Una autovía a tiempo parcial

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

GALICIA

JAVI V

Un nuevo cierre en la A-8, que ayer duró diez horas, eleva a cuatro los cortes registrados en el tramo de Lourenzá a Abadín en solo ocho días

08 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora sí, ahora no. La autovía del Cantábrico se ha hecho conocida en los últimos 13 meses por los repetidos cierres de su tramo negro, los 16 kilómetros comprendidos entre Arroxo (Lourenzá) y A Xesta (Abadín), y la fama, simplemente derivada de la niebla que se acumula en el entorno del Fiouco, continúa creciendo.

Cuatro cortes en ocho días son una muestra evidente de que la falta de visibilidad en el citado paraje del municipio de A Pastoriza, que marca la cuota más alta de toda la A-8 con 698 metros sobre el nivel del mar, es un fenómeno más que habitual y de que lo ocurrido en julio del año pasado, con un choque en cadena de decenas de vehículos y con una persona fallecida en una mañana de niebla muy densa, sigue estando presente.

El último caso se dio ayer. La autovía se cerró alrededor de las dos de la madrugada y se reabrió unas diez horas después, pasado ya el mediodía y tras algunos momentos en los que la circulación había sido algo intensa en la vieja carretera N-634 (Irún-Santiago).

Lo ocurrido no era una novedad, puesto que sucedía tras una semana en la que ese tramo de la A-8 se había cerrado tres veces en solo tres días. El primero empezó a última hora de la tarde del lunes 31 -es decir, en el final de la operación retorno-, y no acabó hasta 19 horas después, ya en la tarde del martes. El segundo llegó en la noche del día l: comenzó a las once y solo duró hasta la una de la madrugada; sin embargo, tampoco la reapertura fue muy larga, puesto que alrededor de las ocho de la mañana la niebla ya obligó a decretar un nuevo cierre en esa zona.

Supuestos beneficios

Pero si los cortes y las reaperturas de la A-8, incluso cuando se suceden con pocas horas de diferencia, son una constante de los últimos meses, la situación se vio aderezada en el mes pasado -curiosamente, en un día en que la circulación estaba interrumpida por la niebla- por unas declaraciones de Elena Candia, alcaldesa mindoniense y presidenta de la Diputación de Lugo, que aseguró que dueños de negocios de Mondoñedo veían con buenos ojos esos cierres porque salían favorecidos al tener así un aumento de clientes.

Los cortes de la autovía obligan a turismos, camiones y autocares a circular por la vieja carretera N-634 (Irún-Santiago), que en esa zona, especialmente entre Mondoñedo y A Xesta, presenta diversos contratiempos, bien conocidos por los automovilistas. El trazado es sinuoso; en los últimos kilómetros de subida desde la ciudad episcopal carece de un tercer carril; en la bajada de A Xesta al primer acceso mindoniense hay línea continua y no se puede adelantar, por lo que se forman colas cuando se circula detrás de un camión o de un autocar; la niebla también aparece a veces en la parte próxima al municipio abadinense, y en algunas ocasiones, sobre todo por las noches, ganado salvaje ha invadido la calzada.

El trazado actual de la carretera en esa zona data de principios de los 90; desde entonces se realizaron diversas mejoras -entre ellas, un aumento de la seguridad en taludes próximos a la calzada en el municipio de Mondoñedo-, pero problemas como la falta de un tercer carril en el final de la subida a A Xesta han quedado pendientes.

En busca de soluciones

La cercanía al mar y la posición de la zona con respecto al cercano Cantábrico, que incluso se puede contemplar desde algunos puntos del trazado cuando la niebla no aparece, explican que la autovía sufra una periódica falta de visibilidad que no se da en otras vías. Mientras tanto, el Ministerio de Fomento sigue manejando varias opciones para rebajar el impacto de la niebla, y la Xunta acomete alguna obra relacionada con la A-8: en estas semanas se está mejorando un tramo de la LU-124 (Mondoñedo-Vilameá) hasta el acceso mindoniense de Curros.