Fernando González Laxe: «Los candidatos deberían irse a su casa por no lograr un acuerdo de Gobierno»

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

Dice que repetir las elecciones el 26J es un «desastre» que han provocado quienes «no valen para la política»

08 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El nombre de González Laxe (A Coruña, 1952) estuvo de actualidad esta semana porque el Parlamento gallego recogió en un libro sus principales discursos pronunciados entre 1987 y 1990, cuando presidió la Xunta con el apoyo del primer Gobierno de coalición que se formó en España, compuesto por socialistas y nacionalistas moderados.

-¿Qué diferencias hay entre aquella etapa y la política actual?

-Fundamentalmente dos, la responsabilidad y el compromiso. Digo que entonces fuimos responsables porque tratábamos de atacar los problemas del presente y definir los del futuro, siempre a través del acuerdo. Y a la vez éramos comprometidos, porque buscamos el acuerdo de máximos, no el de mínimos, y hoy todo se queda en la superficialidad. Se tiende a diferenciar la vieja de la nueva política, yo creo que hay diferenciar la buena de la mala política.

-¿Cree que se ha perdido el interés por la política del acuerdo y el consenso?

-Nosotros lo teníamos porque, aún siendo jóvenes, sentíamos el peso de la memoria histórica. Eso hoy no se tiene en cuenta, el objetivo no es llegar a acuerdo, sino hacer políticas personalistas, como vimos en estos cuatro meses de legislatura cortísima.

-¿Qué sabor le deja la repetición de las elecciones?

-El sabor de que es un auténtico fracaso el de los políticos, en mis tiempos serían suspendidos todos. Le dirían «usted no vale para hacer política, porque la política es hacer las cosas plausibles, así que pase el siguiente».

-¿Deberían cambiar los aspirantes?

-Por supuesto, deberían irse a su casa los candidatos por no lograr un acuerdo para formar Gobierno. Es evidente que no valen para hacer política, no han estado pendientes de que aumenta el paro, de que hay que posicionar a España en el contexto internacional o de que Europa necesita avanzar porque tenemos una crisis de refugiados. Les da todo igual, y eso no puede ser.

-Lo noto irritado...

-Es que esto es un desastre, un desastre protagonizado por las 350 personas que está allí (en el Congreso), que nos han demostrado a todos los españoles que no están capacitados para ser diputados porque anteponen su interés personal al del conjunto.

-¿Qué espera de la repetición de las elecciones el 26J?

-Espero que los socialistas sepamos acertar en los mensajes, en la defensa de las ideas, porque ya no vale repetir una cantinela de cosas. Y en segundo lugar, espero que haya un gobierno, que va a ser de coalición, y que no sea un gobierno de mínimos, sino de máximos, que implique a cuanta más gente mejor.

-¿Qué es lo que hizo posible que funcionara su Gobierno de la coalición tripartita?

-La voluntad de la gente, porque éramos un Gobierno de gestión, al que le tocó abordar muchos asuntos por el ingreso de España en la CEE. Y éramos también un Gobierno de transparencia, que estaba todo el día en el Parlamento rindiendo cuentas. Decía Siro, el dibujante, que éramos como una big band de jazz en la que cada uno tocaba un instrumento, pero con cierta armonía.

-¿Raro sería que no encarara alguna desafinación?

-Siempre trabajamos con lealtad y nunca perdimos una votación, y quizás la única desafinación ocurrió una vez, cuando un conselleiro se fue a una manifestación a protestar contra el Gobierno, y le dijimos que había que estar aquí y no allá, y que tenía diez minutos para decidir.

-¿Imagino que el nombre de ese conselleiro no será un secreto?

-Bueno, tengo que decir que era una protesta en defensa del idioma gallego y el conselleiro era nuestro querido Rodríguez Peña, que actuó con cierta ingenuidad. Le dijimos que el Gobierno está para hacer las cosas y no para protestar, y lo entendió de inmediato.

-¿Destacaría alguna ley con especial cariño del tripartito?

-Fue destacada la ley de creación de las dos nuevas universidades o el Servizo Galego de Saúde, pero creo que la más valiente, y que después se frenó, fue la de coordinación de las diputaciones provinciales, que eran una especie de reinos de taifas, porque cada una podía hacer su propia política ganadera, pesquera o forestal contrarias incluso a la política autonómica. Se trataba de coordinarlas, pero Fraga Iribarne volvió a darles poder.

