La compra de la AP-9 y el resto de Itínere oscilará entre los 1.000 y 1.500 millones

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

XOAN CARLOS GIL

Globalvía presentó una carta de interés para estudiar la empresa y hacer una oferta en firme

13 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Globalvía, participada por los fondos de inversión extranjeros USS, OPTrust y PGGM, presentó una carta de interés en la que pide a los socios de Itínere realizar un estudio de la empresa, en profundidad y de manera exclusiva, para realizar con posterioridad -en un período corto de tiempo- una oferta de compra en firme. Globalvía quiere hacerse con la gestión de las seis autopistas del norte de España que están ahora en manos de Itínere, entre las que se encuentra la AP-9, la vía de altas prestaciones que vertebra Galicia de norte a sur.

La compañía ofertante, según fuentes conocedoras de esta operación, parte de una horquilla de 1.000 millones de euros, cantidad que podría situarse finalmente en los 1.500 millones. Es en este impás donde se encuentra ahora la negociación, «todavía muy incipiente» y que se ajusta a lo que es habitual en este tipo de procesos de compraventa. El importe de la adquisición lleva aparejada una deuda que ronda los 3.000 millones de euros y que ha sido refinanciada a principios de este año -en marzo entró el fondo de pensiones Australian Super con un préstamo bullet de 300 millones- que le da una estabilidad financiera hasta el año 2025.

Es precisamente esta posición financiera -envidiable en tiempos de crisis- lo que hace que la firma sea deseada por el capital extranjero dispuesto a invertir «mucho dinero» en infraestructuras existentes en España, señalan los expertos consultados. Los potenciales compradores tienen en cuenta también el saneamiento realizado a lo largo del tiempo, el incremento de tráfico en las autopistas en cartera, los años que todavía durarán las concesiones y la evolución de la inflación, muy contenida e incluso en negativo.

Porcentaje de la oferta

Hasta el momento no ha trascendido cuál es el porcentaje exacto que quiere comprar Globalvía. Sí se sabe que tienen la carta de interés tres accionistas minoritarios: Abanca, que tiene una participación del 23,8 %; Sacyr, con un 15,5 %, y Liberbank, con el 5.8 %. Todos ellos suman el 45 %. Pero, incluso adquiriendo este paquete de acciones, Globalvía no tendría el control de las autopistas gallegas. Al menos a simple vista, porque la estrategia de su oferta puede ser más compleja. Así, si no se acogen a la oferta todos los accionistas, Globalvía podría intentar que se sumase Kutxabank, que participa en Itínere a través de un vehículo de inversión, Arecibo, impulsado junto a la norteamericana Corsair. Entre este fondo de EE.UU. y la entidad financiera vasca concentran un 54 % de Itínere. Si Kutxabank abandonase Arecibo, Corsair cambiaría su posición mayoritaria por la contraria.

Esta partida no ha hecho más que empezar y su planificación corre a cargo de Juan Béjar, hoy presidente no ejecutivo de Globalvía y experto en operaciones corporativas complejas. Fue este directivo el que estando en Citigroup compró Itínere a Sacyr. De Citi se fue a FCC, compañía que en ese momento controlaba el 50 % de Globalvía. Ahora, desde esta firma, quiere volver a comprar Itínere a sus anteriores jefes (Citi), que se hicieron con la concesionaria de autopistas en el año 2008 cuando estaba en manos de Luis del Rivero, un empresario asfixiado por 20.000 millones de euros de deuda.

En esta estrategia, Juan Béjar tiene el apoyo de la empresa Sacyr, dispuesta a deshacer sus posiciones sobre todo después de que su relación con la cúpula de Itínere comenzase a deteriorarse en el año 2014 cuando, según recordó el diario Expansión, la concesionaria adjudicó las obras de ampliación del puente de Rande a una unión temporal de empresas (UTE) que está formada por ACS y por el grupo Puentes. El importe de la adjudicación superó los 90 millones de euros.

La gestión sigue adelante

La operación de compra lanzada por Globalvía no parece que vaya a tener una incidencia directa en la gestión de las autopistas gallegas, al menos a corto plazo, como avanzaron fuentes de Itínere pocas horas después de conocer el interés de los tres fondos extranjeros que integran Globalvía. El argumento es que las decisiones sobre los peajes, sobre la conservación de las autopistas o sobre la ejecución de las obras de mejora y ampliación que ya han sido contratadas o que están en marcha no se verán afectadas aun en el caso de que se formalice la venta. De todas formas, la operación de compra iniciada por Globalvía no ha hecho más que empezar, y de continuar adelante se completaría en un plazo de meses. En todo caso, las obras que están ya comprometidas, y que «ya están en el BOE», como aclaró gráficamente una fuente de la concesionaria, no tienen ningún problema. En ese caso se encuentran los trabajos de ampliación de capacidad que se están realizando en la AP-9 a su paso por Santiago, y las que se ejecutan en el puente de Rande para mejorar los accesos a Vigo.