Medio año después de que tomase posesión, Abel Caballero acudió a la cámara portuense a firmar un convenio de colaboración turística con Moreira, cita en la que alguno de los presentes atestigua que no hubo feeling entre ambos mandatarios. Pese a anunciarse una devolución de esa visita en Vigo, nunca llegó a producirse, pero sí un viaje del alcalde de Oporto a A Coruña, donde aseguró que «el Sá Carneiro es el primer aeropuerto de Galicia».
Caballero leyó esa afirmación en clave de ataque a Peinador desde una ciudad y un aeropuerto que cíclicamente desembarca publicitariamente en Vigo para incrementar el volumen de usuarios de Galicia, que se acerca ya al millón al año. A partir de ahí el alcalde vigués incluyó al Sá Carneiro en sus críticas a las subvenciones públicas a las aerolíneas, pidiendo incluso que la UE investigue las que se otorgaban en Oporto, y que ya concede también el Concello vigués.
Ahora, a un año de las municipales portuguesas, Rui Moreira radicaliza el pulso a raíz de la implantación de un vuelo en Peinador a Lisboa de la TAP, considerado por el regidor luso como el mayor ataque del centralismo portugués al temer que el pasaje gallego vaya a optar por volar a la capital del país vecino y lo deje de hacer desde Oporto. La lucha contra ese centralismo es la más efectiva estrategia que cualquier político pueda utilizar desde Oporto, y Moreira lo sabe.