La comunidad musulmana de Arteixo: «Llevamos aquí veinte años. Si pasa algo en el pueblo, también nos pasa a nosotros»

maría santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

María Santalla / Paloma Ferro / Vítor Mejuto / Senén Rouco

«El primero que va a denunciar soy yo, porque me afecta a mí, mancha mi cara»

29 nov 2016 . Actualizado a las 08:28 h.

Abdel es argelino. Estudia español en la Escuela de Idiomas. Su hijo Salah, de quince años, es también alumno en ese centro, pero en su caso no estudia español, sino árabe. Su caso es la metáfora perfecta de la integración de una comunidad, la musulmana de Arteixo, que ya acumula en Galicia los años suficientes para que sus hijos, como Salah o su compañero Aness, no solo sean españoles en los papeles, sino en su idioma cotidiano, en su educación y en sus costumbres.

Entre los musulmanes de Arteixo, que forman una de las comunidades más numerosas de Galicia, nadie esperaba despertarse ayer con la noticia de la detención de un supuesto yihadista a las puertas de casa. «Para mí es una sorpresa hoy, como para cualquier ciudadano de Arteixo. Llevamos aquí veinte, veinticinco años, todos mis hijos son de aquí, son arteixáns, y nunca tuve problemas», dice El Hassan, de origen marroquí. Tanto él como Abdel Ghani son rotundos: «Esta gente no sé de dónde viene, no tiene nada que ver con la religión, no tiene nada que ver con el islam, son asesinos y hay que echarlos de aquí».

«Entre nosotros somos como una familia, y ninguno pensaba en estas cosas. Llevamos aquí muchos años y nunca tuvimos ningún problema», explica Abdel Kader, vicepresidente de la asociación Aboubaker, también de Arteixo. «Nosotros tenemos familia, tenemos niños; si pasa algo en el pueblo, nos pasa a nosotros también».

Los musulmanes de Arteixo hablan con la tranquilidad que les da saber que el detenido no tenía ninguna relación con su comunidad. «Menos mal que no venía a rezar aquí. Si fuese una persona de nuestro entorno, salida de aquí, eso sí que duele, pero no tenemos nada con esa persona», recalcan. Tanto Ghani como Hassan o Kader tienen claro que, en caso de que tengan alguna sospecha sobre algún musulmán que se acerque a la comunidad, ellos son los primeros interesados en denunciar: «El primero que va a denunciar soy yo, porque me afecta a mí, mancha mi cara», afirma El Hassan. Sus palabras las corroboran en la mezquita, cuyo tesorero, Salah, explica que, si hay alguien sobre el que tienen duda, ellos están en contacto con la policía. «A cualquier persona que viene aquí y no conocemos le pedimos los datos, y en cuanto hay algo llamamos. Si tú no tienes dentro nada malo, entonces estás limpio», añade.

En la colectividad musulmana de Arteixo prefieren ser prudentes a la hora de hablar de la situación siria y de los refugiados. Solo a Abdel Ghani se le escapa un reproche: «Niños comiendo hierba y el mundo calladito». Para sus hijos esperan un mundo mejor: «Vinimos aquí por ellos».

Mustafá Alhemdi: «Estamos atentos para que no se introduzcan en nuestros centros»

El portavoz de la comunidad musulmana en Galicia, Mustafá Alhemdi, incide también en que las detenciones de ayer «hacen mucho daño» a un colectivo que lucha por integrarse. Sin embargo, insiste en que no tienen «nada que ver»: «En Galicia existen 22 centros islámicos y todos están bien», aseguró ayer en declaraciones a la periodista de V Televisión Paloma Ferro.

Alhemdi hace hincapié en que los centros culturales islámicos de Galicia actúan en cierta medida como elementos de control contra la radicalización: «Nosotros estamos alerta para que no nos hagan daño y no se introduzcan en nuestros centros», afirma.

Para el responsable del centro islámico de A Coruña «no está clara la forma de traer a los refugiados». La manera en que se está haciendo, opina, «lo que hace es aumentar las bandas mafiosas, y nosotros no queremos bajo ningún concepto esto». «Los sirios son orgullosos y no les gusta salir como refugiados. La única forma de parar esto es parar la guerra de Siria. El juego del ajedrez entre las potencias que se detenga y que dejen al pueblo en paz. Si no atacamos el fondo de la cuestión, si no ponemos fin a la guerra, tendremos problemas».

Las comunidades musulmanas, asegura Alhemdi, se han ofrecido a colaborar con los Gobiernos a la hora de gestionar la llegada de refugiados, pero «se escudan en que tienen una serie de organizaciones trabajando en ello» y no han aceptado esa ayuda.