El AVE a Galicia pasa por Cantabria

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

ed carosia

La ausencia de ministros gallegos demuestra que ni a Rajoy ni a Feijoo les interesa dar carrete a las teorías sucesorias

07 nov 2016 . Actualizado a las 10:36 h.

Después de más de siete años con ministros gallegos al frente de Fomento, en los que desde el despacho del paseo de la Castellana de Madrid se invirtieron cientos de millones de euros en el AVE a Galicia y en los que tanto José Blanco como Ana Pastor dieron un impulso político incuestionable a una obra que sus antecesores en el cargo tenían guardada en un cajón, resulta que la última traviesa de la conexión por alta velocidad entre Galicia y la Meseta la va a poner un político nacido en Bilbao y que ha sido alcalde de Santander durante diez años. Siempre, claro, que se cumplan los plazos prometidos y el AVE a Galicia sea una realidad en el año 2018.

Asegura Feijoo, no se sabe si con sorna o sin ella, que el hecho de que Íñigo de la Serna sea «del norte» supone «una garantía de que las comunicaciones del Cantábrico, las comunicaciones del norte, sigan formando parte de la agenda y de las prioridades del Gobierno». No cabe duda de que el nuevo titular de Fomento, que además es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, es en efecto del norte, incluyendo en esa ubicación geográfica desde Fisterra hasta Irún, pero es posible, y hasta probable, que De la Serna esté más interesado en poner en marcha cuanto antes el proyecto del AVE desde Madrid hasta Cantabria que en la alta velocidad gallega. Sobre todo si, como parece evidente, llega al Gobierno para promocionarse de cara a las futuras elecciones autonómicas con la intención de desalojar del Gobierno a un Miguel Ángel Revilla al que Rajoy, por más anchoas que le lleve a la Moncloa, no aguanta. Y que ha convertido además la reivindicación del AVE a Cantabria en uno de los pilares que, sumado a su demagógico discurso, sus dotes de comediante y sus constantes apariciones en televisión, le permitieron arrebatar otra vez el Gobierno autonómico a los populares, que fueron los más votados, gracias a la reedición de su acuerdo con el PSOE.

De manera que Feijoo haría bien en no relajarse y en mantener bien alta la presión sobre De la Serna y sobre el propio Rajoy, no sea que al final sea más urgente comenzar el AVE cántabro que acabar el gallego.

El hecho de que ni en Fomento ni en ninguna otra cartera se hable gallego, por primera vez desde el año 1993, demuestra por otra parte que ni Rajoy ni Feijoo tienen el más mínimo interés en darle carrete a la hipótesis de la sucesión a medio plazo. No cabe duda de que si Feijoo le hubiera reclamado a Rajoy una cuota gallega en el Ejecutivo, la tendría. Pero ni es su estilo ni le interesa demasiado. Entre otras cosas porque, fuera quien fuera el elegido, se estaría ya hablando de que Feijoo empieza a tomar posiciones en Madrid de cara a su futuro desembarco. Y al líder del PP le interesa que ese debate cansino no ensombrezca su labor de Gobierno en su último mandato. Pero, además, es consciente de que, si quiere mantener sus opciones, no debe aparecer como el elegido de Rajoy. Porque, después de un Gobierno de continuidad a la mayor gloria del líder, un relevo en el PP que fuera visto también como de continuidad sería probablemente demasiado.

Garicano y el «derroche keynesiano» en Galicia

En relación con lo escrito más arriba, urge a estas alturas saber si el gurú económico de Ciudadanos, Luis Garicano, que se declara en total sintonía con el ministro de Economía, Luis de Guindos, sigue considerando que la inversión en el AVE a Galicia es un «derroche keynesiano» y que es «de locos» haber invertido en la línea de alta velocidad «entre Orense [sic] y Olmedo» en lugar de utilizar todo el dinero gastado en esa obra en I+D. Urge saberlo porque Luis Garicano nunca se ha retractado públicamente de esas afirmaciones. Pero, aunque hasta hace poco nadie tomaba en serio esa opinión, ahora resulta que el voto de Ciudadanos es necesario para aprobar cada euro en los Presupuestos.

Se busca un líder de la oposición: razón, Xunta

El ajustado resultado de las elecciones gallegas para dirimir quién es el segundo partido hacía presagiar una lucha cerrada entre el PSdeG y En Marea por hacerse con el liderazgo de la oposición. Pero lo que sucede a día de hoy es que nadie sabe quién es el que aspira a ser la alternativa a Alberto Núñez Feijoo, porque ninguno de los dos partidos está emitiendo señales que permitan considerarlos como aspirantes a liderar la oposición en Galicia. Luís Villares parece más preocupado por hacerse con el control de la nave en medio de las fuertes mareas y por su ajuar, y Fernández Leiceaga por sobrevivir al acoso de Caballero. Feijoo, de momento, no sabe a qué puerta tiene que llamar para hacer las fotos.

Patxi López aspira a liderar el PSOE sin haberse mojado

El desconcierto en el PSOE es total. El partido parece en estado de shock después pasar por la experiencia traumática de aquel comité federal en el que todos perdieron los papeles y los odios larvados salieron a relucir, como en esas cenas de Navidad que acaban con los cuñados lanzándose los platos a la cabeza. En medio de ese desconcierto, hay quien pretende pescar en río revuelto. Es el caso de Patxi López, que aspira ahora a hacerse con el liderazgo del partido mediante la sencilla fórmula de haber sostenido siempre un discurso ambiguo que valía lo mismo para situarse en las filas sanchistas que en las susanistas, pero sin mojarse con ninguno. Va a ser que no, dicen en ambos bandos.