
La exconselleira Rocío Mosquera aprobó el decreto para implantar este modelo organizativo, que nunca gozó de apoyo entre los profesionales
03 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.En el año 2010 la exconselleira de Sanidade, Pilar Farjas, aseguraba que en la primera legislatura del Gobierno de Núñez Feijoo se crearían en el Sergas cincuenta áreas de gestión clínica, un modelo organizativo que sitúa al paciente en el centro del sistema. En el año 2014, su sucesora, Rocío Mosquera, se comprometía a que habría al menos 21 constituidas, tres por cada área sanitaria de Galicia. El 24 de marzo del 2014 se publicó en el Diario Oficial de Galicia el decreto que regula esta organización, pero a estas alturas sigue sin oficializarse ninguna.
El rechazo que generó entre los profesionales sanitarios este modelo -en diciembre del 2013 se llevaron a cabo varias jornadas de huelga y manifestaciones multitudinarias en toda Galicia-, ha llevado finalmente al nuevo responsable de la Consellería de Sanidade, Vázquez Almuíña, a aparcar este proyecto estrella. Fuentes de este departamento aseguran que «se necesita mucho diálogo para llevarlo adelante y no hay clima para ello».
Desde hace meses las áreas de gestión estaban encalladas y todos los profesionales de la sanidad coinciden en que se trata de un modelo en el que debe existir un amplio consenso para que sean efectivas. Incluso a nivel estatal, y después de que el Foro de la Profesión Médica rompiese sus negociaciones con el Ministerio de Sanidad, este aceptó modificar el real decreto sobre las unidades de gestión.
El área de gestión clínica es un sistema organizativo que depende de la gerencia y está formado por profesionales voluntarios. Se organizan de manera autónoma en la gestión y en los cuidados, y de hecho cuentan con un presupuesto propio. El objetivo es prestar una atención más integral y mejorar la calidad asistencial. La filosofía, por lo tanto, es buena y compartida por la mayoría de los profesionales de la salud, pero desde que comenzó a hablarse de este proyecto surgieron muchísimas incertidumbres. La primera, su posible privatización. El decreto gallego recoge que no podrán tener personalidad jurídica propia, pero la norma estatal abre la puerta a esta posibilidad y por lo tanto a que en el futuro puedan privatizarse, lo que generó temor en los sanitarios. La segunda, el nombramiento de los responsables de estas áreas clínicas, que en Galicia y más comunidades se reguló mediante el procedimiento de libre designación. La coalición sindical CESM-O?Mega recurrió a los tribunales y el TSXG les dio la razón, anulando este artículo del decreto. Y finalmente una tercera objeción es que el decreto permite incentivar a los profesionales si se ahorra parte del presupuesto destinado a las unidades, un aspecto que sindicatos y profesionales han cuestionado. Finalmente, el nuevo titular de Sanidade ha decidido suspender este proyecto hasta que haya un diálogo suficiente para llevarlo a cabo.
Las reticencias de los sanitarios
El principal problema en la implantación de las áreas de gestión clínica han sido las enormes reticencias de los profesionales de la sanidad. A nivel gallego no tienen personalidad jurídica propia, pero una norma de mayor rango a nivel estatal abría la puerta; son voluntarias pero se desconoce qué pasaría con aquellos profesionales que no se integran en ellas o los que deciden abandonarlas. Dudas que al final han llevado a repensar el sistema.