Babío cree que sería más caro paralizar las obras del AVE que terminarlas. «Sería un grave error»
20 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Preocupado por el intrusismo en su profesión, Ricardo Babío (Arbo, 1964) afronta su etapa al frente del Colegio de Ingenieros de Caminos con objetivos y criterios muy claros. Experto en gestión de costas y puertos, conoce bien cada aspecto de una profesión, la ingeniería civil, con múltiples facetas e itinerarios, desde el urbanismo a la depuración de aguas. También la alta velocidad. Cree que sería un error parar las obras. «Con el grado de inversión y desarrollo de la obra sería un error mayúsculo. Sin duda estará condicionado por el nuevo Gobierno que salga de las elecciones, pero en los Presupuestos del año que viene ya hay más de 1.000 millones asignados a esta obra. Sería un grave error plantearse no acabar el AVE. Espero que el nuevo Ejecutivo tenga sentidiño».
-Colegas suyos del ADIF dicen que sería más caro parar la obra que acabarla.
-Pues sí. Hay unos compromisos adquiridos y una seguridad jurídica, y entrar en rescisiones... Hay una seriedad del Estado que hay que mantener. Abonar el lucro cesante es una barbaridad que tienes que pagar para nada. Una vez elegido este camino, hay que acabarlo
-¿Duda usted de su idoneidad?
-No. Hay beneficios directos y otros que no lo son. Algunas infraestructuras recuperan el gasto y hay que mirar la rentabilidad desde distintos puntos de vista. Un hospital, por ejemplo.
-Nunca sería rentable en los términos que algunos plantean estos asuntos.
-Exacto. Como no le voy a cobrar a nadie ya no hago la inversión. Pues no. No es un despilfarro. Es un beneficio social. No son comparables la necesidad de la sanidad y las infraestructuras. Pero me interesa la reflexión general. ¿Cómo se valora la rentabilidad de la vertebración del territorio, la conectividad, los beneficios indirectos?
-Y además la gente lo utiliza. Solo hay que ver el eje atlántico.
-Lo del eje atlántico es un éxito tremendo. Ahí lo que se valora es que la gente llegue más rápido y segura a su trabajo. Lo que nos encanta de nuestra profesión es que es un trabajo al servicio de la sociedad.
-¿Puede considerarse una revolución en la movilidad?
-Es una cierta revolución. Es como un metro en superficie, el metro de Galicia. Un transporte público colectivo no contaminante y seguro.
-¿Y cómo valora la postura de algunos políticos catalanes?
-Es muy fácil para ellos, que ya tienen construido lo suyo, decir: ahora dejemos esa esquina. A mi de entrada me sale una palabra para definirlo: egoísta y poco solidario. Es un gasto muy importante, pero otros gastos fueron antes, desde 1992. Justo ahora que nos toca el AVE a nosotros es cuando se plantean recortarlo. Hay que tender a una rentabilidad, pero de funcionamiento, que el mantenimiento sea eficiente. Una infraestructura ferroviaria es casi para toda la vida. Si se calcula el tiempo en el que no se renovaron estas dotaciones el dinero, se lo aseguro, no es tanto. El ferrocarril fue el gran olvidado.
-Aunque algunos excesos sí que hubo, quizás motivados por el localismo.
-Hay que planificar a largo plazo, no basarse en períodos electorales. Eso es señal de inmadurez. El aeropuerto de Oporto se nos sube a las barbas y para cualquier vuelo hay que pasar por Madrid.
-No les hacen mucho caso a ustedes, ¿no?
-La Administración cada vez está más desprofesionalizada y la política cada vez llega más abajo. Tiene que haber unos ejes directores políticos, pero no poner a los suyos en todos los ámbitos. El funcionario tiene que ser independiente y hay que reducir los puestos de libre designación. Y que los responsables en infraestructuras sean ingenieros. No todo el mundo vale para todo.
-Después de la inversión en las grandes obras, ¿cuáles son las necesidades de Galicia?
-Partimos de una base de privilegio, con unas infraestructuras de primer nivel mundial. Y el coste final de las obras no es más caro que en otros países. No tenemos memoria de cómo eran las carreteras antes. En general los fondos europeos se gastaron bien. Están ahí, se ven.
-¿Pero cuáles deben ser los objetivos?
-Hay que gestionar lo construido e invertir en mantenimiento. Si no se hace, más adelante sale mucho más caro.
-Eso se abandonó durante la crisis. No vende políticamente ¿No cree?
-Efectivamente, no se cortan cintas. Siempre quedan cosas por hacer, pero hay mucho pendiente en depuración y tratamiento de aguas. En Vigo aún están en ello. Eso tampoco vende, pero es fundamental. Está por debajo, corta el tráfico... Pero hay que cuidar el inmenso patrimonio costero de Galicia.
«Todo pasa por la movilidad sostenible: transporte público y bicicleta»
Una vez prácticamente finalizadas las infraestructuras de trazo grueso, el AVE y las principales autovías, Ricardo Babío cree que hay que apostar por favorecer otras formas de movilidad urbana, pero aplicando el «sentido común». «Tengo claro que todo pasa por la movilidad sostenible: transporte público, caminar y bicicleta. Eso es calidad de vida, pero no nos podemos olvidar de la realidad y que hay vías de entrada como Alfonso Molina con miles de vehículos. Hay que conciliar ambas realidades con actuaciones integrales».
-¿Qué opina del problema de la niebla en la A-8? ¿Los ingenieros no debieron anticiparlo?
-El proyecto era la menos mala de las opciones al encontrarse problemas de estabilidad en la otra ladera. La inseguridad allí era mucho mayor. Había riesgo de deslizamientos.
-¿Se hizo un estudio climatológico?
-Sí.
-¿No le parece un fracaso que la autovía se cierre una y otra vez en los meses centrales del año?
-Creo que no es admisible y hay que arreglarlo. Es evidente que no puedes darle una nota de diez a esa obra. Se va a experimentar con distintas opciones. Lo importante también es que desde que hubo ese accidente en cadena no ha habido más víctimas. Esa es la prioridad.
-Sin ese accidente no se cerraría la autovía.
-Creo que se cierra más horas de las que probablemente se hubiera cerrado si no hubiera habido el accidente.
-Incluso hay otras carreteras con esas condiciones de visibilidad que no se cierran.
-Quizás. Pero hay que tener en cuenta que las condiciones en esa zona son muy particulares. No hay ninguna tecnología en el mundo para evitar esto. Si se consigue, será un logro muy importante.