Golpe yihadista al corazón de Europa

C. Porteiro, R. Paíno BRUSELAS, REDAC. / CORR., LA VOZ

GALICIA

La acción de dos kamikazes en el aeropuerto de Zaventem y una bomba en el metro dejan 34 muertos y más de 200 heridos. La policía se lanza a la caza de dos terroristas

23 mar 2016 . Actualizado a las 09:34 h.

«Ha ocurrido lo que temíamos», reconoció el primer ministro belga, Charles Michel, visiblemente conmocionado. Lo sabían las autoridades. Solo era cuestión de tiempo. Y finalmente se cumplieron las predicciones sin que nadie lo evitase. Ni el Ejército apostado diariamente en las bocas de metro ni la inteligencia belga pudieron anticipar la masacre del martes en el corazón de Europa. Bruselas ya tiene su día negro, como Madrid, París y Londres. Al menos 34 personas perdieron la vida y más de 200 resultaron heridas, entre ellas cuatro españoles. El Estado Islámico reivindica la autoría, cuatro días después del arresto de Salah Abdeslam. ¿Es en venganza por la captura del yihadista prófugo de los ataques de París del 13N? Michel señaló que era demasiado pronto para vincular los ataques de Bruselas y París. El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, pidió que no se hagan conjeturas por ahora de esa conexión.

El primer golpe a la capital belga se dirigió al aeropuerto internacional de Zaventem. Casi simultáneamente tuvieron lugar a las ocho de la mañana dos detonaciones en la terminal de salidas. Una cerca de las instalaciones de la compañía Brussels Airlines y otra en las proximidades de la recepción de American Airlines. Varios testigos oyeron gritos en árabe antes de las explosiones. Una tercera bomba no llegó a explosionar.

Perecieron 14 personas y de los 94 heridos 17 estarían muy graves, 23 graves y 66 leves. El fiscal federal belga, Frederic van Leeuw, considera que las dos explosiones fueron provocadas por dos suicidas. El martes se lanzó a la caza y captura de un tercer atacante. La policía apeló a la colaboración ciudadana para tratar de identificar a este tercer sospechoso. El hombre aparece vestido con sombrero oscuro, gafas y chaqueta blanca, empujando un carro con una maleta. Va acompañado de los que se cree fueron los dos kamikazes. Vestidos de negro, llevan en la mano izquierda un solo guante, algo que según La Libre Belgique podría haber servido para ocultar los detonadores de explosivos.

Una hora después

Las noticias de lo que estaba sucediendo en el aeropuerto llegaron hasta el barrio europeo sin tiempo para evitar una segunda matanza. La ciudad enmudeció con el sonido de una nueva explosión a las 9.11 horas en la estación de metro de Maelbeek, en el epicentro de las instituciones europeas y de la OTAN, y en hora punta. Si los terroristas querían una repercusión internacional era el mejor objetivo.

El artefacto estalló dentro de un vagón de metro que se encontraba detenido en la estación y tenía las puertas abiertas. Según el balance ofrecido por el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, al menos 20 personas fallecieron y 106 resultaron heridas, algunas muy graves.

En el aeropuerto, según fuentes citadas por medios belgas, se encontró un Kalashnikov y un cinturón de explosivos sin detonar. También en el centro de la ciudad se desactivaron dos paquetes sospechosos: el primero en la calle Art-Loi, donde se ubica la parada de metro siguiente a Maelbeek, muy cerca del palacio real; y el segundo en un campus de la Universidad Libre de Bruselas.

En paralelo, unidades especiales antiterroristas comenzaron a realizar operaciones por varios puntos calientes de la ciudad que se prolongaban anoche. En una redada se encontró un explosivo que contenía clavos, así como sustancias químicas y una bandera del Estado Islámico. Pasadas las cuatro y media de la tarde, el grupo yihadista a las ordenes de Abu Bakr al Bagdadi reivindicó la autoría a través de un comunicado en uno de sus medios de propaganda. Atribuye su acción a la decisión de Bélgica de participar en la coalición internacional contra el EI.