Dos familias emparentadas que vivirán a 100 metros de distancia

Dolores Cela Castro
Dolores Cela LUGO / LA VOZ

GALICIA

LUGO

Personal de Cruz Roja lleva más de una semana habilitando los pisos para sus nuevos moradores

27 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las dos familias sirias, emparentadas entre sí, dispondrán de viviendas independientes, situadas a unos cien metros la una de la otra, en la localidad de Sarria. El martes, a primeras horas de la tarde, personal de Cruz Roja todavía estaba dándole los últimos retoques a uno de los pisos, bastante antiguo, pero con ascensor y calefacción; con tres dormitorios, un salón comedor, cuarto de baño y una cocina. En él entró un matrimonio con cuatro hijos pequeños y un bebé, que pudo dormir en una cuna, al lado de la cama de sus padres, en una casa con puerta y tabiques de hormigón.

El personal de Cruz Roja llevaba más de una semana preparando las dos casas, que pertenecen a Caixa Rural Galega, que se las ha cedido al IGVS y cuyo alquiler social paga la organización no gubernamental, para la llegada de los refugiados. Tuvieron que pintarlas, limpiarlas y dotarla de algunos muebles y electrodomésticos. La familia con cuatro hijos estrenará los suyos: lavadora, nevera, frigorífico y termo eléctrico.

Nevera con comida

Cruz Roja, que trata de salvaguardar la intimidad de las dos familias, entre otras razones por la seguridad de quienes no pudieron salir de Siria y de las amistades que todavía permanecen allí, también llenó la nevera de los refugiados con artículos de primera necesidad para que las familias tuvieran algo que comer -leche sobre todo para los niños- después del largo viaje que emprendieron desde el campo de refugiados.

Desde el martes por la noche las dos familias emprenden una nueva vida en Sarria de la mano de la organización no gubernamental que les prestará atención al menos durante los próximos 24 meses, siguiendo lo estipulado en el Estatuto del Refugiado. Las dos familias dispondrán de un traductor, que permanecerá con ellos durante el denominado proceso de integración.

Los refugiados que llegaron a la localidad lucense el martes por la noche solamente hablan sirio. En los seis primeros meses les tramitarán el permiso de trabajo y les darán clases de castellano.

Los equipos de empleo de Cruz Roja estudiarán los perfiles laborales de los adultos para ayudarles a encontrar un empleo que les permita obtener unos ingresos para que puedan vivir con autonomía en su país de acogida.

Sarria, según algunas fuentes, fue el lugar elegido para acoger a los primeros refugiados gallegos, entre otras razones porque disponían de pisos libres y porque la localidad está acostumbrada a recibir peregrinos.