El alto coste del título y los bajos salarios complican la contratación de socorristas

maría santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

monica ferreiros

Algunos concellos temen tener que renunciar a las banderas azules si no cubren el servicio

21 abr 2016 . Actualizado a las 15:37 h.

En el año 2012 la Xunta aprobó un decreto que obliga a los socorristas a tener una certificación profesional para poder prestar ese servicio. Desde entonces, quienes deseen formarse como socorristas deben realizar un curso de 420 horas de duración en un centro homologado. Se trata, según reconoce Nuria Rodríguez, presidenta de la Federación de Salvamento e Socorrismo de Galicia, de cursos «muy caros» y con un máximo de 15 plazas. A estas exigencias se suman los bajos salarios y, sobre todo, el poco tiempo que duran las campañas de socorrismo, que en la mayoría de los concellos gallegos no superan los dos meses. El resultado de esta combinación de factores es que «no hay socorristas nuevos» y, por lo tanto, cada vez es más difícil cubrir la demanda, dice Rodríguez.

Cada año se necesitan en Galicia, calculan desde la federación, más de mil socorristas. Mientras, este año se han formado «como mucho 40 profesionales nuevos», explica Nuria Rodríguez. La imagen de cientos de socorristas presentándose a las pruebas convocadas por los concellos, frecuente hace algunos años, ya no existe. «Es un trabajo muy temporal, y hay que pagar 1.300 o 1.500 euros para hacer el curso y trabajar como mucho tres meses. Mucha gente desiste porque no le compensa», dice Rodríguez.

Pocas homologaciones

Aunque el certificado de profesionalidad no será obligatorio hasta el año que viene para los socorristas que ejercían antes del año 2012, quienes se incorporaron después de esa fecha tuvieron que seguir los parámetros de la nueva normativa. Además, se creó un registro de socorristas en el que tienen que figurar forzosamente los anteriores al año 2012 que quieran ejercer. Para incorporarse al registro definitivo los candidatos tienen tres vías -explica Nuria Rodríguez-: o bien por reconocimiento de la experiencia, haciendo el curso o estudiando el ciclo de FP en el que se imparte esta formación. El problema, según Roberto Rincón, de la Asociación Española de Técnicos en Salvamento Acuático y Socorrismo, es que «no se ha dado abasto a homologar. Hay 200 plazas cada año para homologar, y no todas son para socorristas de medio natural», indica. Esta lentitud a la hora validar las titulaciones también está detrás de la escasez de socorristas, aunque para Rincón el problema básico es la corta duración de los contratos en Galicia.

Algunos ayuntamientos gallegos ya tuvieron el año pasado dificultades para conseguir los socorristas que necesitan para sus playas o ríos y temen no encontrar profesionales para la campaña de este año. Esto genera no solo problemas de seguridad e imagen, sino que puede acarrear la pérdida de banderas azules. En efecto, el organismo encargado de otorgar estas enseñas, Adeac, exige un determinado número de socorristas para autorizar que los distintivos ondeen en las playas. El verano pasado doce arenales gallegos perdieron o renunciaron a la bandera azul por falta de socorristas. El temor de muchos alcaldes es no poder garantizar este año la contratación de los profesionales necesarios para mantener los emblemas. El regidor de Foz, Javier Jorge Castiñeira (PP), propone que Adeac flexibilice sus exigencias y permita que los servicios de salvamento se completen con personal de Protección Civil o de Cruz Roja, bajo supervisión de los jefes de socorrismo.

Un ayuntamiento eminentemente turístico como Sanxenxo no pudo el año pasado izar la bandera azul en tres playas porque tuvo problemas para encontrar socorristas. Este año calculan que necesitarán entre 50 y 60. El Concello de Carballo espera contratar 35 socorristas, y ya ha abierto el proceso para hacerlo. Sin embargo, el año pasado tuvo que hacer una segunda convocatoria porque no se cubrieron todos los puestos a la primera.

