Los expertos ven obligatorios para docentes los cursos de convivencia

elisa álvarez, sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

Un modelo educativo excesivamente competitivo y la falta de preparación de los profesores, dos factores que no ayudan a fomentar la tolerancia

29 feb 2016 . Actualizado a las 07:47 h.

Galicia no es una comunidad con aulas especialmente conflictivas. Pero en lo que se refiere al acoso escolar, un solo caso ya es excesivo, y muchos una lacra que a veces ni llega a denunciarse. La Voz organizó un debate sobre convivencia escolar en el que participaron Javier Sánchez, presidente de la Confederación de Anpas Galegas; Carlos Varela, inspector de Educación; Cristina Palacios, presidenta de la Asociación de Menores Transexuales Arelas; y Javier García, coordinador de los premiados programas de convivencia del IES Fin do Camiño de Fisterra. Coinciden en algunos aspectos. El principal, que la formación del profesorado en convivencia e inclusión debería ser obligatoria, no voluntaria. La mayoría, además, apunta el mismo problema, el propio modelo educativo, «xa que sobre todo desde a Lomce o obxectivo principal é dotar de coñecementos ao alumnado, e non se cumpre a función de formar cidadáns», apunta Javier Sánchez.

Sobre la formación en tolerancia, respeto, inclusión y resolución pacífica de conflictos, hay una enorme coincidencia. Es clave en el éxito escolar y debiera ser parte del currículo. «Hai tres puntos para a convivencia: a integración curricular, ser proactivo nas políticas de resolución de conflitos e abrir o centro á comunidade», dice García. Y el profesorado debe estar preparado para ello, «habería que esixirlle esa formación, pero non pedirlle que a faga no seu tempo libre. Non podemos depender do profesorado que queira traballar pola convivencia, é unha esixencia, non pode ser voluntarista, senón estrutural», apunta el presidente de Anpas Galegas. Carlos Varela concuerda: «Si al médico le obligas a que esté actualizado, con un docente ocurre algo parecido, son ámbitos estratégicos».

Cristina Palacios echa en falta dos aspectos en el aula, la formación y la visibilización de lo que no es habitual. El colectivo LGTBI no está en los currículos, ni en las clases, ni siquiera en los cuentos o canciones que se desarrollan en el aula. «En los Cefores -centros de formación del profesorado- no hay ni un solo curso que tenga que ver con la diversidad sexual», apunta. Y todo lo que es diferente se aísla. «A federación estatal LGTBI recollía nun estudo que o 60 % deste alumnado sufría acoso. Penso que máis. Eu con todos os que falei, menos nun caso, sempre sufriron acoso». De ahí la importancia de dar visibilidad a estos alumnos (y profesores), algo que ayudaría a reducir los conflictos y el acoso a los menores.

Estamos mejor

¿Ha avanzado Galicia en convivencia escolar? Al menos, dicen, ahora se habla de ello. La Lei de Convivencia e Participación ha sido un paso importante, apunta Varela, sobre todo por dos aspectos, y es que por primera vez exige la participación de las familias, y por su naturaleza preventiva. También recuerda la campaña Eu respecto para concienciar en la tolerancia y respeto a la diversidad sexual. Como apunta Javier García, hay que acabar con un modelo punitivo y sancionador hacia otro que eduque por y para la convivencia. El representante de los padres es más pesimista: «As leis hai que dotalas de recursos e de medios, estaría ben se moitas destas cousas se dotasen de medios».

XAIME RAMALLAL

Uno de los puntos interesantes del debate se centró en prevenir el acoso escolar. Todos coinciden en que no hay solo acosador y víctima, sino una tercera pata, quizás la más importante: los que observan. «Son con eses cos que temos que traballar, porque moitas veces o acoso sucede no cambio de clase, no recreo, cando o profesor non pode ter unha boa observación», dice García. Palacios incluye al docente: «Non sempre so é o alumno, tamén o profesor que fai bromas, deixa facer...». Formación, integración en el currículo y apertura a las familias para convertir la convivencia en un asunto de todos.

Acoso escolar

Definición

Ley de convivencia. La ley gallega define el acoso como cualquier vejación o malos tratos continuado en el tiempo, ya sea verbal, físico, psicológico o de aislamiento social, independientemente de dónde se produzca.

Mecanismos

También en las redes. El acoso puede producirse a través de medios telemáticos o electrónicos, eso sí, la ley lo circunscribe a que sea entre iguales.

El alumno debe ser el centro del proceso

Si el machismo y los problemas de convivencia son estructurales, el alumnado debe estar en el centro de cualquier medida de resolución de conflictos. «Hai que facelos partícipes, que se responsabilicen de coidar a un compañeiro, de non illar», explica el orientador del IES de Fisterra. No en vano coordina un programa de convivencia exitoso entre iguales, es decir, entre estudiantes. «Temos que ser proactivos na mellora da convivencia porque forma parte do desenvolvemento integral do alumno».

