Manuel Abalo: «El que atropelló a mi hijo ya estará libre»

M. Santalla / T. Montero REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

M. Miser

Manuel Abalo, que perdió a su hijo atropellado en un paso de peatones, cree que deben endurecerse las penas cuando hay muertes y que debe haber más controles de alcohol y drogas

20 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel Abalo tenía 23 años y «toda la vida por delante» cuando un coche que circulaba a gran velocidad acabó con su vida en un paso de cebra de la avenida de A Mariña, una céntrica calle de Vilagarcía. Había salido con sus amigos a divertirse, pero la fiesta viró en tragedia a las cinco de la mañana. Casi ocho años después, sus padres continúan evitando la calle en la que murió: «Yo pasé una vez por allí, mi mujer no pasó nunca. Esa calle para nosotros quedó cerrada a cal y canto», dice su padre, también Manuel Abalo de nombre.

Con la vista puesta en lo que ocurrió aquella noche, Abalo -que igual que su hijo es un gran aficionado a los deportes y preside el club de fútbol Arousa- apuesta por que se reduzca la velocidad en los cascos urbanos, por que se endurezcan las penas para los infractores -«sobre todo cuando hay muertes por medio»- y por que se mejore la seguridad en los pasos de peatones, porque «a veces para que te vea el coche tienes que estar en medio de la calzada».

Pero, sobre todo, Abalo pide que se extremen los controles sobre el consumo de alcohol y drogas asociados a la conducción. «No hay control suficiente. El caso de mi hijo es un caso de alcohol y drogas claramente», sostiene. «Lo que no se puede ir es a 120 por el centro de la ciudad, con pasos de peatones, yo creo que ahí algo falla».

El conductor del vehículo que mató a su hijo se dio a la fuga, «dijo a su familia que los golpes del coche habían sido contra un muro, y se fue con el coche a Portugal y lo escondió para arreglarlo». Fue condenado a tres años y medio de prisión, pero a Manuel le queda la espinita de que si su abogado «hubiese pedido también que fuese acusado por omisión de socorro, la pena podría haber sido más alta». Manuel prefiere no darle muchas vueltas: «Ya estará libre, no sé dónde está ni quiero verlo. Es mejor pasar página».