La norma ampara a la familia del niño de Lalín para elegir centro educativo

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El Colexio Oficial de Psicoloxía recuerda que un aula ordinaria es la mejor opción

19 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los escolares gallegos dijeron el viernes adiós a las aulas. Lo harán hasta el día 7, por lo que probablemente no será hasta el 2016 cuando se resuelva el conflicto del menor escolarizado en un centro público de Lalín con atención educativa especial, que saltó a los medios de comunicación esta semana cuando un grupo de padres decidieron no llevar a sus hijos al colegio para que se lo traslade a otro lugar.

La Consellería de Educación ya explicó que se están elaborando los informes pertinentes tanto desde los servicios de orientación como desde la inspección, con el fin de determinar en dónde estaría mejor. En todo caso la última palabra la tiene la familia. La presidenta de la sección educativa del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia, Manuela del Palacio, orientadora además en un centro educativo, recuerda que la legislación establece que son las familias las que eligen el centro educativo «dentro de la oferta de centros subvencionados con fondos públicos, es decir, eligen dónde quieren escolarizar a sus hijos».

El decreto que regula en Galicia la atención a la diversidad del alumnado es el 229/2011. En lo que respecta a la escolarización detalla que debe atender a la libertad de elección de centro, a los principios de normalización e inclusión, a las circunstancias personales de cada alumna y alumno, a los recursos existentes, a los informes y dictámenes de los servicios de orientación y a la flexibilidad y reversibilidad, en la búsqueda de una enseñanza de calidad y del desarrollo personal y social del alumnado.

Es más, establece que hay que priorizar la escolarización de este colectivo «en los centros ordinarios frente a las unidades o a los centros de educación especial». Del Palacio apunta que cuando los equipos de orientación dan una respuesta educativa a estos alumnos, deben seguir los principios de «normalización y de inclusión, porque si no es así ¿dónde quedaría la igualdad de oportunidades o el no discriminar?», explica.

En principio, y sin conocer los detalles del caso, desde el Colexio de Psicoloxía apuntan que siempre que los padres no decidan otra cosa, los menores con algún tipo de necesidad educativa están mejor en colegios ordinario «porque esto conlleva muchas cosas». «Lo fundamental es el bienestar del alumno en todos sus niveles, no solamente en el estrictamente psicopedagógico y curricular, sino también a nivel personal, emocional y social», aclara la representante de la sección educativa.

Falta de recursos

El problema al que se enfrentan los centros es muchas veces la falta de recursos para dar una respuesta educativa a estos menores. El primero, la ratio de estudiantes por aula, de 25 en primaria y 30 en secundaria, una cifra difícil de manejar si hay varios niños que precisan algún tipo de atención especializada. «Para mí, la atención a la diversidad empieza en la ratio que hay de alumnos por aula», explica esta psicóloga y orientadora. El otro factor son los recursos humanos, no siempre adecuados a las necesidades, «el personal en los departamentos de orientación es escasísimo. Hay una orientadora por centro y una especialista en pedagogía terapéutica, da igual que tenga 400 o 200 alumnos», dice.

Los menores que precisan una adaptación del currículo por sus problemas educativos tienen un programa individualizado, ya que aunque tengan la misma necesidad -por ejemplo dos niños con espectro autista o con síndrome de Down-, la respuesta debe ser individual y adaptada a las características del alumno. Cuando la familia o el profesorado piden una valoración al departamento de orientación, se elabora un dictamen de escolarización, para el que incluso puede pedirle asesoramiento al equipo de orientación específico. En este documento trata de determinarse dónde está mejor el alumno no solo a nivel curricular, sino también de bienestar.

Familia colaboradora

Según el Colexio de Psicólogos, las familias son en su inmensa mayoría colaboradoras con las alternativas que se les ofrece, «porque al final lo que queremos todos es que los niños sean felices». La presidenta de la sección educativa sostiene además que en este caso la actuación de la Administración fue correcta, realizando una tarea de mediación.

En Galicia hay más de 6.500 estudiantes con necesidades educativas especiales que este curso están escolarizados en centros ordinarios, frente a poco más de 1.300 en centros especiales.

Padres de alumnos del colegio de Abanqueiro se quejan de mal estado de la comida

Los problemas con la comida en el colegio de Abanqueiro todavía no encuentran solución y varios padres ya comienzan a estar hartos. Hace un mes se detectaron larvas en la merluza y esta misma semana los responsables del comedor volvieron a tener un par de comidas complicadas. Durante el mediodía del jueves, los monitores contratados por la empresa Serunión no sirvieron un pisto, ya que como indicó el padre de uno de los niños: «Era aceite puro y duro. No era un plato para servir a los niños». Durante el mediodía del viernes, a pesar de que muchos críos no comieron en el colegio debido a que terminaba el curso escolar, los problemas volvieron, esta vez con las patatas fritas. Según informan progenitores de pequeños del centro, los profesionales del comedor pidieron otra ración que tampoco pudo ser distribuida entre los comensales, ya que aseguran que tampoco cumplía con la calidad prevista. Según informó una de las familias afectadas, las patatas estaban agrias y con un regusto picante. La paciencia de los padres comienza a agotarse y muchos se plantean quitar a los niños de este servicio.