El BNG sacrifica sus siglas para asegurarse escaños en el Congreso

serafín lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

Tiende la mano para armar una candidatura para las generales con el partido de Beiras y las demás fuerzas creadas por los que dejaron el Bloque en el 2012

10 jun 2015 . Actualizado a las 07:08 h.

La política centrifuga a toda velocidad, sin que nadie tenga la certeza de en qué condiciones y con qué actores irán a las generales las tres fuerzas que han copado el poder en Galicia en los últimos 30 años. En este tiempo nuevo en el que todo parece por decidir, el BNG abrió antes una crisis que PP y PSOE todavía tienen por hacer. Tres años después de la asamblea de Amio, que voló los equilibrios internos que habían sostenido en pie la casa común desde la cita fundacional de Riazor (1982), el Bloque se ha sumergido en un nuevo ciclo de su historia. El cambio es radical, por lo que la organización plantea y por lo que esa propuesta implica. Por vez primera, el BNG está dispuesto a sacrificar sus siglas para favorecer la creación de una candidatura de país para las generales que garantice escaños al nacionalismo gallego en Madrid.

El movimiento que el portavoz nacional del Bloque, Xavier Vence, anticipó en la entrevista que La Voz publicó el pasado 30 de mayo, salió ese mismo día del consello nacional refrendado como estrategia. Vence había empezado a enhebrar ese relato en la misma noche electoral. El BNG acababa de perder 72.000 votos respecto a las elecciones del 2011. Le permitirán seguir como tercera fuerza municipal y gobernar hasta en 27 concellos, tres más de los que controlaba hasta ahora. Pero más que la valoración de los resultados, de aquel primer discurso de Vence trascendió una lectura autocrítica sin precedente en el BNG. Esta vez no hubo balones a la grada. Nadie lamentó fatalidades que nublan la razón del electorado gallego ni confundió molinos con gigantes. Vence proclamó que Galicia precisa de un «nacionalismo forte» en el Congreso, y abrió la puerta «a todos os nacionalistas e a quenes, sen selo, queiran camiñar cara o soberanismo».

Sin vencedores ni vencidos

Aquel mensaje nada tenía que ver con un calentón ante otro revés electoral. El BNG había llegado a las municipales con la reflexión hecha, sabedor de que cualquier opción de tener escaños en Madrid pasa por incorporar aliados para las generales. El éxito urbano de las mareas solo fue un empujón más a un cambio de rumbo cuya necesidad ya había quedado clara tras las debacles electorales posteriores a Amio. Con 124.000 votos menos en las autonómicas del 2012 (respecto a las del 2009) y 23.000 en las europeas del 2014, los 72.000 gallegos que dieron la espalda al Bloque el 24M les parecían a muchos un mal menor. El camino ya estaba trazado. Toca tender puentes con los que hace tres años dejaron la casa común. Porque Anova, Compromiso por Galicia y Cerna (corriente escindida de la formación de Beiras) surgieron de las sensibilidades que pegaron el portazo en el BNG. Y la reunificación, que podría tener continuidad para las autonómicas del 2016, pasa ahora por evitar una tesitura de vencedores y vencidos. La premisa lógica es relegar a la marca. El Bloque, en definitiva, hace de la necesidad virtud.

La UPG recela de Podemos y EU

Pero todavía debe resolver un debate interno. Sus interlocutores comparten la apuesta por involucrar a las fuerzas nacionalistas y de la denominada por Beiras izquierda rupturista en una coalición de unidad popular, que permita a Galicia aspirar al mayor número de escaños en el Congreso, de forma que pueda defender los intereses estratégicos gallegos y jugar en igualdad de condiciones que Cataluña y el País Vasco en un eventual proceso de reforma del Estado. Ahí, tanto Compromiso por Galicia como Cerna, y desde luego Anova, quieren implicar a Podemos y a Esquerda Unida (EU). Las sombras están en el BNG. Vence sintoniza con lo que Beiras predica. Pero en el partido hegemónico en el BNG, la Unión do Povo Galego (UPG), no todos tienen tan clara la conveniencia de disputar las generales en el mismo equipo que los federalistas de EU y la formación de Pablo Iglesias.

¿Aceptará la UPG compartir lista con el partido que su referente ideológico, Francisco Rodríguez, tachó de «trapallada propagandística»? Voces de peso en la UPG opinan que no son los aliados que Galicia necesita. «Temos unha problemática propia, e moito máis se a estrutura do Estado vai ser revisada e un elemento que marque a lexislatura. Penso que iso non se pode facer nin con Podemos nin con EU», comenta un alcalde. El Bloque busca un giro hacia el futuro. La UPG vuelve a tener la llave.