Padres gallegos vuelven a Portugal para hacerse con la vacuna de la meningitis

E. Álvarez, D. sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Calendario de vacunaciones

El país vecino cuenta con «stock» mientras que en Galicia las farmacias están desabastecidas

11 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los padres gallegos siguen acudiendo a Portugal a comprar la vacuna de la meningitis B pese a que en teoría desde el pasado 1 de octubre está disponible en todas las farmacias españolas. Pero la falta de abastecimiento provoca que los viajes continúen a la frontera lusa. En Valença aseguran que siguen siendo muchos los progenitores que van a por este medicamento, y de hecho están sorprendidos porque ya se vende en Galicia oficialmente. Más aún, unos kilómetros más abajo, en localidades como Esposende, Barcelos o Povoa de Varzim, hay excedente en las farmacias, por lo que los boticarios aseguran que ni es necesario reservar con antelación para adquirir Bexsero.

Mientras en el vecino Portugal puede encontrarse la vacuna pese a que el laboratorio, GSK, asegura que el aumento de la demanda sobre las estimaciones realizadas ha sido «a nivel mundial», en Galicia las farmacias enfilan su tercer mes de racionamiento. Una o dos cajas a la semana, para una lista de espera que en un establecimiento del concello de Ames llega a las 670 personas. Evidentemente, estas listas están sobredimensionadas, porque un mismo niño puede estar esperando la vacuna en varias farmacias, pero los profesionales admiten que muchos padres están «desesperados, te preguntan ¿de qué número estoy? Porque en la otra farmacia estoy mucho más arriba», cuentan.

La vacuna en los lactantes hasta los cinco meses tiene unas instrucciones de administración, y a partir de esa edad, entre la primera y la segunda dosis deben pasar dos meses. Esto quiere decir que los padres que sí lograron la vacuna en octubre ahora tendrían que poner la segunda a sus hijos, y aunque en la mayoría de las farmacias consultadas no hay problemas con esta segunda dosis -sobre todo porque hay pocos niños que deban recibirla ya-, en otras sí admiten que se puede estar retrasando esta aplicación por la falta de medicamentos. Lo que tienen claro los farmacéuticos es que se prioriza a los niños que tienen la primera dosis, ya que desde ese momento quedan anotados para recibir la segunda aplicación.

Los pediatras aseguran que no implica ningún riesgo que un niño retrase la segunda dosis de la vacuna. Es decir, en ningún momento tiene que volver a iniciar la pauta porque haya una demora. No disminuye el efecto o la cobertura de la primera, y en el momento en el que recibe la dosis de recuerdo, se pone «al día» en cuanto a lo que a protección se refiere.

Federico Martinón, pediatra en el complejo hospitalario universitario de Santiago, sostiene que siempre es mejor tener una dosis de la vacuna que ninguna, aunque recuerda que mientras solo se tiene una aplicación no debe asumirse que el pequeño está vacunado, porque solo tiene una protección «parcial».

Otra de las paradojas de la vacuna de la meningitis B en Galicia es que hay pediatras privados que la ponen en sus consultas, cuando hay un desabastecimiento general en la comunidad. La explicación puede estar en que también han recurrido al vecino Portugal.

Sin fecha para solucionarse

Desde el Sergas afirman no tener ninguna noticia nueva del laboratorio sobre las fechas para regularizar el suministro de este fármaco, y tampoco plantean una alternativa para dar las segundas dosis a los niños que ya tienen la primera «porque el problema es que no hay vacunas».

Los colegios oficiales de farmacia explicaron este miércoles que hasta junio es probable que no se regularice el suministro. No obstante, el conselleiro indicaba en el mismo acto que la incidencia en Galicia de la meningitis B es la más baja de la historia, por lo que no debe haber alarma. Hace solo unos días se confirmaba un nuevo caso de esta enfermedad en un pequeño de 3 años en Vilaboa (Culleredo).

