El exregidor de Muras paga 3.440 euros al alcalde por acusarlo en público de «robar a los gitanos»

X. Carreira LUGO / LA VOZ

GALICIA

PALACIOS

Alnag Azzam arremetió contra el nacionalista Manuel Requeijo durante un acto público

25 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El que fuera alcalde de Muras durante 24 años, Issam Alnag Azzam, aceptó ayer en un juzgado lucense pagar 3.440 euros por un delito de calumnia. El calumniado fue el hombre que le arrebató la alcaldía en las últimas elecciones municipales, el nacionalista Manuel Requeijo. Issam, de origen sirio, mantuvo sonados enfrentamientos con su opositor en el consistorio.

Los hechos que llevaron al banquillo al exregidor de Muras sucedieron en el mes de julio del 2014, en el transcurso de la inauguración de la aldea etnográfica de Carelle, un polémico proyecto desarrollado por Alnag Azzam. Este, durante el discurso público dijo: «Sabéis que los gitanos tienen mala fama, pero hay alguien que roba a los gitanos y ese es el concejal del Bloque de Muras, porque él gasta siete millones en normalizaciones lingüísticas para los gitanos y de esto van tres bocadillos para los gitanos y el resto para el bolsillo». Por aquel entonces Manuel Requeijo trabajaba en el secretariado gitano.

«Tiene la cara de decir que somos unos ladrones y miserables, pero él gasta siete millones en nada, en tres bocadillos. Nosotros gastamos aquí (en la aldea etnográfica) 2,5 millones, en todo este patrimonio con 60 hectáreas», expresó el que era alcalde en el discurso. Sus declaraciones motivaron una denuncia del afectado y el fiscal consideró que el regidor trató de desacreditar y hacer perder su estimación pública al concejal. Calificó los hechos como una calumnia y pidió una condena consistente en el pago de una multa de 21.700 euros que ayer redujo a 1.440. El exregidor aceptó esa pena y además indemnizará al ahora alcalde con 2.000 euros por los daños morales. Alnag Azzam, tendrá que pagar de su bolsillo la publicación de la sentencia en un medio de comunicación. En su día, el intento de conciliación no prosperó. El acusado dijo ayer que no podía negar los hechos «porque los grabó una infiltrada».