«En el pueblo no podíamos respirar, no se veía nada»

SINDO MARTÍNEZ XINZO / LA VOZ

GALICIA

Vecinos de las aldeas afectadas critican la escasez de medios en las primeras horas y los alcaldes reclaman ayudas

01 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El fuego ha dejado la mayor parte de la Serra do Larouco ourensana, un enorme vergel entre A Limia y Montalegre (Portugal), convertida en un paraje lunar ennegrecido. La lengua del incendio llegó a abarcar una longitud de casi diez kilómetros, atravesando toda la sierra.

Los vecinos, cruciales en evitar que el fuego alcanzara varias casas en diversas parroquias, eran unánimes ayer a la hora de criticar la escasez de medios que inicialmente se destinaron al incendio. Esa falta de contundencia inicial, según los residentes, pudo favorecer que un siniestro de tamaño medio ya detectado antes del mediodía de anteayer se convirtiera a media tarde en un infierno incontrolable de llamas y humo que arrasó todo a su paso.

Santi M. Amil

La rabia era la nota predominante ayer en vecinas como Rosa Alonso, de Vilar de Lebres (Trasmiras). A media tarde del domingo, Rosa y su familia vieron impotentes como el fuego cruzaba la carretera entre Xinzo y Cualedro y calcinaba su galpón. Sacaron a toda prisa a los cerdos del cortello para evitar que se abrasaran, pero nada pudieron hacer para salvar la edificación.

«Esto se pudo haber evitado. No entiendo cómo permitieron que llegara desde Cualedro, a las doce del mediodía, hasta aquí a las cinco de la tarde. Aquí apagamos los vecinos, no hubo motobombas ni medios hasta que llegó la UME, pero ya era tarde», dijo Alonso. En parecidos términos se expresó Sindo Cuquejo, de O Cabreiro, en Xinzo. «Lo que pasó fue tercermundista, este fuego se pudo frenar al principio. Luego, cuando sopló el viento, salvar la casa fue una lotería, pudo arder todo», relató. Según este limiano, «las llamas no entraron dentro de mi patio de milagro. La vivienda de al lado, de unos familiares, no quedó reducida a escombros de casualidad».

En Vilela, uno de los pueblos que tuvo que ser temporalmente desalojado (junto a Novás y A Serralleira), Remedios San Mamede, lo reafirmó: «En el pueblo no podíamos respirar, no se veía nada. Fue horrible». Otra vecina de esta aldea de Cualedro también lo refrendó: «A nosotros nos ardieron 80 rollos de hierba. Se ha quemado el monte entero. ¿Ahora dónde vamos a llevar a pastar a las ovejas?», lamentó Agustina Álvarez.

Los cuatro grupos de gobierno de los concellos afectados, todos del PP, coincidieron en que estudiarán la solicitud de zona de ayuda extraordinaria, la antigua declaración de zona catastrófica para intentar paliar las pérdidas económicas provocadas por el fuego. Los regidores ya transmitieron al delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, que ayer estuvo en la zona, la conveniencia de que el Estado articule subvenciones extraordinarias por la cuantía de los daños. El alcalde de Cualedro, Luciano Cuquejo, manifestó: «Han ardido miles de árboles a lo largo de una superficie enorme. Van a pasar muchos años antes de que la masa forestal se recupere en toda la zona afectada. Es una auténtica catástrofe».

«Terroristas»

Según el regidor, «los medios de extinción fueron importantes pero si hay terroristas que sistemáticamente, como pasa en este municipio todos los veranos, plantan fuego, es muy difícil contener esto». Cuquejo anunció que han pedido que «las fuerzas del orden extremen la vigilancia y que intenten atrapar a estos pirómanos». El teniente de alcalde de Xinzo, Manuel López Casas, indicó: «Foi algo terrible. É precisa unha liña de axudas urxente xa que os danos foron moitos. Tentouse evitar danos en vivendas e granxas e conseguiuse, pero a desfeita na masa forestal é enorme».

El regidor de Baltar, José Antonio Feijoo, puso el acento en la desmoralización colectiva tras lo sucedido: «El fuego iba y venía, no dio tregua. En pueblos como O Bouzo y Garabelos estuvo muy cerca de las casas. Ya no había agua en un momento dado y se intentó apagar con purines. Un desastre». El regidor de Trasmiras, Emilio Pazos Ojea, remarcó que ante la magnitud del fuego y el fuerte viento, los medios antiincendios hicieron «todo lo posible».

El capitán de la Unidad Militar de Emergencias desplazada desde León, Ciro Zapico, manifestó a mediodía de ayer: «El incendio está cercado ahora y esperamos controlarlo en breve. Ha sido un fuego complicado».