La vida está llena de contradicciones. La vida política, más. Lo vemos y escuchamos a diario. Lo podemos leer estos días en las entrevistas de La Voz a los líderes políticos gallegos. El BNG no quiere saber nada de las diputaciones. «Deberían ter desaparecido. O BNG defendeuno sempre», cuenta su líder, Xavier Vence, pasando por alto que gobierna (tiene una vicepresidencia) la de Lugo... Lo único seguro, dentro de cien años, es que en Galicia habrá cuatro diputaciones provinciales. A lo peor no hay pensiones, ni industria, ni leche, ni peces, pero diputaciones, sí. Para Besteiro, líder del PSOE que preside una, la crisis del PSOE no es una crisis, es una remontada, sus alcaldes están fuertes porque estuvieron al lado de los vecinos -a lo mejor es que cree que Caballero se presenta por otro partido...-, y el agujero de España son cosas del PP. Para Besteiro, Zapatero nunca estuvo aquí. Por lo menos, Monedero les acaba de dar una alegría, lo cual también es un poco contradictorio. Feijoo nos remite al balance de lo hecho, pasando, claro, por alto, lo deshecho, Gaiás incluido, educación incluida, bienestar incluido. Y así, nos acercamos a una cita electoral que todos coinciden en definir como clave para el futuro. ¿El futuro de quién? De ellos, seguro. Es difícil creer que sea el de Galicia, y especialmente de los 275.700 gallegos en paro, y de los que se marcharon fuera. Pero la vida es pura contradicción. De ahí que para los seres humanos la esperanza, si exceptuamos, claro, en Galicia a las diputaciones, es lo último que se pierde.