El Sergas suministrará la protección contra la tosferina a las embarazadas que la demanden a partir del día 21

El Gobierno gallego lanzará de inmediato una campaña informativa para animar a las embarazadas a vacunarse contra la tosferina en las últimas semanas de gestación, con el fin de proteger a los recién nacidos en los dos primeros meses de vida, pues la vacunación contra esta infección respiratoria no se administra hasta que se rebasa el segundo mes de vida.

La campaña se pondrá en marcha la próxima semana en los centros de salud de referencia para empezar a suministrar las dosis a partir del próximo día 21. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, manifestó al término de la reunión del Consello que la decisión de ampliar el suministro de la vacuna se adoptó en base a la opinión de los expertos, que consideran que esta es la mejor forma de luchar contra la enfermedad debido al incremento de prevalencia en el sur de España, pero también en algunas zonas del norte.

«Esta vacina non substitúe a obriga de vacinar aos nenos a partir dos dous meses», aclaró el jefe del Ejecutivo, que puso de relieve que, de acuerdo con los expertos, es aconsejable suministrar las vacunas a las mujeres embarazadas entre las 28 y las 36 semanas de gestación, y de forma preferible en la semana 32 (ocho meses), aprovechando la visita de control del embarazo establecida en las Guía Técnica de Atención ao Embarazo que está vigente en Galicia.

En Galicia hay en torno a 18.000 mujeres embarazadas susceptibles de acceder al tratamiento preventivo contra la tosferina. El único inconveniente que se puede encontrar Sanidade en el camino está relacionado con los problemas de abastecimiento de este antídoto a nivel mundial, si bien fuentes de la Consellería sostienen que no habrá dificultad para disponer de las dosis que se necesiten, pues garantizan que se repartirán a partir del día 21.

En todo caso, la vacunación de las embarazadas contra la tosferina es «recomendable», precisó Feijoo, pero no tendrá carácter «obrigatorio».

Menos farmacéuticos de salud pública y menor frecuencia de análisis

La Consellería de Sanidade contaba en el año 2006 con 81 farmacéuticos inspectores de salud pública, que se encargan de comprobar el estado de las aguas de traída municipal y vecinal, así como de realizar el control sanitario de la legionelosis en torres de refrigeración y agua caliente. En total, según la memoria de la Xunta del año 2014, había más de nueve mil establecimientos que deben ser inspeccionados periódicamente, como hospitales, hoteles, colegios, piscinas y depósitos de agua. Actualmente solo realizan este trabajo 70 farmacéuticos según Sanidade -un 13 % menos- aunque el colectivo asegura que son 68 porque no se cubren las jubilaciones, e incluso hay profesionales que dejaron su puesto de trabajo.

Los farmacéuticos, que ayer se concentraron delante de la Consellería de Sanidade en Santiago, sostienen que casos como el ocurrido en julio en Ferrol, cuando se prohibió temporalmente el consumo del agua del grifo, o el brote de legionelosis en Lugo «non son feitos illados». Por ejemplo, aunque las traídas vecinales deben inspeccionarse, «xa non se fan», explican los farmacéuticos, debido a la carga de trabajo.

La escasez de personal lleva también a reducir la frecuencia de los análisis. La Xunta asegura que «la dotación garantiza el correcto cumplimiento de los programas anuales de los distintos planes de vigilancia y control». Los inspectores lo niegan. Sostienen que la frecuencia de la toma de muestra en los abastecimientos de agua se redujo en un tercio, y ponen más ejemplos. En los centros educativos se ha pasado de controlar el desinfectante residual una vez por semana a dos veces al año; y en las piscinas de recoger muestras dos veces al año a no tomarlas.

Se crearon 100 plazas

Aunque este cuerpo de inspectores farmacéuticos de Sanidade nunca llegó al centenar, cuando en el año 2006 se creo la relación de puestos de trabajo se habilitaron cien plazas, y en el 2008 se amortizaron cinco, por lo que todavía hay 95 pese a que nunca se cubren. El colectivo denuncia que cada año aumentan los casos de enfermedades relacionadas con la salud ambiental «debido ao escaso número de inspectores existentes e á falta de medios, resultando imposible abarcar a totalidade das instalacións para inspeccionar». En la protestan reclamaron más responsabilidad sanitaria que evite riesgos a la población.