Rodríguez cree que Podemos e IU buscan capitalizar la marea gallega y pide al BNG que no sea «inxenuo»

serafín lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOÁN A. SOLER

En un artículo en «Terra e Tempo», dice que buscan capitalizar la marea, y previene a los nacionalistas: «Faríamos ben en non pecar dunha inxenuidade infantil»

25 jun 2015 . Actualizado a las 16:05 h.

El BNG mantiene un discurso abierto sobre la creación de una candidatura gallega de unidad popular para las generales, que facilite al nacionalismo y a la izquierda rupturista formar grupo en el Congreso. Sin vetos a Podemos ni a IU, reza el argumentario que sigue el Bloque desde que su portavoz, Xavier Vence, anunció tras el 24M que aparcan las siglas para allanar la entrada de fuerzas creadas por los que dieron el portazo en Amio (2012): Anova, Compromiso por Galicia o Cerna (escindidos a su vez de la formación de Beiras). Pero no todos en el BNG comulgan con ese canto a la unidad. Su partido hegemónico, la UPG, recela de las intenciones de Pablo Iglesias y Alberto Garzón. El que fue su líder 12 años, y es su referente ideológico, Francisco Rodríguez, alerta de los que llegan de Madrid. En un artículo en Terra e Tempo, dice que buscan capitalizar la marea, y previene al BNG: «Faríamos ben en non pecar dunha inxenuidade infantil».

Advierte que «os detalles son ás veces na política moi ilustrativos do que se coce e con que intención». Compara, por ejemplo, la advertencia que el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, lanzó al BNG de que no liderará la candidatura de unidad con el recibimiento que Compostela Aberta, la Marea Atlántica y las de Pontevedra, Vigo y Ferrol dispensaron, «engaiolados», a Garzón.

«Operacións sucursalistas»

Tras augurar que Iglesias será recibido en unos días «con maior idolatría», Rodríguez opina que «os mareantes, na súa maioría, parecen estar rendidos á cociña madrileña». Apunta que la supuesta unidad popular oculta «siglas de partidos e organizacións vellas e novas, procesos controlados desde arriba, deseños decididos nas centrais madrileñas, operacións sucursalistas», reflexiona Rodríguez, evocando a Blanco Amor. Achaca el interés en presentarse como alternativa gallega al «fraude do aparente, da nova política». Y concluye que, aunque «o nacionalismo non está de moda», sería «suicida» ceder las riendas a fuerzas externas. «Temos que optar con autoestima por existir, mantendo como irrenunciable o principio de que a política se decide aquí, con actores internos e deseños nosos».