«No queremos volver a Siria por la guerra»

tania taboada LUGO / LA VOZ

GALICIA

T.T.

Llevan más de un mes en la localidad lucense y dicen que están felices

06 sep 2016 . Actualizado a las 12:57 h.

Han llegado hace más de un mes al municipio lucense de Sarria y todavía se encuentran en proceso de adaptación y con trámites. Ha sido un viaje muy largo y un cambio drástico en sus vidas. Pero, a pesar de esto, dicen estar muy felices ahora. Son las dos familias sirias, emparentadas entre sí, y que hacen vida en Sarria desde el pasado 27 de julio. Residen en dos de los pisos que Caixa Rural ha cedido al Instituto Galego de Vivenda y Solo y cuyo alquiler social paga la Cruz Roja.

La Voz visitó a uno de estos matrimonios para que contase su toma de contacto con el municipio lucense. Muy amablemente abrieron las puertas de su casa para mostrar la vivienda donde residen y contar su primer mes de vida en esta localidad. «No queremos volver a Siria por la guerra. Hace cinco años que salimos del país. Aquí nos encontramos muy bien», relataba la pareja mientras enseñaba el salón, la cocina, el baño y las dos habitaciones -una con camas gemelas donde duermen los dos niños mayores- que tiene el piso.

«Nos levantamos sobre las ocho de la mañana y nos acostamos a las doce de la noche. Desayunamos leche y un pastel y para comer echamos mano de cualquier alimento, sea carne o pescado», explicaba Ghsan, el padre de la familia, que tiene 30 años y que se encontraba, al igual que la niña pequeña, con un poco de catarro. 

Lechuga, champiñones, arroz

Al tiempo que explicaba sus hábitos, abría la nevera, donde se encontraba leche, lechuga, champiñones, arroz... También guarda allí diferentes medicamentos para intentar combatir los síntomas del pequeño resfriado.

A las doce y cuarto la familia estaba citada para arreglar los trámites para obtener la tarjeta sanitaria. En un papel aparte tenía apuntada la documentación obligatoria que tenían que presentar. Sobre las once y media se encontraban ultimando los preparativos para salir a la calle. La madre de familia, Mroa, de 21 años, peinaba a su hija Axa de cinco años en la sala. Le hacía dos coletas. Los otros dos menores, Moaz, un niño de tres y Lolo, una niña de un año y tres meses, se entretenían jugando y viendo los dibujos animados en la televisión que tienen en la sala. Antes de salir a la calle, la madre le cambió la camiseta a la niña pequeña. El padre se encontraba descalzo y vestido con pantalón y camisa, al igual que su hijo. La madre tenía puesto un pantalón negro y jersey de rayas. Antes de salir a la calle se preparó y echó mano de una especie de túnica -que vistió sobre la ropa puesta- y del pañuelo. 

Hogares cercanos

Las viviendas de las dos familias de refugiados de Sarria están separadas por unos cien metros de distancia, aproximadamente, por lo que pueden verse todos los días y en cada momento, sin necesidad de utilizar ningún transporte.

La próxima semana, los once refugiados sirios acudirán a la ciudad de A Coruña para realizar una visita que tenían prevista desde hace tiempo. Otra vida. Otros lugares.