Bromas macabras en un vuelo a Sevilla que estuvo a punto de aterrizar en Madrid

S. Acosta, R. García A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

S.A.

Vueling alertó a la Guardia Civil y el comandante amenazó con desviar el avión si un grupo de viajeros seguía alborotando

28 oct 2019 . Actualizado a las 17:28 h.

Los pasajeros con billete del vuelo 1298 de Vueling con destino a Sevilla del pasado jueves por la noche no sabían lo que les esperaba nada más despegar. El avión salió con una hora de retraso del aeropuerto de A Coruña por un problema técnico, pero este hecho se convertiría en una mera anécdota con lo que iba a ocurrir dentro del avión. El embarque comenzó a las 21.30 horas y hasta ahí todo normal.

Más de la mitad del pasaje ya había embarcado cuando llegó un grupo de hombres de mediana edad. Mientras esperaban en el pasillo a que el resto del pasaje se colocara en su sitio, uno de ellos ya aprovechó para espetarle a una de las pasajeras: «Pareces mulata, que morena estás». Ahí no quedaron los chistes porque bromeó con la tragedia del avión de Germanwings que se estrelló hace unas semanas en los Alpes y en la que murieron 150 personas: «Esa sí que es buena», comentó con sus compañeros riéndose a carcajada limpia.

En cuanto las azafatas comenzaron a dar instrucciones sobre las medidas de seguridad, el grupo en cuestión siguió con lo suyo voceando y cantando «para ser conductor de primera, acelera, acelera?» Tal fue el escándalo que montaron que la azafata que más cerca los tenía interrumpió las instrucciones para llamarles la atención: «Se puede hablar sin que se entere todo el avión», decía mientras el audio ya se había interrumpido, obligando a las asistentes de vuelo a volver a empezar de nuevo con las normas de seguridad.

Una vez que el avión ya había despegado, comenzaron a contar chistes. Uno de ellos relataba una escena de avión con un loro, pero el pasaje que no se encontraba cerca de ellos solo escuchó como gritaban: «Zorra, ponme un whisky», esa parecía ser la broma del chiste. Tras unos minutos, volvieron a recibir una segunda amonestación de otra azafata: «Faltas de respeto, no». Los que estaban cerca de ellos comentaron que había sido porque les estaban preguntando que «cuándo iban a abrir las letrinas que se estaban meando». La situación llegó a tal punto que las azafatas no sacaron el carrito de bebidas y tuvo que intervenir el comandante: «Sabemos que todos estamos nerviosos por el retraso y que queremos llegar lo antes posible pero no voy a permitir comportamientos que no respeten las normas básicas de convivencia. Si esos comportamientos continúan, me veré obligado a desviar el avión a Madrid y cancelar el vuelo». Unas palabras que surtieron efecto.

El protocolo establecido

Fuentes de Vueling confirmaron lo ocurrido y explicaron que se había activado el protocolo previsto: avisar a la Guardia Civil, que esperaba a los alborotadores en Sevilla. Si el conflicto se detecta en tierra lo que hace la compañía es denegar el embarque al pasajero conflictivo «a veces aunque parezca que la persona ya está tranquila». Si el problema aparece durante el vuelo «el comandante tiene la opción de avisar a la Guardia Civil y, si es muy grave, aterrizar en el aeropuerto más cercano».