Niños del Club de Remo de Ribadeo rescatan a un hombre hundido en el fango

Mar García Balseiro
Mar G. Balseiro VIVEIRO / LA VOZ

GALICIA

FOTO MIGUEL

Daban un paseo por las Aceas cuando vieron los apuros del hombre, cuyo bote varó con la marea baja

25 jul 2016 . Actualizado a las 13:14 h.

Un grupo de niños del Club de Remo de Ribadeo se convirtieron ayer en pequeños héroes al ir al rescate de un hombre, que tras varar su bote con la marea baja, quedó atrapado en el fango hasta la cintura y sin poder salir.

Fue una «aventura» con final feliz para todos, pero no estuvo exenta de riesgos para ellos mismos, como reconocía Antonio Cao, responsable de protección Civil de Ribadeo: «Os nenos fixérono ben, pero sin medir consecuencias». La historia comenzó poco después de la una de la tarde, cuando Luis, un ribadense que había salido con su bote en una mañana con el mar en calma y la temperatura ideal para navegar por la ría con su familia, se vio sorprendido por la marea baja. Cao explicó que mientras el resto de los ocupantes lograron salir por sus medios hacia la playa, el dueño del bote quiso empujarlo hacia la orilla y el suelo fangoso lo dejó atrapado.

Se alertó a Protección Civil y también al parque de bomberos de Barreiros, pero no contaron con la iniciativa del grupo de niños que salió al rescate del hombre enterrado en el fango. Los adolescentes -Nerea, Juan, Antonio, Cristina, Iñaki, Lucía, Íker, Martín, Alez, Javi, y dos niñas que se llaman María- estaban dando un paseo por la zona mientras los padres preparaban una barbacoa para la comida de fin de temporada del club. Entonces vieron al hombre en apuros. No se lo pensaron y entraron en la ría, sin pensar que corrían el mismo riesgo. Uno de ellos, explicó Cao, tuvo la iniciativa de llamar al padre y explicar la situación. Finalmente con una cuerda, y atados, tirando todos a una, lograron sacar al hombre del barro que lo atrapó. El presidente del club, Roberto Astorga, destacaba la acción como ejemplo «del trabajo en equipo para resolver un problema, no echarse atrás y coger el toro por los cuernos». Aunque uno de los niños, Antonio, se llevó como pequeño recuerdo un corte en un dedo.