La reivindicación política y el culto al Apóstol marcan el gran día de Galicia

Mario Beramendi Álvarez
maRIO BERAMENDI SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOÁN A. SOLER

Miguel Santalices protagonizará la ofrenda en una jornada que volverá a mostrar la división del nacionalismo

25 jul 2016 . Actualizado a las 09:19 h.

Galicia conmemora su día más grande. Una jornada en la que la solemnidad institucional y la devoción religiosa se funden con las reivindicaciones políticas del nacionalismo. Dos formas de entender una fiesta que dan al casco viejo de Santiago, cada 25 de julio, una diversidad en la que se mezclan miles de turistas. Alberto Núñez Feijoo no ejercerá este año como oferente, en calidad de delegado regio, función que este año asume Miguel Santalices, después de que delegase en el Felipe VI. Cuando concluya la ceremonia en la Catedral, desde la Alameda, el BNG arrancará su manifestación del 25 de julio, Día da Patria Galega; lo hará en solitario en el que es su momento más crítico desde que nació en 1982.

La ofrenda al Apóstol estará marcada también de nuevo por la ausencia del alcalde de Santiago, que por segundo año consecutivo, desde la instauración de la democracia, no acudirá a los actos religiosos al entender que deben separarse de la esfera civil; la representación municipal en la ofrenda será asumida por socialistas y populares, aunque Martiño Noriega sí estará después en la recepción posterior en el área consistorial del Pazo de Raxoi.

El trasfondo electoral

Los focos apuntaran de nuevo a los actos políticos. La fiesta del pasado año estuvo marcada por la ausencia de Noriega de la Catedral, pero también por la tradicional movilización del 25 de julio, en la que el BNG, en un gesto para favorecer la unidad del nacionalismo, optó por renunciar a su protagonismo y cedió el púlpito en A Quintana. En la manifestación del pasado año tomaron parte no solo Anova sino representantes de Esquerda Unida y de Podemos.

Algo insólito y que obedecía a las negociaciones en marcha para conformar la candidatura para las generales del 20D, pero en realidad, ni parte de la dirección del BNG estaba dispuesta a confluir con Podemos, ni estos veían con buenos ojos incorporarse al frente, al que consideraban una rémora electoral. Con las autonómicas a solo dos meses, las fuerzas volverán a tener su agenda propia, sin mezclarse, con el objetivo de no confundir al electorado.

El BNG llamará desde A Quintana a la reunificación del nacionalismo con la línea roja de no alcanzar acuerdos ni alianzas con fuerzas de obediencia estatal. Nada nuevo en el discurso del frente, que se mantiene inamovible en sus tesis pese a la constante pérdida de apoyo electoral.

Beiras volverá a acaparar de nuevo la atención. A solo unos días de que la marea autonómica celebre en Vigo su asamblea constituyente, el veterano político nacionalista todavía no ha despejado la incógnita de cuál es el papel que quiere desempeñar en el proyecto político. Molesto con Podemos y con su líder, Pablo Iglesias, al que acusa de haber abandonado la concepción plurinacional de España y haber contribuido al descenso electoral de En Marea, Beiras será el protagonista del acto de Anova en el compostelano parque de Galeras.

La formación nacionalista ha intentado hasta última hora organizar un acto conjunto con sus socios de En Marea, Esquerda Unida (EU) y Podemos, pero estos han declinado, reacios a otorgar a Beiras un papel protagonista en plena negociación para crear la marea autonómica. Ni EU ni el partido de Pablo Iglesias lo quieren como candidato a la Xunta. Anova aprovechará los actos del 25 de julio para acentuar su perfil nacionalista, un camino en el que no están sus socios.

La fiesta de Galicia volverá a evidenciar la fractura de las fuerzas de la izquierda en un día de fiesta, pero que puede considerare también de campaña electoral para las elecciones autonómicas. El nacionalismo, desde que se rompió el BNG en Amio en el año 2012, continúa dividido. Y este año volverá a desfilar por separado.

El BNG vuelve a tener a Bildu y a la CUP entre las fuerzas invitadas a su manifestación

Cuando concluya la manifestación del BNG, en A Quintana, Ana Pontón subirá al escenario como candidata a la Xunta. Será la primera vez en la historia de la autonomía gallega que una fuerza política presente a una mujer para aspirar a la presidencia.

«O Día da Patria mostrará que o Bloque é a alternativa para un cambio real», sostiene la portavoz nacional de la organización, que animó así a quienes nunca acudieron para que se sumasen: «Mellor que cazar pikachus no Pokemon.go saiamos a rúa a mostrar a estreleira». El acto en A Quintana estará conducido por Xurxo Souto y entre las delegaciones invitadas estarán EH Bildu y el PNV, del País Vasco; ERC y la CUP, de Cataluña; y otros partidos de vocación nacionalista como Mes per Mallorca o el Bloc Nacionalista Valenciá. Del ámbito internacional estarán Bloco de Esquerdas y PCP, de Portugal y delegaciones de partidos nacionalistas europeos, muchos de ellos integrados en ALE, una coalición europea de la que forman parte el BNG y otras fuerzas.

Leiceaga preside el acto tradicional de los socialistas en Rianxo, ante el busto de Castelao

Como viene siendo habitual desde hace ya 17 años, los socialistas gallegos volverán a celebrar su acto central del Día de Galicia en la localidad coruñesa de Rianxo, villa natal de Castelao. Allí, frente al busto del histórico líder del nacionalismo gallego, intervendrán el candidato a la Xunta, Xaquín Fernández Leiceaga, y la secretaria xeral del PSdeG, Pilar Cancela, una vez hecha la tradicional ofrenda floral.

El cabeza de cartel socialista para las elecciones autonómicas, recientemente elegido en primarias frente a Méndez Romeu, pronunciará un discurso en el que reivindicará que Galicia esté siempre al primer nivel de autogobierno ante un horizonte marcado por las reformas territoriales en todo el Estado. Xaquín Fernández Leiceaga considera que, hasta ahora, Galicia ha construido administración, pero advierte que ha llegado la hora de construir «autonomía».

Los socialistas apostarán por izar la bandera del autogobierno para diseñar políticas que permitan a Galicia atender sus especificidades y combatir los efectos de la crisis