50 años esperando una casa de Franco

Carmela López
Carmela López FERROL / LA VOZ

GALICIA

CÉSAR TOIMIL

La familia de Narón que hace medio siglo recibió el Premio Nacional de Natalidad recuerda la efeméride

08 abr 2016 . Actualizado a las 15:28 h.

En Narón, uno de los pocos concellos gallegos que sigue creciendo, la natalidad parece haberse estancado últimamente, como lo demuestra el hecho de que para el próximo curso sobran plazas para niños de tres años en casi todos los colegios. No ocurriría si las parejas siguiesen el ejemplo de la familia Ponce Rodríguez, que hace 50 años recibió el Premio Nacional a la Natalidad de manos del entonces jefe del Estado, Francisco Franco, por sus 16 hijos vivos.

Claro que eran otros tiempos, en los que había muchas familias numerosas, y la época en la que las noticias de relevancia nacional se difundían en las salas de cine, a través del NODO. Toda España supo de este modo hace medio siglo que el matrimonio formado por Manuel Ponce Pita, de 50 años, y Engracia Rodríguez Ramos, de 46, vecinos de la parroquia naronesa de Sedes, habían recibido un reconocimiento por su facultad de procreación. Fue a través de un premio nacional instituido en los años 40 del pasado siglo, cuando el que entonces regía los designios del país pretendía aumentar la población y alcanzar los ansiados 40 millones de habitantes que quería para España.

Manuel Ponce era electricista en la factoría ferrolana de Bazán y su esposa se ocupaba de criar a los 20 hijos que tuvieron, de los que cuatro murieron al poco tiempo de nacer. Cuando recibieron el premio, 15 de los 16 hijos vivos residían con ellos en su casa, porque el mayor, Fausto, ya estaba casado.

Palacio del Pardo

El acto se desarrolló en el Palacio del Pardo y, según recoge la prensa de la época, Franco estaba acompañado por el ministro de Trabajo, el director general de Previsión y alto personal del Instituto Nacional de Previsión, además de los jefes de la Casa Civil y ayudantes de campo.

Según recuerda el hijo mayor de los Ponce Rodríguez, Fausto, que tiene 77 años y fue corresponsal de La Voz en Sedes con la firma de Ponce do Trece, él acompañó a sus padres a Madrid, pero no acudió a la recepción oficial. Fue un largo viaje que duró tres o cuatro días y lo hicieron en tren. Allí se encontraron con otros matrimonios de diferentes puntos de España con prolíficas descendencias.

Premio de 25.000 pesetas

El premio concedido por el Estado a la pareja de Sedes ascendió a 25.000 pesetas en metálico, que para la época ya suponían un importante pellizco. También recibieron la oferta de construirles una casa, que, sin embargo, nunca llegó a materializarse, cuando otras familias también premiadas sí pudieron disfrutar de un nuevo hogar adaptado a sus necesidades.

Andrés, que en la actualidad tiene 52 años, es el más pequeño de la familia Ponce Rodríguez. Con solo dos años no era consciente de lo ocurrido ni de la gran trascendencia que tuvo el premio otorgado a su numerosa familia. Basta decir que cuando la noticia se difundió a través de la televisión, los teleclubes de la época se llenaron de gente para ver a Manuel y Engracia saludando al jefe del Estado. Era toda una novedad, ya que se trataba de una familia muy conocida, debido precisamente a la gran cantidad de miembros que la componían.

En los últimos años perdieron a varios de sus integrantes. El padre fue el primero en morir y Engracia lo siguió en junio de 1999. También fallecieron varios de los hijos -Lolo, Tino, Pedro, Pilar, Rosa y Manola-, por lo que en la actualidad solo quedan Fausto, Fina, Concha, Isabel, Carmen, Ricardo, Ángel, Pepe, Ana y Andrés.

Buena sintonía

Pese a la merma en el número de miembros, los hermanos Ponce Rodríguez de Sedes siguen siendo una gran familia, que mantiene muy buena relación y se reúnen cada vez que tienen oportunidad. No ocurre tantas veces como ellos quisieran, porque algunos viven lejos. Es el caso de Ricardo, que tiene su residencia en San Sebastián, y de Ángel, que vive en Gijón. Los ocho restantes están afincados en los municipios de las comarcas de Ferrol y As Pontes, y se ven con más frecuencia.

Ellos tampoco siguieron el ejemplo de sus padres en cuanto a la capacidad de procreación. Los que tienen descendencia se quedaron con uno o dos hijos, y tres solo en el caso de algunos.

Una gran olla al fuego para 18 comensales todos los días del año

Resulta difícil imaginarse la olla con la que cocinaban todos los días en la familia Ponce Rodríguez. La estampa podría parecerse a la de una casa con bastantes invitados en la fiesta del patrón, con la diferencia de que aquí ocurría a diario. Había que preparar comida para 18 comensales, en el desayuno, la comida y la cena. Según manifiesta el hijo menor, Andrés, solían comer todos juntos en una gran mesa. Para dormir, lo hacían de dos en dos, por lo que, aunque no recuerda cuántas camas había en la vivienda, como mínimo tendrían que ser ocho, porque siempre había alguno en la cuna. Los hijos mayores ayudaban mucho en la casa, tanto en la realización de las tareas del hogar como en el cuidado de los más pequeños.