El director de la compañía de autobuses reconoce los fallos y promete al estudiante que no tendrá más problemas
04 mar 2016 . Actualizado a las 08:22 h.La concesionaria del transporte público de Vigo ha pedido perdón al estudiante en silla de ruedas por los continuos problemas que ha tenido para montarse en el autobús por culpa de la falta de funcionamiento de muchas rampas de acceso. El director de Vitrasa fue ayer por la tarde a la parada de Chapela que Carlos Álvarez Da Silva utiliza a diario para ir al instituto para pedirle disculpas personalmente y comprometerse a que no volverá a tener problemas en el futuro.
«Entono el mea culpa, soy consciente de los fallos que tuvimos», le dijo Juan Carlos Villarino al afectado. El máximo responsable de la empresa no sabía lo que estaba pasando y el joven en silla de ruedas se sorprendió de que no hubiera llegado hasta sus oídos su queja al servicio de atención al cliente hasta que hizo una denuncia pública. «Lamento haberme enterado así», le dijo Villarino.
Carlos Álvarez no desaprovechó la oportunidad de tener enfrente al responsable de un servicio que le ha hecho perder tantas horas esperando por un autobús accesible. «Disculpe que me ponga cómodo», le dijo antes de leerle la cartilla arropado por sus compañeros del curso de integración social. Y se quejó de la falta de educación de algunos conductores con las personas con discapacidades. Le contó que una vez un chófer le preguntó por qué se quejaba si como pensionista no pagaba el billete. O el caso de una persona de la tercera edad que una vez pidió que le bajaran la rampa para salir del bus y otro conductor le dijo por qué subía si no podía apearse.
Carlos Álvarez le rogó que la concesionaria preste una atención integral a todas las personas con problemas de movilidad, no solo de quienes van en sillas de ruedas, sino también de quien anda con muletas, de quienes van con un carrito de la compra o con un coche de bebé. «No lloro por mí, lloro por todos», dijo. Villarino le dio su teléfono personal y se comprometió a mantener una reunión con él el lunes en el Ayuntamiento, junto con representantes de Cogami, para estudiar de qué forma se puede mejorar el servicio a las personas con discapacidades. Al final concluyó que la reunión había sido satisfactoria. «Es distinto verlo desde un despacho que estar en el lugar del problema con la persona que lo está padeciendo», manifestó.
Miedo a una moratoria
Cogami, según explica su presidente, Anxo Queiruga, ya ha mantenido encuentros con responsables de la Administración para asegurarse que los plazos para que todos los autobuses sean accesibles no se retrasan. La ley estatal establece el plazo máximo del 4 de diciembre del 2017, y Queiruga teme que los profesionales del sector puedan pedir una moratoria para poder adaptarse.
El plan de modernización de las concesiones de transporte público regular que fue aprobado por la Xunta en el 2010, establece que en 1 de enero del 2018 cualquier vehículo que se pretenda adscribir a cualquier concesión de transporte público de Galicia deberá ser «plenamente accesible». La normativa también establecía que, desde el 2011, cualquier vehículo que se adscriba por primera vez a una concesión pública debía ser accesible.
El colectivo de personas con discapacidad también pone el acento sobre los taxis adaptados. La norma establece que el 5 % de los taxis deben estar adaptados, pero Paulo Fontán, de la junta directiva de Cogami, explica que el precio de adquisición y de mantenimiento es algo más alto que el de un taxi normal. Por eso, cree que una buena solución sería que las administraciones ayudasen a la adquisición de estos vehículos. En Pontevedra ya se han anunciado ayudas, como las que en su día puso en marcha Madrid, para fomentar la compra de taxis adaptados.