Cinco años sin rastro de Sonia

Alfredo López Penide
lópez penide PONTEVEDRA / LA VOZ

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Esta noche, una manifestación partirá de la plaza de A Ferrería para reivindicar que la desaparición de la pontevedresa no caiga en el olvido

18 ago 2015 . Actualizado a las 13:43 h.

El 18 de agosto del 2010 está grabado en la memoria colectiva de Pontevedra. Fue el día en el que Sonia Iglesias, que por aquel entonces tenía 37 años y era madre de un niño que tenía 7, desapareció sin dejar rastro alguno. Cinco años después de aquel trágico suceso, nada ha cambiado. Sin noticias, ni indicios, hace escasos meses se decretó el archivo provisional de la causa judicial. Esta noche, convocada por su familia y allegados, una marcha ciudadana partirá de la plaza de A Ferrería para reclamar que lo ocurrido no caiga en el olvido.

Como hacían muchas veces, la mañana de aquel miércoles, la pontevedresa y su compañero sentimental -quien llegó a estar más de dos años imputado en relación con su desaparición- se dejaron ver en el bar El Albero, una cafetería ubicada en el entorno de la plaza de toros de Pontevedra y a escasos metros de su domicilio. El día anterior habían terminado sus vacaciones y Sonia tenía que incorporarse a su puesto de trabajo como encargada de la planta superior -dedicada a moda femenina- de la tienda que Massimo Dutti tiene en la ciudad del Lérez.

La pareja abandona la cafetería y juntos se desplazan hasta la zapatería Villa Reparaciones, situada en la calle Arzobispo Malvar. Pasan de las diez de la mañana y la pontevedresa tiene intención de dejar a arreglar unos zapatos. Es a partir de este punto cuando se le pierde el rastro.

Según trascendió en su momento, su pareja la recogió en el coche pero, instantes después, Sonia Iglesias decidió continuar andando para realizar unos recados. Pasaban unos minutos de las diez de la mañana.

Hubo quien, media hora después, la situó en distintos puntos del centro de la ciudad. No se pudo verificar si realmente esos encuentros se produjeron ese mismo 18 de agosto u ocurrieron días antes. De igual modo, los cotejos de las cámaras de vídeo de los sistemas de seguridad de algunos negocios no sacaron nada en claro en la investigación.

Pistas no concluyentes

A las 10.35 tuvo lugar una de las pistas que, por el momento, solo ha conducido a un nuevo callejón sin salida en la investigación. A esa hora un desconocido se deshizo de la cartera de la pontevedresa en las proximidades del asentamiento marginal de O Vao, instante en el que su compañero sentimental «estaba en un bar», algo que se acreditó testificalmente, además de que los agentes de la Guardia Civil no lo identificaron tras visionar las imágenes captadas por el sistema de seguridad de la Comandancia.

Lo cierto es que las horas de aquella mañana del 18 de agosto fueron pasando hasta que los compañeros de trabajo de Sonia, extrañados por su tardanza -tenía que incorporarse al turno del mediodía-, se pusieron en contacto telefónico con su novio y padre de su hijo.

Cuarenta y ocho horas más tarde, la madre de Sonia Iglesias manifestaba unas palabras que, cinco años después, se han convertido en todo un augurio: «Xa verás como nunca máis aparece o corpo da miña filla».

La desaparición de Sonia, calificada desde un principio como inquietante, está en una especie de punto muerto o, incluso, limbo. El sobreseimiento provisional acordado por la jueza de instrucción y ratificado por la Audiencia Provincial de Pontevedra implica que la causa podría reabrirse en el momento en el que aparezcan nuevas pruebas.

«Eso es lo que nos transmiten, que si en cualquier momento surgiera algo, vuelven a retomarla, por decirlo de alguna manera. Es un caso del que se van a cumplir cinco años el próximo martes y la policía tiene asuntos que investigar todos los días. Si surge algo, lo volverían a retomar», señaló Maricarmen Iglesias.

La hermana de Sonia dejó claro que lo que la familia y los allegados quieren es que el caso «no caiga en el olvido. «Seguimos sin saber qué ha ocurrido con ella. Ha desaparecido una persona, en este caso, mi hermana».

Reconoce que «el sentimiento que nos embarga, sobre todo, es de impotencia y rabia». Maricarmen precisó que «lo único que podemos hacer es manifestarnos, que es lo que vamos a hacer el próximo martes por la noche».

El objetivo que buscan con esta movilización ciudadana, como los anteriores, sigue siendo el mismo: conseguir respuestas. Remover la conciencia de las personas que pudieran tener la clave de la desaparición de Sonia y hacerles dar el paso para que todo se esclarezca de una vez por todas. Pero también es la demostración de que quieren «dejar constancia de que, tanto la familia como los conocidos y amigos de Sonia, seguimos queriendo saber qué es lo que pasó en torno a su desaparición.

«Seguimos sin conocer los detalles importantes de su ausencia y queremos que la policía siga investigando, que tengan todos los medios necesarios a su alcance para poder llegar a saber algún día que es lo que sucedió con mi hermana».