Los rebeldes del Sur esperan a Pedro Sánchez

adolfo lorente BRUSELAS / COLPISA

GALICIA

ALESSANDRO BIANCHI | reuters

Si el Partido Popular Europeo pierde a España, se queda solo con Alemania, Chipre e Irlanda. Si el PSOE llega al poder se sumaría al bloque socialista liderado por Renzi

28 feb 2016 . Actualizado a las 10:01 h.

Quédense con este nombre, Matteo Renzi. No pasó por la urnas, pero acaba de cumplir dos años como primer ministro italiano tras hacerse con el control del Partido Democrático, el PSOE español. De abrumadora personalidad, es joven (11 de enero de 1975) y en el último año se ha convertido en un rebelde con causa, aunque viendo a sus rivales, Bruselas y Berlín, es probable que se quede solo en rebelde. Es el primer ministro de la tercera potencia del euro y, sin duda, el nuevo gran líder de la izquierda europea. Ha declarado la guerra a la ortodoxia económica de la Comisión y espera impaciente que el frente español se sume a sus filas. España, su «amigo Pedro Sánchez», es clave para propiciar la rebelión del Sur, de esa L roja formada por Italia, Grecia, Malta, Portugal, Francia y quizá España. Un bloque antiausteridad que tanto teme Alemania y Bruselas. Vuelve la división. Sur y Norte. Deudores y acreedores.

Pues en la Europa de la gran recesión, si hay un país capaz de cambiar algo es la Italia de Renzi, el enemigo número uno de la Comisión Juncker y el contrapeso germano más consistente en un Eurogrupo donde el Partido Popular Europeo (PEE) es ya residual. La era de los rescates, las duras recetas de una troika (Comisión, BCE y FMI) jaleada por Berlín, ha provocado una grave sangría en el PPE. De los 19 países del bloque, solo cuatro pertenecen a los conservadores y dos de ellos, además, están en la cuerda floja. Se trata de Mariano Rajoy y del irlandés Enda Kenny, otro de los rescatados, que tendrá que negociar para reeditar mandato. Si el PPE pierde a España, solo se quedará con Alemania, Chipre y una Irlanda entre interrogantes. Por el camino quedó Italia, Francia, Luxemburgo, Grecia, Portugal.... Todos sus bastiones menos la reina madre, Alemania, Angela Merkel.

La radiografía geopolítica del Eurogrupo evidencia cómo la nueva hornada de socialdemócratas encabezada por Renzi y el francés Manuel Valls pueden hacerse, gracias a Sánchez, con la supremacía de un ente clave para fijar las directrices de la moneda única. Ahora, sin España, la izquierda moderada tiene seis países (Francia, Italia, Austria, Portugal, Malta y Eslovaquia), a los que hay que sumar la izquierda radical (aunque ya no tanto) de Syriza y de Alexis Tsipras en Grecia. Con la excepción de Lituania y Letonia (no adscritos a grandes familias), el resto de Estados están gobernados por presidentes o primeros ministros liberales, vinculados a ALDE. También suma a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Finlandia, Eslovenia y Estonia.

Los problemas de la izquierda

Dos son los problemas de la izquierda: que el Eurogrupo toma sus decisiones por unanimidad, es decir, con el OK de Alemania; y que la izquierda del Sur nada tiene que ver con la del Norte.

Europa vive momentos decisivos y Matteo Renzi ha pasado a la ofensiva. No solo ha robado el protagonismo de la socialdemocracia a Francia, sino que planta batalla a Bruselas y a Berlín. Para muestra, un botón para su «gran amiga» Angela Merkel: «Europa debe servir a 28 países y no solo a uno», declaró en diciembre.

También la llegada del PSOE al poder en España puede suponer una jugada maestra para el euro, ya que junto a Francia e Italia suman un 45 % del PIB del bloque. No hay que olvidar que aunque haya 19 países, cuatro (estos tres más Alemania) aportan el 80 % de su riqueza.

No solo eso. Francia, Italia y España son los países con mayores desequilibrios macroeconómicos, tanto en el déficit como en la deuda. Los tres siguen bajo estrecha vigilancia de Bruselas y los tres exigen más flexibilidad. Francia e Italia lo lograron hace un año. Si Sánchez llega al poder, solo tendrá una tabla de salvación: sumarse a la rebelión del Sur, fiarlo todo a Renzi, el nuevo líder de la izquierda.