-¿Y siguen siendo unos reinos de taifas?

-Sí, evidentemente, y además con necesidad de ser suprimidas para que sus competencias vayan a la autonomía y, otras pequeñas, a las entidades locales. Pero quizás lo que recuerdo con más cariño no es una ley, sino un pequeño artículo, que recogía el poder del presidente de la Xunta para disolver el Parlamento, fue esencial para nuestra autonomía política.

-¿Cómo ve el proceso de primarias que acaba de abrir el PSdeG?

-Está muy bien, y es bueno que haya tres candidatos, aunque echo en falta alguna mujer.

-¿Quién es su favorito, Leiceaga, Caballero o Méndez Romeu?

-Tengo muy buena relación con los tres, cada uno de ellos tiene una virtud, Leiceaga, la preparación; Gonzalo, el compromiso; y Méndez, la experiencia. La pena es que no podamos escoger a una sola persona con todas estas cualidades a la vez, porque parece evidente que esta vez nos va a tocar gobernar.

-¿A usted le siguen llamando para ser candidato?

-Sí, bastantes personas, y no solo esta vez, también en las anteriores y en las de más atrás.

-¿Y qué les dice?

-Que es muy difícil que uno que fue tenga que volver a ser. Que la renovación no significa que vuelva lo de antes, el que ya estuvo puede estar en el consejo asesor, dando su opinión, pero no volver.

 

«Las mareas tienen pleamar y bajamar. La pleamar ya fue; ahora lo que viene es la bajamar»

González Laxe dice estar preocupado por la situación del PSdeG, pero más aún por la indefinición del espacio de En Marea.

-¿Cómo ve al PSdeG?

-Lo veo con una cierta preocupación, realmente.

-¿Preocupación en qué sentido?

-Veo que no damos soluciones inmediatas a los problemas y cada uno solo está pendiente de lo suyo. Y yo creo que hay que hablar más de los problemas de la gente, hay que bajar del pedestal y estar con la gente.

-Ya, ¿pero cómo?

-Hay que cambiar el discurso. Hoy tenemos sanidad, educación y servicios sociales, que era por lo que peleábamos nosotros, y de lo que se trata es de gestionar bien. En Inglaterra, Francia o Estados Unidos los partidos están renovando sus discursos, la socialdemocracia tiene que pensarse de nuevo, y aquí seguimos anclados en el pasado, en el no acuerdo, en decir a priori con quien no vamos a pactar y no lo que queremos hacer.

-¿Le hubiera gustado un acuerdo del PSOE con Podemos?

-Sí, pero siempre y cuando pivotara sobre el eje del PSOE. Porque a mí no me gustaría que llevara las riendas de ese Gobierno quien solo piensa en sobrepasar al PSOE, quien pone por delante los puestos y las sillas. Insisto, si nuestro Gobierno funcionó fue porque hubo lealtad que ahora derivó en amistad.

-¿Cree que el PSdeG puede conjurar la amenaza de quedar desplazado por En Marea?

-Sí, porque las mareas tiene pleamares y bajamares. La pleamar ya fue; ahora lo que viene es la bajamar. Y además ellos tienen muchas dificultades.

-¿A qué dificultades se refiere?

-A que esos gobiernos, hasta el momento, no han demostrado capacidad de gestión, y su coalición adolece de proyecto alternativo. Están más peleados y enguedellados en sí mismos que en impulsar una alternativa política para Galicia. Ni siquiera tienen un proyecto de ciudad en A Coruña o en Santiago, y eso lo que hace es alentar la emigración, porque no hay expectativas de asentamiento de empresas ni de creación de empleo.

-Usted que militó junto a Beiras en el PSG, ¿lo imagina de nuevo como candidato a la Xunta?

-No, pero no porque no tenga capacidad, que la tiene, sino porque es consciente de que no es el momento para ser presidente de la Xunta, fundamentalmente por su edad. Xosé Manuel Beiras insultó a Fraga por concurrir con casi 80 años; hay que tener cuidado con lo que se dice.