La política es, probablemente, la mayor enemiga de la política. Y la provincia de Ourense es un buen lugar para comprobarlo. Como un parque temático. Pasen y vean.
La vía de agua que el presidente del PP provincial le ha abierto al alcalde -ojo, también popular- de la capital será difícil de reparar. No por falta de operarios y herramientas para atajar la fuga. Sí porque en el barco del Concello de Ourense todavía estaban achicando el agua del naufragio que fue el anterior mandato municipal. Como para enfrentarse a otra avería.
La crisis que Baltar ha acabado provocando en el gobierno de Jesús Vázquez, cuestiones de partido al margen, no beneficia a la ciudad, que necesita un gobierno concentrado en la gestión. Además, si algo estaba claro es que Francisco González no tenía ninguna necesidad de meterse en política y que cuando finalmente lo hizo fue por compromiso. Por creer, ¡inocente!, que la política podía cambiar Ourense.