A Sánchez el sí de En Marea le sale gratis

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Pilar Canicoba

Al contrario de lo que hizo en su día el BNG, que vendió caros sus dos votos a Zapatero y logró inversiones y transferencias para Galicia, los aliados gallegos de Podemos no reclaman peaje

15 feb 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Pedro Sánchez tiene por delante un verdadero viacrucis político para tratar de convertirse en el presidente del Gobierno con menos número de diputados de su propio partido en toda la democracia. Para hacerse una idea de la dificultad de su tarea, basta saber que José María Aznar, que posee por ahora el récord con 156 escaños, es decir, 66 más de los que tiene el líder del PSOE, tuvo que humillarse para lograrlo hasta el punto de asegurar que hablaba catalán «en la intimidad» pocos días después de que en la noche de las elecciones en la sede de Génova se gritara aquello de «Pujol, enano, habla castellano».

Aquel no fue sin embargo el único peaje que pagó Aznar para ganarse el apoyo de los 16 diputados de CiU. El llamado pacto del Majestic incluyó un nuevo sistema de financiación para las comunidades hecho a la medida de Cataluña; la cesión del 33 % de la recaudación del IRPF (Felipe González lo había dejado en el 15 %); del 35 % del IVA y del 40 % de los impuestos especiales. Y, además, importantísimas transferencias a la Generalitat, entre ellas las de tráfico y otras en justicia, educación, sanidad, agricultura, cultura, farmacias, empleo, puertos, medio ambiente o vivienda. Si eso es lo que costó el apoyo de 16 diputados, cabe imaginarse lo que le costaría a Sánchez recabar los 86 votos que le faltan para la mayoría absoluta en el Congreso. La subasta ha empezado ya. Los vascos del PNV quieren la gestión de la Seguridad Social; los valencianos de Compromís que les condonen la deuda del FLA y el Ministerio de Fomento; los catalanes de En Comú Podem un referendo de independencia. Y así, todo el que tiene algo que vender a cambio de su voto. Todos barriendo para su casa. Sorprende sin embargo que los seis diputados elegidos en la lista de En Marea, imprescindibles para que Sánchez fuera investido, no se destaquen por hacer grandes exigencias en favor de Galicia a cambio de sus votos y se limiten a pedir «un giro a la izquierda». De hecho, esos seis diputados han ofrecido su respaldo a Sánchez con más rotundidad incluso que Pablo Iglesias sin exigir un peaje para su comunidad. Contrasta esa actitud de quienes se reclaman como los únicos diputados elegidos en Galicia que representan exclusivamente los intereses de los gallegos con la que mantuvo en su día el BNG con muchos menos diputados. En el 2008, el Bloque se abstuvo en la investidura de Zapatero porque este no atendió las reivindicaciones que le planteó, entre ellas la recuperación del astillero de Navantia Fene para la construcción naval civil o la reforma del voto emigrante.

Y, cuando sus escaños fueron imprescindibles para Zapatero, el BNG los vendió bastante más caros de lo que ahora parece dispuesto a hacerlo En Marea. En el 2008, a cambio de sus dos votos, que sirvieron para que Zapatero aprobara los presupuestos, el BNG exigió una inversión extraordinaria de 125 millones de euros para Galicia y el traspaso de cinco competencias pendientes. Mantuvo su órdago hasta el último minuto y Zapatero finalmente tuvo que claudicar y aceptar sus exigencias. A día de hoy, sin embargo, no está claro en qué se beneficiaría Galicia con el apoyo de En Marea a Pedro Sánchez.

Rajoy sería un jarrón chino de complicada ubicación

La presión política y mediática para que Rajoy abandone el liderazgo del PP arrecia de tal manera, que solo su constatada capacidad de resistencia podría conseguir que sobreviva. Estamos a un paso de que alguien de la actual dirección del PP se atreva a plantear públicamente la necesidad de un cambio de liderazgo. En ese ambiente, se piensa ya en qué hará Rajoy en caso de que ceda a la presión. Su vocación de seguir influyendo en el partido y en la política española en caso de retirarse, al estilo de lo que hacen ahora Aznar o Felipe González, es cero. Hay quien apuesta por una tranquila retirada en Galicia, aunque su sola presencia se haría notar en la política gallega. Un jarrón chino de difícil ubicación.

El salto de Feijoo a Madrid cotiza a la baja... o no

Si hubiera que guiarse por el ruido mediático, más que por el análisis político, habría que concluir que la posibilidad de que Feijoo se convierta en el sucesor de Rajoy al frente del PP cotiza a la baja. Y que, por consiguiente, las posibilidades de que repita como candidato en Galicia van en aumento. Destacados colaboradores de Feijoo, como Alfonso Rueda, que siempre optó por la prudencia y la ambigüedad para no poner en aprietos al jefe, se atreven ya a pedir públicamente que se quede en Galicia y opte por tercera vez a presidir la Xunta. En Madrid, el runrún de la llegada de Feijoo también ha bajado mucho. Claro que, dar la impresión de que no se ansía algo puede ser la mejor estrategia para lograrlo.

Iglesias deja claro en Galicia su control total de Podemos

Lo que está ocurriendo en Galicia con Podemos deja bien claras las contradicciones entre el discurso oficial de la dirección nacional del partido y su forma de entender el liderazgo. De toda aquella organización horizontal basada en los círculos no queda nada. No es ya que todos tengan que someterse a la obediencia de la dirección de Madrid, sino directa y totalmente a la de Pablo Iglesias, que es el único que lo controla todo. Breogán Rioboo llegó al liderazgo de Podemos en Galicia gracias a la recomendación de Carolina Bescansa. Pero ni siquiera el padrinazgo de la cofundadora del partido le ha valido cuando Iglesias ha decidido que Rioboo tiene que caer. El liderazgo es total y no se comparte.