Ignacio Parajó: «Tiene sentido que el sistema educativo se evalúe, no evaluar a los alumnos»

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

Representante de 115 escuelas gallegas, el secretario autonómico de Escolas Católicas defiende la educación por proyectos y la materia de Religión

13 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

José Ignacio Parajó, licenciado en Ciencias Físicas y director del colegio Miralba Hijas de Jesús de Vigo, es desde el pasado septiembre y durante los próximos ocho años secretario autonómico de Ferega-CECA, la federación que engloba a 115 colegios religiosos en la comunidad (60.000 alumnos) y que se conoce como Escolas Católicas. Firme defensor de la innovación pedagógica y la comunicación con padres y sociedad, Parajó reconoce que la escuela concertada tiende a mantenerse en segundo lugar y no sabe comunicar bien sus fortalezas.

-¿Los colegios religiosos suspenden en comunicación?

-Son colegios con mucha tradición, que atesoran un gran conocimiento pedagógico, pero que no comunican su imagen real. Posiblemente son los centros educativos donde hay más implantación de la tecnología (TIC), pero no lo cuentan y eso en la sociedad actual es imprescindible.

-En ese sentido, defienden formar a personas del siglo XXI, con modelos educativos adecuados, innovadores.

-Es la primera vez que el movimiento de renovación pedagógica es significativo y muy importante. Hay padres a los que les cuesta que haya cambios, pero otros muchos entienden que sus hijos necesitan una escuela diferente a la que tuvieron ellos. ¡Incluso que ellos habrían necesitado otra escuela!

-¿El futuro pasa obligatoriamente por el aprendizaje basado en proyectos (ABP)?

-Sí. El conocimiento no es estanco, todo está relacionado, y el trabajo tiene que ser en grupo, ya no es individual. Pero tenemos un currículo muy exhaustivo que hace más difícil este trabajo.

-¿Vivimos un momento dulce para la educación?

-Yo no diría dulce, sí emocionante y complejo, con mucha ilusión y energía.

-Muchos profesores emprenden nuevas didácticas, pero los expertos recuerdan que necesitan el apoyo de su equipo directivo para mantenerse.

-Está claro que si los equipos directivos no toman decisiones innovadoras es muy difícil cambiar. Nosotros formamos a profesores y equipos simultáneamente. Incluso, en algunos colegios son los directivos los que impulsan los cambios y eso es muy positivo.

-¿Y la Administración? ¿Qué papel está jugando la Xunta?

-Ante la innovación pedagógica responde muy bien, trata de impulsarla y animarla. Diferente es la autonomía organizativa: proponer nuevos programas, ampliaciones curriculares, horarios, aulas... Las normas son las que son y permiten poca flexibilidad.

-Y ahí están las reválidas.

-Tiene sentido que el sistema educativo se evalúe, que no es lo mismo que evaluar a los niños.

-¿Por qué entonces las pruebas llevan nombre y apellido?

-No defiendo que este sea el sistema adecuado. Tiene sentido además evaluar al sistema cuando muchas decisiones dependen de los centros. En otros países, los centros toman decisiones propias, según el profesorado, incluso a nivel de currículo, que es más flexible, amplio y menos exhaustivo. El binomio autonomía del centro y exigencia de la Administración produce buenos resultados. Pero cuando tienes un currículo muy centrado y una normativa rígida que tiende a uniformar los colegios, parece que debería ser suficiente. Bueno, es una reflexión.

-¿Vale la pena la ansiedad que genera en los niños?

-Los niños no tienen miedo porque saben que no tiene efecto.

-¿Y la reválida de ESO, una prueba para tener unos estudios obligatorios?

-Es diferente evaluar el sistema a que el título de un nivel obligatorio se vincule a un examen. ¿Hasta qué punto el Estado comunica el mensaje de que el sistema confía en los centros y profesores? Si fuese, así no sería necesario evaluar. Aunque estas pruebas se realizan en todo nuestro entorno.

«En mi colegio hay niños de otras religiones y algún musulmán. No hay polémica»

No hay ley educativa que no levante ampollas por la asignatura de Religión, en un sentido u otro. La Lomce, tan polémica, no ha sido excepción.

-En su ideario está la educación en valores, la importancia de formar alumnos para la sociedad del futuro, tan interconectada. Sin embargo, ¿no creen que el hecho de que la asignatura de Religión sea obligatoria en sus colegios les aleja de la sociedad real, hace que las clases sean demasiado uniformes?

-Se confunde la clase de Religión con una catequesis. La religión católica forma parte de nuestra historia y así se estudia, dependiendo de la edad. En mi colegio, por ejemplo, hay niños de otras religiones y algún musulmán. Nadie se opone. Además, cuando eliges un proyecto educativo confesional lo eliges, nadie te lo impone.

-¿No sería mejor crear una asignatura tipo Hecho Religioso y ya está?

-Una cosa es la polémica mediática y política y otra el funcionamiento de un colegio real. Esa polémica no forma parte de nuestro día a día. No hay tanta dificultad, se vive todo de una manera más natural, porque educamos en el mundo en el que estamos.

-Otra de las polémicas que surgen con cada ley: reciben fondos públicos. ¿Se consideran escuela pública?

-No. Somos escuelas privadas, pero para que el derecho a la libertad de elección de centro sea efectivo no puede haber un condicionante económico para las familias.

-¿Existe un enfrentamiento escuela pública-escuela privada?

-La red pública y la concertada son complementarias y el Estado las debe mantener. Nuestros alumnos vienen de la escuela pública o se van a la escuela pública. Una vez más, en la vida real no se dan esos problemas. Hay una buena relación y colaboración mutua.