«Solo me siento periodista»

GALICIA

VÍTOR MEJUTO

Haciendo una excepción en su larga carrera, el editor de La Voz ha mantenido una entrevista con motivo de la publicación de su libro, «Yo protesto»

07 may 2016 . Actualizado a las 10:00 h.

«Nací encima de una rotativa». Lo ha recordado muchas veces Santiago Rey Fernández-Latorre al explicar la íntima vinculación de su trayectoria vital con el mundo de la prensa durante más de cincuenta años. Haciendo una excepción en su larga carrera, el editor de La Voz de Galicia ha mantenido una extensa entrevista con motivo de la publicación de su libro Yo Protesto. En el encuentro participaron, además de los firmantes de esta entrevista, el director de La Voz, Xosé Luís Vilela; la directora de V Televisión, Fernanda Tabarés, y la jefa de programas de Radio Voz, Antía Díaz Leal. Con ellos, el presidente de La Voz habló de su vida al frente del diario, de su visión del periodismo y del libro en el que reúne sus artículos editoriales y sus discursos.

-Un pequeño diario nacido en A Coruña hace 134 años se ha convertido en un medio de referencia y en una gran empresa. En este tiempo tuvo que superar épocas muy difíciles y hacer apuestas e inversiones arriesgadas. Para eso hace falta ser un empresario muy consistente. ¿Se siente empresario o editor?

-Un editor es un empresario, pero yo me siento más periodista que empresario. En el fondo, solo me siento periodista. Nada más. Claro que si no tuviese mentalidad empresarial, esto no sería posible. Si no lograse una estructura que permitiese hacer inversiones, no existiría el proyecto periodístico. A lo largo de los años se ha conseguido estar siempre en punta de la tecnología e ir por delante en varias revoluciones, desde las linotipias a Internet. Como empresario, una de las decisiones más difíciles que tomé fue la de afrontar importantes inversiones en la planta de impresión con la compra de la rotativa más moderna, cuando ya la economía se derrumbaba y la crisis empezaba a golpearnos. Me decidí porque soy un editor.

-¿Cuál es el papel del editor?

-Alguna vez que me tocó abrir las clases del máster que impartíamos con la universidad, empecé preguntando eso a los licenciados. Nadie contestó. Pues un editor es quien sostiene la idea fundacional. Es el director del director. Quien marca la línea que tiene que seguir el periódico y quien vela por su independencia. Un editor, en mi opinión, tiene que ser una persona independiente. No puede estar en ningún partido. Ni tener ningún tipo de negocio distinto al suyo. Ni ceder a ningún tipo de presión. Creo que un editor es la conciencia crítica del poder. Y tiene que comulgar con los redactores, porque la redacción es la columna vertebral de un periódico. Todo se puede externalizar, pero esto no. El periódico lo hacen los periodistas sobre unas bases consensuadas y sobre la idea de ser fieles al título.

-¿Considera que no tener negocios fuera del mundo de la comunicación es un elemento clave de su independencia?

-Así es. No tengo ni he estado en otros negocios. Me lo puse como meta muy clara: de ninguna forma, bajo ninguna circunstancia, voy a tener más intereses que los de mi cabecera, ni más ingresos que el sueldo que tengo. No estoy presumiendo, que también; estoy diciendo que creo que debe ser así. Y creo que es la gran fuerza que tiene esta casa. Desde luego, es la gran fuerza que tengo yo.

-Ha hecho referencia a la idea fundacional, al proyecto editorial. ¿Cómo podría sintetizarlo hoy? ¿Cuál es la idea que subyace en todos los planteamientos del periódico?

-En uno de los artículos que se recogen en el libro menciono el primer editorial publicado por mi abuelo, Juan Fernández Latorre, en el que ya se decía con toda claridad que la idea fundacional era defender los denostados intereses de Galicia. En él ya se hablaba del tren, de la pesca, de la urgente necesidad de vitalizar los sectores estratégicos de Galicia. Lo leo hoy y pienso: estamos exactamente igual. Nuestro país ha cambiado, claro, pero toda la potencia que tiene con sus múltiples riquezas está por desarrollar. Mi abuelo, además, acertó plenamente con el título: La Voz de Galicia. Eso es lo que somos y seremos siempre. Yo lo aprendí y lo viví desde niño, cuando le tocó a mi padre, Emilio Rey Romero, llevar la presidencia en tiempos muy oscuros; y cuando mi hermano Emilio asumió el mismo cargo a mi lado, desgraciadamente por poco tiempo, cuando ya soñábamos con conquistar la libertad y la democracia.

-El papel de la prensa y de La Voz fue encomiable. Usted fue entonces presidente de los editores. De aquel tiempo a este, personalmente, ¿qué es lo que más destacaría?

-Estoy orgulloso de haber aprobado las pruebas que se me han ido presentando. Le he entregado mi vida al periódico. Y no tengo otra cosa que no sea esto y el respeto de la mayoría de las personas que integran esta casa. Estoy muy orgulloso de cómo afrontan los nuevos retos de nuestro oficio, de la entereza que tuvieron en los momentos más difíciles, cuando tuvimos que asumir duros esfuerzos, y de la ilusión que ponen a pesar de los nubarrones que amenazan a nuestra profesión.

-¿Qué es para usted el oficio de periodista?

-Tacharé una frase de uno de mis artículos en la que digo que el más noble arte del mundo es la política... si se hace no para servirse, sino para servir a los demás. Creo que el oficio más noble del mundo es el de periodista. Es una profesión sacrificada y muy vocacional.

-¿Qué momento recuerda como el mejor de este medio siglo como periodista y editor?

-Por las circunstancias que viví entonces, el más feliz fue a la vez el más triste. Fue mi regreso, tras haber creído que era el momento de dejar mi puesto. Estuve ausente durante un tiempo, y cuando volví, el personal me recibió con mucho calor y mucho afecto. El comité de empresa me ofreció su colaboración y su ayuda. Esa es mi vida. Sin eso, yo no estaría aquí. Estoy aquí porque tengo gente que es así.

-¿Recuerda coberturas periodísticas de las que se sienta especialmente orgulloso? ¿El «Prestige», quizá?

-Para mí, el Prestige es el ejemplo más claro de la calidad periodística, del valor periodístico, de cómo hay que hacer valer la independencia en las relaciones con el poder. No se puede hacer si el editor no es libre. En mi caso, como accionista único, yo no tengo ningún otro interés que atender que el de mis lectores. Y eso es lo que hice. Como siempre, me dediqué únicamente a defender a Galicia y a exigir que se cumpliesen las promesas que se nos hicieron.

-La Voz de Galicia está en el periódico, en la televisión, en la producción audiovisual, en la radio, en Internet, en las redes sociales. ¿Qué le queda por hacer?

-Sobrevivir. Me queda sobrevivir. La prensa es una institución imprescindible para convivir en política y en democracia, para juzgarnos y comunicarnos. Es insustituible. Y con nuestro título, más. Así que aún nos queda todo por hacer.