24 institutos con programas

En Galicia hay 24 centros que han implantado programas de mediación de alumnos, curiosamente todos de secundaria, 23 institutos y un centro residencial docente. «Me sorprende que aunque está abierto a todos los centros de Galicia, y la Xunta puede financiarlos, solo hay 24 y todos de secundaria, cuando si hay un lugar en donde realmente se puede cambiar es la escuela, y sobre todo la primaria», recalca Carlos Varela. No obstante, añade, la macroencuesta sobre convivencia que ha hecho la Xunta en todos los centros educativos -que todavía no se ha presentado- arroja unos resultados esperanzadores, y alumnos, profesores y padres perciben que la conflictividad en las aulas ha bajado.

Polémica clase «combinada»

Capítulo aparte merece la inclusión. La escuela debe ser inclusiva, por lo que los expertos critican las medidas de escolarización combinada, en la que los alumnos con problemas salen fuera del aula durante una temporada a centros especiales. «Están ensinando que ese neno é diferente, e a clase ten que aprender a convivir coa diferenza», apunta Javier Sánchez. Varela asegura que se hace solo cuando es solicitada por los padres y con informe del orientador.

Expedientes

Curso 2014-15: 665

Es un 0,23 % del alumnado. La conflictividad es baja, aunque sube en etapas como la formación profesional básica.

Planes con metas cortas y realizables

«O papel sopórtao todo, e copiar e pegar o plan doutro instituto non quere dicir que un o siga». Lo expone Javier García, coordinador del plan de convivencia del IES de Fisterra. Por eso, para no hacer «documentos fabulosos que nadie lee y nadie sigue», según añade Carlos Varela, lo mejor es apostar, como el modelo vasco, por proyectos «de dous folios» de carácter anual y revisable, apunta García.

Varela considera que es clave «ponerse metas cortas, realizables» porque el claustro «aprende cada año, acumula experiencias, las puede valorar e ir incorporando poco a poco» y además, de esta forma no se genera resistencia, tal y como explica García. Y apunta otra cuestión, la movilidad del profesorado.

«Premios» para la estabilidad

Antes de la crisis, Galicia tenía una tasa de interinidad envidiable, del 4,58 %, pero con la limitación de reposiciones de los últimos años esta tasa se ha duplicado, llegando al 9,58 %. Esto hace que «cada ano hai que formar aos docentes e non lles dá tempo a ter experiencia e poder aportar ao conxunto do centro», según explica Javier García.

Frente a esto, Carlos Varela propone como solución establecer un sistema que premie a los profesores para que se queden varios años en los colegios menos demandados: «Lo más positivo sería que se premiase a los docentes para quedarse en los centros pequeños o periféricos durante cuatro o cinco años. Por ejemplo, podría ser dándoles más puntos para un futuro concurso de traslados», apunta el inspector de Educación. La idea «daría estabilidad a las plantillas», permitiría que los equipos encajasen mejor y por tanto que el trabajo fuese más fluido.

¿Formamos trabajadores o ciudadanos? La eterna pugna entre contenido y valores

El presidente de la Confederación de Anpas Galegas incidió durante la charla en que el problema de convivencia se debe, en última instancia, al modelo educativo. Javier Sánchez explica que «temos un modelo competitivo e excluínte. A nova lei, a Lomce, non cumpre a función de formar persoas, limítase a dotar de coñecemento aos futuros traballadores». Javier García, asiente pero introduce un matiz: «A metodoloxía mellora a comunicación, e o traballo cooperativo e solidario sen dúbida axuda a eliminar os problemas de convivencia», y en ese sentido la Lomce, dice el orientador, no ayuda, porque las reválidas exigen que profesores y alumnos se centren en pasar el examen. Carlos Varela, que sí se mostró más favorable «al modelo escandinavo que al anglosajón, que es el que seguimos en España», cree sin embargo que «en esta vida siempre nos estamos evaluando», y en ese sentido es fundamental saber qué falla para poder solucionarlo.

¿De Finlandia a Galicia?

Cristina Palacios, firme partidaria de una escuela que forme ciudadanos, defiende que se trasplante el modelo finlandés a España, aunque en general todos asumen que el sistema educativo debe adaptarse al país, no se puede desarrollar sin tener en cuenta el entorno. En cualquier caso, la presidenta de Arela se pregunta ante las propuestas para evitar el fracaso escolar «qué es exactamente el éxito escolar», «porque yo no creo que sea sacar sobresalientes», dice. En esa misma línea plantea otra cuestión: «¿Qué mide el índice de conflictividad?», y recuerda que en muchos de los colegios donde un niño acaba suicidándose tras sufrir acoso de sus compañeros, «la dirección decía que no pasaba nada».

En ese punto Carlos Varela se muestra inflexible: «El equipo directivo del centro tiene que intervenir» y no es posible que se permita un acoso durante años al niño que es diferente. Con todo, Varela se muestra muy optimista con respecto al futuro: «Yo confío en el profesorado. Los cientos de docentes que yo trato no trabajan solo por los resultados, ni en primaria ni en bachillerato. ¡Y ese esfuerzo no es mérito de ninguna ley!».