Esta reforma del aborto no era necesaria porque tal y como estaban tipificados los supuestos en el código penal anterior dejaban libertad a la persona para decidir si seguía adelante o no con su embarazo sin meter a los padres. La reforma legal corta la propia libertad para decidir pues los progenitores pueden no consentir el aborto. Esto va a dar lugar a muchos más conflictos y litigios porque hay numerosos padres que, por motivaciones religiosas o ideológicas, no van a estar a favor de que las menores aborten. Si las adolescentes tienen capacidad de decisión para otras cosas no se explica que no puedan decidir sobre un asunto personal que no influye tanto en la vida de sus padres como en la suya. Es lógico que el fiscal apoye a las menores porque es quien defiende su interés. Su papel es relevante respecto a lo que está en juego. A la Fiscalía no le queda otra que intervenir como en cualquier procedimiento con menores, como un divorcio. Antes no se daban estos problemas porque el aborto era libre, por lo que la reforma es un retroceso. No es plato de buen gusto para una menor quedar embarazada pero peor es si te obligan a tener un hijo no deseado.