Familias que prefieren un ambiente tranquilo para criar a sus hijos

m. Rabuñal, m. s REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Dos madres hablan entre ellas con sus hijos en brazos
Dos madres hablan entre ellas con sus hijos en brazos MIGUEL VILLAR

En general, están satisfechos con los servicios de los concellos pequeños

08 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis no solo ha afectado en el terreno económico, también en el demográfico. Las familias tienden a buscar lugares que ofrezcan aquellos servicios que mejor se adaptan a sus necesidades, como tener un colegio y un centro de salud cerca, parques recreativos, espacios naturales, y un largo etcétera. Esta inercia a abandonar las localidades más pequeñas repercute directa y negativamente en el número de nacimientos y, por tanto, en el envejecimiento de la población. Son concellos como el de Cenlle, en Ourense, donde el año pasado nacieron cuatro niños, o el de Vilasantar, en la provincia coruñesa, que contabilizó tres nacimientos en el 2014 después de haber cerrado el 2013 sin que ningún bebé viniese al mundo. Estos dos concellos son solo una pequeña muestra de lo que acontece en el entorno más rural de la comunidad gallega.

Pero en Galicia siempre que llueve escampa. «Repuntamos, aunque moderadamente, y ya tenemos entre 5 y 6 niños recién nacidos», señala el alcalde de Cenlle, Gabriel Alén, refiriéndose a los datos del 2014. Es el caso de Carla y Jose, dos familias de padres primerizos que han elegido criar a sus dos pequeñas niñas en la localidad ourensana.

Carla acaba de tener a su primera hija. Reconoce que tanto ella como su marido pretenden tener más descendencia, pero «siempre y cuando las circunstancias lo permitan». Admite estar satisfecha con los recursos y las instalaciones de la localidad ourensana. «El problema no son los recursos, que los hay de sobra -apuntó-, pero no se llenan los que el Ayuntamiento pone a disposición de los vecinos, como el colegio público, ya que, al no haber niños suficientes, las plazas no terminan de cubrirse, llegando al punto de tener que unir primero y segundo de primaria en un mismo curso». Tiene planes de futuro con su marido e hija, como construir una casa para los tres, pero sin salir de su pequeño y querido Cenlle.

Jose es padre de Carla, su primera hija, que nació el 15 de abril del año 2014. «Es la primera, pero esperamos tener más». Jose pudo cumplir el sueño de ser padre y criar a su hija pidiendo un traslado en el trabajo. Pero muchos otros no corren esa suerte. «Criar a un niño en la distancia es bastante complicado, por eso me vine para Cenlle, de donde es mi mujer». Está satisfecho con los servicios que ofrece el Ayuntamiento. «Tenemos el médico y el colegio muy cerca de casa», señala.

Además, hace hincapié en el problema que atraviesa el colegio municipal, ya que teme que «igual lo cierren por la falta de niños que hay en el pueblo». No descarta marcharse. «Quizá el día de mañana nos tendremos que mudar a otro Ayuntamiento con más servicios y más actividades para nuestra hija, pero de momento estamos muy a gusto aquí». «La tranquilidad del pueblo, algo que no encuentras en las ciudades, nos gusta a mi mujer y a mí», recalca.

13 kilómetros para ir a la guardería

Apenas cincuenta kilómetros separan la ciudad de A Coruña del Ayuntamiento de Vilasantar. Una distancia que, a veces, es suficiente para dejar un hogar y embarcarse en una nueva aventura, pero sin la tranquilidad que los pequeños concellos como el de Vilasantar pueden ofrecer. La despoblación que sufren las pequeñas ciudades y villas gallegas se agrava cada año. Marta García, natural de la parroquia de San Pedro de Présaras, en la localidad de Vilasantar, tiene que hacer números para compaginar su vida laboral con la familiar. Es madre de dos hijos, una niña de 3 años y un niño, el más pequeño, de apenas un mes de vida. A pesar de las complicaciones, asegura estar «moi contenta» con los servicios que el Ayuntamiento ofrece. Sí que echa en falta una cosa, «servizos para nenos recén nacidos», como una guardería. Marta tiene que llevar a su hijo pequeño a la guardería del Concello de Boimorto, la más cercana, a 13 kilómetros de distancia. «Nestes tempos que corren non te podes permitir o luxo de non traballar», apunta. De todas formas, Vilasantar le parece «unha zona idónea para criar aos meus fillos». «É moi tranquilo», recalca.

La crisis demográfica en el medio rural «se agrava aínda máis». Así lo asegura el alcalde de Vilasantar, Fernando Pérez Fernández. A ese traspaso de fronteras municipales se suma el factor económico. «A época é moi mala», señala el edil popular. Vilasantar es uno de los concellos coruñeses que más ha sufrido el descenso en la tasa de nacimientos, registrando una cifra de cero nacimientos al término de 2013. «A cifra repercute moito, porque Vilasantar se despobla». «Antes vivía máis xente nun ambiente familiar: un fogar tiña avós, tíos, irmáns... había máis persoas ás que podías deixar a cargo dos nenos cando alguén tiña que traballar».

Oferta de servicios

Los datos oficiales del año 2014, que registraron un total de ocho nacimientos en la localidad coruñesa, hizo reaccionar al Concello coruñés ofreciendo nuevos servicios para facilitar el día a día a las familias de padres trabajadores. El colegio municipal, que abría normalmente a las 9.30 horas de la mañana, comenzó a abrir una hora y media antes, a las 8.00, para aquellos padres «madrugadores» que por motivos de trabajo no pudieran dejar más tarde a sus hijos. Además, los niños estarán atendidos por una educadora social en el centro. En el terreno económico, Vilasantar concede ayudas a los padres que recientemente hayan tenido un bebé con un cheque por valor de 300 euros.