Los críticos renuncian a pugnar por la nueva dirección del BNG y allanan el camino a Ana Pontón

serafín lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

Solo una lista de afiliados del Barbanza competirá con la oficial

23 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La candidatura oficialista que encabeza la diputada Ana Pontón no tendrá competencia entre el sector crítico en la asamblea del domingo en la que el BNG decidirá el futuro de su proyecto. Con esta decisión, los sectores que nuclean las objeciones a una línea oficial marcada por las tesis de la UPG despejan el camino para que, en el cónclave que se celebrará en A Coruña, Pontón releve a Xavier Vence en la portavocía nacional. La única lista alternativa a la que lidera la parlamentaria autonómica está conformada por una veintena de militantes de O Barbanza. Entre ellos, destaca la presencia de Xosé Deira, que fue alcalde de Boiro durante dos mandatos, y de tres afiliados que encabezaron listas en otros concellos de la comarca en las municipales, como Raquel Suárez (Boiro), Amador Turnes (Lousame) y Ramiro Ouviña (A Pobra do Caramiñal).

Más allá de esa singularidad de ser la única alternativa a la lista que llegará a la asamblea con el respaldo de la actual dirección del Bloque, lo que puede permitir medir en sus apoyos el descontento más radical con las tesis oficiales, Ana Pontón carecerá de competencia real. La diputada lucense, que lleva 12 años en O Hórreo, culminará el domingo una nueva etapa en una carrera política que empezó muy joven y que la llevará a ser la primera mujer al frente del BNG y, probablemente, la candidata nacionalista a la Xunta en las autonómicas del otoño próximo.

Edgardo

Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidade de Santiago, Ana Pontón (Sarria, 1977) milita en el BNG desde los 17 años, cuando comenzó su actividad en la organización juvenil Galiza Nova, de cuya dirección fue integrante. Curtida también en los Comités Abertos de Facultade (CAF) durante su etapa universitaria, Pontón llegó al Parlamento a finales del 2003, en el tramo final de la última legislatura de Fraga. Y lo hizo por la puerta grande, para ocupar el escaño que dejó vacante tras 14 años Pilar García Negro, a la que la actual viceportavoz parlamentaria del Grupo del BNG tiene como un referente. Las dos pertenecen a la Unión do Povo Galego (UPG), el partido hegemónico dentro del Bloque que afronta la asamblea del domingo en una posición de fuerza frente a los críticos, que le achacan un discurso inmovilista que se traduce en un relatorio político oficial que apuesta por una refundación que puede demorarse hasta un año, que preserva la estructura de fuerzas internas, y que rechaza estudiar una alianza con Podemos, EU y Anova para las gallegas. Los que en lugar de un «lavado de cara» urgen una refundación del calado de la asamblea de Riazor (1982), con Carme Adán, Tereixa Paz y Alba Nogueira al frente, defendieron ayer que al renunciar a presentar una lista a los órganos de dirección quieren evidenciar que el debate que proponen es de ideas, no de nombres.

Muchos verán en Pontón una vuelta de tuerca en el control del Bloque por la UPG, que advierte en el fallido grupo propio de En Marea el refrendo de su idea de que Podemos solo busca fagocitar el nacionalismo. Pero la diputada encaja en el perfil remozado que busca el Bloque para intentar reflotar el proyecto nacionalista y sintonizar con la calle, el reto que pone a todos de acuerdo.