Aumentan las voces que exigen más contundencia contra la corrupción, que para Ciudadanos cuestiona su liderazgo
13 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El hartazgo y la «desesperanza» que el viernes calaban en las estructuras del PP llevaron a los populares, en público y en privado, a mirar hacia la dirección del partido y exigir mano dura frente a los desmanes. Los últimos escándalos en Madrid y Valencia, las investigaciones abiertas en ambas regiones por presunta financiación ilegal, han terminando por agotar la paciencia de algunos dirigentes territoriales que el viernes se veían reflejados en las declaraciones del vicesecretario Javier Maroto: «Hasta aquí hemos llegado, caiga quien caiga».
Poco importa ya si la «purga» que plantea Maroto para «limpiar» la organización se lleva por delante, como él mismo asume, nombres tan significativos como el de la exalcaldesa valenciana, Rita Barberá, o el de la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, siempre y cuando «hayan hecho algo irregular o ilegal». «El partido debería depurar todas las responsabilidades que aparezcan», reclamó en la misma línea el portavoz de los populares en las Cortes de Aragón. «Da vergüenza lo que está ocurriendo en política -añadió Roberto Bermúdez de Castro-; como militante del PP me da vergüenza, me da rabia, asco y mala gana».
La sensación de «desasosiego», como admiten fuentes del PP, se ha extendido por la organización y algunos cargos intermedios de la formación temen que la corrupción acabe por «destruir», como reconocía uno de ellos, el proyecto político de los populares. De ahí que exijan una renovación profunda. Quienes buscaban respuestas en el presidente del Gobierno en funciones, no encontraron, sin embargo, ningún cambio en su discurso. «El PP lo que necesita es lo que está haciendo», zanjó Mariano Rajoy tras su encuentro con Pedro Sánchez en el marco de las negociaciones del PSOE para preparar la investidura. El jefe del Ejecutivo defendió que los populares están «apartando» a todos los involucrados en escándalos cuando «hay datos claros» y se jactó del paquete de medidas anticorrupción aprobadas en la anterior legislatura. Es más, Rajoy rechazó sentirse «acorralado» por la proliferación de casos, indicios o informaciones que ponen en cuestión a miembros de su partido. Pero apenas quiso referirse a Aguirre tras el registro de la sede del PP de Madrid, y rehusó hablar de Barberá después de que su antiguo grupo municipal en Valencia esté siendo investigado. Tampoco quiso valorar que, a un día de su visita a Murcia, seis de los ocho miembros del equipo de Gobierno de Los Alcázares fueran el viernes llamados a declarar como presuntos autores de delitos de prevaricación, cohecho y tráfico de influencias.
Crítica de Ciudadanos
Tanto Ciudadanos como el PSOE, los partidos a los que Rajoy reclama su apoyo para dar estabilidad a un Gobierno presidido por el PP, cuestionaron nuevamente la figura del presidente de los populares. El primero en hacerlo fue Albert Rivera, quien descartó que el jefe del Ejecutivo pueda liderar la lucha contra la corrupción en España «si no ha luchado contra ella en su casa, presidiendo su partido». El líder de la formación emergente volvió a dejar, sin embargo, en manos de los populares la decisión de mantener o no a Rajoy como candidato. «El PP tendrá que pensar si quiere quedarse fuera de esta segunda transición, en un rincón, pensando en la agenda personal de su presidente, o si quiere sumarse a la ola de cambio y regeneración», resolvió Rivera en un desayuno informativo en Madrid.
Entre los socialistas, el más contundente fue el secretario adjunto del grupo del Congreso y diputado por Valencia, José Luis Ábalos, quien dijo que el PP «no está para dirigir los destinos políticos de este país» tras los últimos casos de corrupción, «sino más bien para aclararse y depurar las responsabilidades».
Fue la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la encargada de salir en defensa de Mariano Rajoy como candidato presidenciable avalado, según su tesis, por «los 7.300.000 votos» que recibió en las urnas el pasado 20 de diciembre. Esas papeletas representan, a su entender, «las opciones» del presidente para ser reelegido. El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, cargó, además, contra el PSOE, al que acusó de tener más de 260 causas abiertas y ensalzó «la honestidad» de Rajoy, algo que en el partido no ponen en duda.