Los concellos gallegos cobran menos tasas, pero bajan el gasto en servicios

Serafín Lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

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Cómo es el concello medio
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La presión tributaria por vecino es de 421 euros en Galicia y 708 en España. La inversión en servicios básicos es aquí de 305 euros, por 366 de la media estatal

04 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Manejan presupuestos más apretados, arrastran menos deudas, son más solventes y, además, ejercen una presión tributaria notablemente menor sobre el ciudadano. Pero su inversión en servicios básicos también es más modesta. Son algunos rasgos de la gestión de los ayuntamientos gallegos que afloran en un estudio de la Fegamp que compara esos indicadores con la media de los 8.116 municipios de España.

Los 314 concellos recaudan 421 euros al año por habitante a través de impuestos locales (277 euros) y tasas (144). A pesar de las fuertes subidas de los últimos años, sobre todo del IBI urbano, los ingresos de los ayuntamientos gallegos por vía tributaria representan el 60 % de los 708 euros de media que obtienen los municipios españoles: 430 por impuestos y 178 por tasas. También las transferencias son menores aquí (342 euros por vecino) que en el conjunto de España (366). Los concellos gallegos pagan el peaje de los criterios de reparto de la participación en los ingresos del Estado, por los que este año recibirán 140 millones menos de lo que les correspondería por el peso de su censo.

La menor presión tributaria es la cara amable de la gestión municipal en Galicia. Al menos, de cara al ciudadano. Pero el hecho de que su capacidad recaudatoria y de ingresos sea más limitada determina que la inversión en servicios básicos resulte aquí inferior a la media. Mientras el ayuntamiento gallego destina 305 euros por habitante a esos servicios esenciales, el español dedica 366. También es menor el presupuesto para actuaciones de promoción social (87 euros por persona en Galicia frente a 95 en el conjunto de España), producción de bienes públicos de carácter preferente (114 euros por habitante aquí frente a 135 de media estatal) y otras iniciativas de carácter general (136 euros per cápita en la comunidad gallega, cuando en España suman 190).

Menos deudas, mayor solvencia

La disponibilidad de menos ingresos (792 euros por persona en Galicia y 1.051 de media en los municipios de todo el Estado) redunda, en definitiva, en una capacidad de inversión más limitada. Cada ayuntamiento gallego gasta 753 euros por habitante. El promedio en España asciende a 954.

Los municipios gallegos presumen, en cambio, de mejor salud financiera que los del resto del Estado. Sus indicadores de gestión prueban que están menos endeudados, y también muestran índices de solvencia y de liquidez superiores a la media de los ayuntamientos españoles.

Los 314 concellos acumulan una deuda viva (concepto que hace referencia a lo que deben a las entidades financieras y al Estado) que equivale a 255 euros por habitante. Pero la media de los municipios españoles supone casi el triple que en Galicia: 745 euros por persona. El balance del Ministerio de Hacienda correspondiente a la liquidación del 2013 sitúa a las siete ciudades como los ayuntamientos más endeudados en esta comunidad. Al cierre de ese ejercicio, A Coruña debía a los bancos 78,3 millones; Santiago, 56,8; Ourense, 43,95; Vigo, 39,96; Ferrol, 30,7; Lugo, 28,8; y Pontevedra, 19,13 millones. El ministerio no ha difundido todavía los datos del 2014. Aunque tenía previsto hacerlo el 30 de abril, ha pospuesto su publicación hasta el 29 de mayo, con lo que esos indicadores cruciales para evaluar la situación financiera de los ayuntamientos no verán la luz hasta después de las municipales. En Hacienda achacan el cambio de planes a discrepancias en algunos datos entre el Banco de España y pequeños municipios.

En cuanto a la deuda pública (en este caso, la que las entidades locales mantienen con empresas), la de los concellos supone 56 euros per cápita, frente a los 112 de media del conjunto de los ayuntamientos españoles.

Remanente de tesorería

Estos indicadores posibilitan que el municipalismo gallego figure entre los más solventes del Estado. El índice municipal de solvencia se sitúa en 3,58 en Galicia, cuando la media en España está en el 2,5. Los ayuntamientos gallegos también acreditan mejores números que la media estatal en conceptos como la carga financiera (7,85 % frente a 12 %), y disponen de mayor remanente de tesorería para gastos (121 euros por habitante frente a 63).

El ayuntamiento medio de Galicia tiene 3.000 habitantes más que el de España

El debate de la fusión de municipios, que algunos candidatos desempolvan ahora en las áreas urbanas gallegas ante la proximidad del 24-M, tiene otro argumento para la reflexión en la comparativa con la dimensión de los ayuntamientos en el resto de comunidades. Y sin embargo, el análisis sobre la conveniencia de integraciones municipales permanece soterrado fuera de Galicia, donde tuvo lugar la primera fusión en 45 años, la de los municipios coruñeses de Oza y Cesuras. Hasta el propio Ministerio de Hacienda dejó pasar en su controvertida reforma local una oportunidad propicia para incentivar de forma decidida las fusiones.

La comunidad gallega golea en cuanto al número de entidades de población por concello (96 frente a 8 de la media española), pero sus municipios tienen una extensión mayor (94 kilómetros cuadrados, cuando en el conjunto de España la media es de 62) y también están más poblados (8.754 habitantes en Galicia por 5.762 en España).

Población más envejecida

Incluso la proporción de ayuntamientos con menos de 5.000 vecinos es notablemente superior en el conjunto del Estado (84 %) que en las cuatro provincias gallegas (64 %). Aunque la población de los municipios de esta comunidad está más envejecida. El 23,5 % de sus habitantes superan los 65 años, cuando en el censo español solo el 18 % ha cumplido esa edad. La doble combinación de ayuntamientos más poblados y más envejecidos es un factor que complica más la prestación de servicios por parte de los municipios gallegos. Con estos indicadores, la Fegamp concluye que «os concellos galegos non teñen xenericamente un problema financeiro, senón de financiamento». Defiende que, para solventarlo, sus singularidades «deben ser tidas en conta no reparto dos fondos estatais».