ni el móvil de la víctima ni el arma blanca.

Posibles marcas

Una de las posibles pruebas puede estar en que la víctima lo arañase al intentar defenderse y el agresor conservase marcas en su cara, el cuello o los brazos. No se descarta un forcejeo, porque ella tenía la correa del reloj rota, aunque apenas tuvo oportunidades de escapar a la emboscada que le tendió el autor del crimen. Recibió entre 8 y 10 puñaladas en el pecho y el cuello. La autopsia no indica signos de agresión sexual.

Los registros fueron infructuosos y los agentes tuvieron que dejar libre a su principal sospechoso. Volvió a casa y pasó la noche. Algunas fuentes creen que los remordimientos y el hecho de saber que estaba acorralado no le dejaron dormir. Atormentado, a primera hora de la mañana se levantó y, al parecer, se hizo cortes en el cuello y en las muñecas. Todo apunta a que con sus autolesiones pretendía quitarse la vida.

Poco después, ingresó en urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro para ser atendido de sus heridas. A las 11.30 horas, la policía lo detuvo por el asesinato. Los indicios acumulados apuntaban a él. Quedó escoltado en el centro sanitario hasta las 20.15 horas, cuando los agentes lo trasladaron esposado a la comisaría. El implicado ocultó su rostro con una toalla.

El juzgado estudiará hoy si el caso ha de tratarse como un caso de violencia machista o un crimen común, porque la relación entre víctima y sospechoso era más de conocidos del mismo entorno que de verdadera relación de pareja. Este es el segundo caso este año en que el agresor de una mujer trabajaba con ella. El Concello de Vigo ha organizado una concentración hoy a las 12.00 horas en la Praza do Rei en repulsa.