Llegan las «oposiciones del siglo» en Galicia

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

Los aspirantes a un puesto en Educación se la juegan mañana en el examen con más plazas que se recuerda en Galicia

22 jun 2016 . Actualizado a las 08:57 h.

Todo está a punto para que mañana, a partir de las nueve de la mañana, profesores de infantil, primaria, secundaria, formación profesional; inspectores u orientadores cojan aire y se enfrenten a las pruebas más decisivas de sus vidas; sobre todo, porque es su gran oportunidad para conseguir una plaza, ya que las 1.112 convocadas por la Consellería de Educación duplican las ofertadas en el 2015 y multiplican, por mucho, las aprobadas en la comunidad gallega en los últimos tiempos. Según aseguró el conselleiro de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria, Román Rodríguez, «con la oferta de este año se pretende mejorar la estabilidad laboral de los decentes y recuperar el número de profesores que había en el 2009». A por ello. 

58 centros educativos

Más de 15.000 opositores de las diferentes ramas de educación se repartirán por los 58 centros -colegios, institutos y facultades- habilitados en Galicia para estos exámenes. Una vez lleguen a los centros a los que han sido llamados, se enfrentarán al tribunal que les dará el pase a una nueva vida. O no. Cada tribunal consta de cinco miembros: cuatro vocales, escogidos por sorteo, y un presidente que elige la Consellería que, en caso extremo, es el que tiene la última palabra.

Este año, los opositores se juegan más que nunca. Hay una plaza por cada 13,5 aspirantes, aunque la cifra se distribuye de la manera irregular según las especialidades. Sin duda, esta es la ocasión para que todos aprieten las tuercas, pero los que se presenten a la materia de francés, especialmente. Uno de cada cinco personas que se presenten obtendrá una plaza, mientras que, de los que se presenten a las oposiciones de Primaria, tendrán que luchar por un puesto en la Administración para cada 46.

Parte del esfuerzo de estos licenciados pasa por aprender a controlar los nervios y el miedo a quedarse en blanco; una tarea nada fácil que puede hacer girar las tornas en una prueba. Uno de los profesores que está llamado a formar parte mañana de un tribunal de biología, explica que «nosotros solo vamos a fijarnos en criterios objetivos, aunque está claro que si en la exposición dos lo hacen igual de bien y uno es un manojo de nervios, el que aprueba es el que está más tranquilo». Las pruebas orales son de las más temidas por los opositores, en parte, porque en los institutos y universidades españolas no se suele trabajar mediante ponencias. En este tipo de oposiciones todos los aspirantes tendrán que presentar su examen escrito ante el tribunal a la hora y el día en el que hayan sido citados. A posteriori, los que hayan aprobado esta primera parte, que es evaluada en el mismo momento en el que se presenta, expondrán la didáctica. Pero ese día queda aún demasiado lejano. 

Vigilar a quien vigila

Lo que toca en este momento es centrarse en las pruebas escritas de mañana que, como el resto de exámenes para formar parte de un cuerpo de la Administración, requiere vigilancia. ¿Los docentes, observados para evitar que copien? Sí. Será el propio tribunal el que se encargue de esta tarea, paseando por las aulas y evitando cualquier tipo de trampa.