El hombre que amenazó con explotar un avión acudía a una fiesta familiar

Javier Romero Doniz
Javier Romero RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

Los dos agentes de la Policía Nacional que detuvieron al pasajero que hizo una amenaza de bomba
Los dos agentes de la Policía Nacional que detuvieron al pasajero que hizo una amenaza de bomba PACO RODRÍGUEZ

Natural de Portosín, está acusado de un delito de falsa amenaza de bomba

08 may 2016 . Actualizado a las 10:13 h.

J.J.A.V. planificó hace tiempo un nuevo viaje a su tierra natal, Galicia. El motivo era una celebración familiar -algunas fuentes apuntan a un bautizo o una boda- a la que ya había comprometido su presencia. Aunque para ello tuviera que desplazarse en avión desde su lugar de residencia, Tenerife, a donde emigró hace unos seis años para iniciar una nueva vida profesional. Portosín, localidad del municipio coruñés de Porto do Son, en la comarca de Noia, es la población que lo vio nacer y a la que, según parece, tenía intención de desplazarse tras aterrizar en el aeropuerto de Lavacolla, en Santiago. El problema es que en pleno vuelo tuvo la ocurrencia de levantarse y gritar: «Soy terrorista, tengo una bomba y va a explotar el avión».

Lo que sucedió después ya lo contaron en primera persona los dos agentes que redujeron a este individuo en pleno vuelo. Lo que no había trascendido todavía es que J.J.A.V. viajaba acompañado por un allegado para, presuntamente, hacerle compañía y comprobar que mantenía un comportamiento adecuado. Lo que pasó después solo el detenido sabe a qué responde, aunque parece claro que J.J.A.V. lo habría improvisado estando ya en el avión y después de consumir alcohol.

Cambio de actitud

Una vez que los dos agentes de la Policía Nacional realizaron su trabajo, y J.J.A.V. se tranquilizó, parece ser que el detenido mantuvo una actitud «dicharachera», e incluso les habría confesado a los agentes que está sometido a una medicación para paliar unas dolencias derivadas de un accidente de tráfico que habría sufrido en las Islas Canarias. Lo que parece claro es que la mezcla de alcohol y los citados medicamentos provocó una reacción inapropiada que generó un gran susto al resto de viajeros y movilizó, en tierra, a numerosos efectivos de las fuerzas del orden.

El cambio de actitud que evidenció el detenido, tras superar los efectos del alcohol y los medicamentos, hace pensar que se trata de una persona que perdió el control, pero que no encaja con el perfil de sospechoso de cometer un acto terrorista. Aún así, y como sucede en todos estos casos, se activó el protocolo antiterrorista, que implicó que el avión aterrizase en una zona apartada para ser sometido a un registro y comprobar que no había artefactos peligrosos.

Otro hecho que alimenta la tesis de que lo ocurrido fue un hecho aislado es que J.J.A.V., al bajarse del avión, no fue tratado como un presunto terrorista, ya que en este caso no se aplicó el protocolo habitual que implicaría unas medidas contra él mucho más duras. De hecho, este vecino de Portosín fue puesto a disposición judicial a las pocas horas en Santiago acusado de un delito de desórdenes públicos en su modalidad de falsa amenaza de bomba, quedando en libertad a la espera de que vuelva a ser citado por el juzgado que instruye la causa.

Las fuentes consultadas, aunque no le quitan importancia a lo ocurrido, puntualizan que si los investigadores hubiesen percibido que J.J.A.V., estando en plenitud de sus funciones, hubiese hecho lo mismo le habrían podido imputar un delito contra la navegación aérea, algo que no se ha dado.

Un castigo que iría de 6 meses a 3 años de prisión

Atendiendo al delito por el que fue denunciado este vecino de la comarca de Noia, y dependiendo siempre de la interpretación que la Fiscalía haga en su escrito de calificación, J.J.A.V. podría ser jugado por el artículo 557.1, de desórdenes públicos, que implica una condena que puede ir de 6 meses a 3 años de prisión; o el delito 561, que implica prisión de 3 meses y un día a un año, o multa de 3 a 18 meses.