Condenado por dos jueces gallegos y hundido en su apuesta política

La voz REDACCIÓN

GALICIA

CESAR QUIAN

Las relaciones con Galicia del polémico exbanquero

12 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La relación entre Galicia y Conde ha sido un poco como un Guadiana, con más o menos intensidad por épocas. Nacido en Tui hace 68 años, Mario Conde se crio lejos de su tierra, pero fue en ella en la que intentó su último salto importante: de las finanzas y los medios a la política. Fundó Sociedad Civil y Democracia en el año 2011 y se presentó como candidato a la Xunta en las autonómicas del 2012. Alguno quiso ver en el exbanquero un oponente severo a Feijoo por la derecha, pero el intento salió rana: Conde consiguió poco más de 15.000 votos con su discurso contra lo que él denominaba la imposición del gallego y el sistema. La suya fue una campaña bastante excéntrica. Admitió el fiasco a su manera, es decir, señalando siempre factores exógenos: «Una vez mas la casta política se cierra para que nadie distinto a ellos entre en su territorio. Y la sociedad española y la gallega lo consienten. Nada más que decir», explicaba en una entrevista. Igual que en su día aseguró que había sido víctima de una violación de los derechos humanos.

Sociedad Civil y Democracia fue un experimento que nació y murió con aquella aventura gallega. En el registro oficial de partidos aún figura como tal, con él como presidente y sede en Valladolid. En su día se anunció un proceso de disolución.

Conde pasa -o pasaba- temporadas en Galicia en un lugar, un pazo, del que presumía por estar en el lugar en el que se unían los reinos de Galicia, Castilla y Portugal. Como una atalaya en la que ayer lo que se veían eran miembros de la Guardia Civil.

No se le conocen negocios públicos en la comunidad, más allá de que su pazo figuró como establecimiento de turismo rural de Galicia.

Dos gallegos contra él

Lo que sí se sabe, y seguramente guarda bien en su memoria, es que fueron dos paisanos, dos jueces, los que le mandaron a prisión.

En 1997, Ventura Pérez Mariño entró, como sustituto, en la mesa de la Audiencia Nacional que iban a juzgar al banquero. Fue sentenciado a cuatro años, de los que cumplió algo menos de dos, por una derivada del caso Banesto (el de Argentia Trust, que investigaba la desaparición de 600 millones de pesetas). Luego fue Martín Pallín quien como magistrado en el Supremo estuvo detrás del aumento de la pena inicial desde los 10 a 20 años ya por el saqueo de Banesto. Apenas estuvo 6 entre rejas.