Otro de los problemas que muchos alcaldes esgrimen a la hora de afrontar la contratación de socorristas es el retraso en recibir las subvenciones. La Xunta convoca ayudas cada año para sufragar las contrataciones de este personal, pero los concellos se quejan de que reciben muy tarde la confirmación de estas subvenciones y de su cuantía. Viveiro, por ejemplo, tuvo que retrasar el año pasado la puesta en marcha del servicio por «la tardanza» de la Xunta en confirmar las ayudas, critica la alcaldesa de esta localidad, María Loureiro.

Muchos profesionales deciden optar a plazas en otras comunidades

Las exigencias que se plantean en Galicia para acceder a los puestos de salvamento en espacios naturales no existen en otras comunidades, así que muchos socorristas deciden optar a plazas fuera. Ocurre mucho, por ejemplo, con profesionales del entorno de A Mariña, que apuestan por presentarse a las vacantes que se convocan en la vecina Asturias. La explicación es doble. Por una parte, en esta comunidad no se exigen los requisitos de formación que se piden en Galicia. Por otra, las convocatorias suelen hacerse antes que las gallegas, así que muchos socorristas, sobre todo de las áreas limítrofes con Asturias, se presentan allí y si obtienen una plaza ya no concurren a las convocatorias que se hacen en Galicia.

La Federación de Salvamento e Socorrismo de Galicia asegura no tener ninguna solución para la escasez de profesionales mientras la norma de la Xunta siga tal como está. De todos modos, el decreto del 2012 fue impulsado por la Xunta con el objetivo de profesionalizar el sector y ese es un cometido que la federación comparte con la Administración autonómica. Por eso no concuerdan con ideas como la planteada por el alcalde de Foz sobre la incorporación de personal de Protección Civil o de Cruz Roja: «No, para nada. Nosotros somos partidarios de profesionalizar el socorrismo, porque es un trabajo con mucha responsabilidad», sostiene la presidenta de la federación, Nuria Rodríguez.

«El año que viene puede haber muchos más problemas»

CARMELA QUEIJEIRO

Blas Montero obtuvo su acreditación como socorrista en el año 2011, solo un año antes de que entrara en vigor el nuevo decreto. Para conseguirlo hizo un curso de 380 horas y desde entonces ha trabajado varios veranos en playas y otro en una piscina. En el 2012 tuvo que cubrir un formulario para inscribirse en el registro, y ahora está tramitando la homologación que le permitirá no tener problemas cuando entren en vigor definitivamente los nuevos requisitos. En enero entregó toda la documentación que le pedían y por el momento no sabe el resultado, pero confía en no tener problemas para conseguir la convalidación.

De todos modos, aunque este joven compostelano está decidido a hacerse con los permisos que le garanticen la posibilidad de seguir trabajando como socorrista, asegura que hay «mucha gente que ya no está arreglando los papeles» y que, por lo tanto, se quedará sin poder ejercer cuando entre en vigor definitivamente la reglamentación aprobada por la Xunta, «así que el año que viene puede haber muchos más problemas», sospecha.

A la hora de convalidar la formación anterior al año 2012 el decreto de la Xunta establecía una serie de requisitos. Blas espera no tener problemas, pero sabe de «gente que el año pasado presentó los papeles para convalidar pero no consiguió que le convalidaran todos los módulos», así que han tenido que completar su formación.

Por lo demás, Blas Montero no ha notado apenas los efectos de la nueva reglamentación. El año pasado prestó servicio en Ribeira, y allí «sí es cierto que el año pasado se presentó poca más gente de las plazas que había», pero no hubo problemas para cubrir las vacantes. Sí sabe, en cambio, de otros concellos, como el de Sanxenxo, en los que no se presentó a las pruebas personal suficiente para cubrir las necesidades.

Con información de María Cuadrado, Mar G. Balseiro, S. G. Rial, Elena Silveira, Bea Abelairas, Ana Gerpe y María Hermida.