Las quejas por los comentarios de WhatsApp en grupos de padres se duplican en dos años

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

Educadores ven una pérdida de autonomía en niños que tienen de secretarios a sus padres

10 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Temos un problema importante cos grupos de WhatsApp de pais e nais», confiesa un responsable del sector educativo en Galicia. Y es que esa aplicación de comunicación gratuita se ha convertido en un arma de doble filo. Además de todas las ventajas que ofrece, en algunos casos es una herramienta que convierte a los padres en secretarios de sus hijos. Por no hablar de cuando acaba transformándose en un grupo de presión que interfiere directamente en la actividad del docente cuestionando su trabajo o, en algún caso extremo, llegando también al insulto.

Todo eso es algo que constatan desde ANPE. Comentan que las quejas de maestros que llegan al Defensor del Profesor por falsas acusaciones de los padres de alumnos vertidas en esos grupos se han duplicado en los dos últimos cursos. Ocurre sobre todo en primaria. De hecho, dicen que el problema supone ya a nivel de todo el Estado una de cada cuatro reclamaciones presentadas por los profesores. Añaden que el dato es extrapolable a Galicia. «É unha cuestión preocupante -matiza el portavoz de ANPE, Julio Díaz- porque hai que ter en conta que Galicia é unha das comunidades con menor conflitividade escolar».

Y aunque de momento parece que no ha habido denuncias, o al menos no han trascendido, fuentes del sector educativo comentan que lo que ha habido son consultas de profesores a la policía sobre qué hacer ante las críticas vertidas contra ellos en esos foros.

Pero el problema más común derivado de los grupos de WhatsApp de padres no es que puedan criticar la labor docente, ni que sea un campo abonado para la rumorología. Es que los progenitores han pasado a ser los secretarios de su prole. «Os rapaces perderon toda a autonomía porque xa teñen aos pais para que amañen todo a través do WhatsApp», añade Julio Díaz. No es el único que lo observa. Una profesora de un centro escolar de la provincia de Pontevedra añade que «todo iso os fai cada vez menos autónomos porque no grupo os pais preguntan que deberes hai ou cando os teñen que entregar. Todo iso non é bo que o fagan porque non os fan responsables». Porque saber qué deberes tienen o cuándo han de entregar un trabajo forma parte de su papel de alumno en la escuela. Una de las docentes consultadas también habla de otra paradoja: «Poden andar no ordenador perfectamente, contrólano todo, pero non son capaces de vestirse sos ou non gardan ben as cousas na carteira». Y luego hay casos en los que entra en juego también la competencia entre padres a la hora de ver la rapidez con que hacen los deberes con sus niños: «Ocorre que algúns pelexan entre eles mesmos», dice un responsable educativo.

Esa mezcla de sobreprotección y deseo de que sean los mejores deriva en un fenómeno que puede resultar bastante peligroso. La autora del libro de Plataforma Actual Hiperpaternidad, del modelo mueble al modelo altar, Eva Millet, habla del asunto al apreciar cómo hay padres que no ven el daño que están haciendo a sus hijos al sobreprotegerlos de ese modo. «Los padres, o algunos, son ahora los secretarios de sus hijos, sus coachers. Parece que para ser buen padre hay que estar en un grupo, pero no se dan cuenta de que son los niños los que han de saber resolver sus problemas, deben saber usar sus recursos para poder hacerlo», dice al tiempo que recuerda, como apunta en el libro, que «la infancia se ha convertido en un gran campo de entrenamiento».