Carmen Avendaño: «Que la benevolencia de la Justicia con Miñanco se aplique a los adictos»

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

M. MORALEJO

Avendaño cree que, aunque aún hay droga, ahora la juventud es más sana

17 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Con Carmen Avendaño sobran las presentaciones. Su nombre representa la histórica lucha contra el tráfico de drogas en Galicia. La asociación Érguete, a la que representa, cumple este año tres decenios de vida. Con la perspectiva que le dan los años, después de que un hijo le pidiera ayuda en 1981 tras confesarle que «estaba enganchado», explica que, aunque se ajusta a derecho, la excarcelación de Sito Miñanco no es una buena noticia para esa batalla contra el tráfico de drogas en la que continúa inmersa. Lo que le gustaría, como dice, es que «la aplicación tan benévola de la ley que se ha hecho con él se realice de la misma forma con esos chavales a los que sus problemas con la droga les han empujado a cometer delitos porque son enfermos. Que la benevolencia de la justicia se aplique igual con los adictos, que esté más generalizada».

-Aunque se ajusta a derecho dice que la excarcelación es una mala noticia, ¿por qué?

-Quiero diferenciar entre el derecho que le respalda, porque cuando cumples una condena tienes derecho a reincorporarte socialmente, y que personalmente he de decir que este señor lleva treinta años en temas de droga y pasando por la cárcel. Creo que es de complicada reinserción, pero el código penal marca que, una vez cumplidas tres cuartas partes de la condena, puedes acogerte a eso. Lo que parece un cachondeo es que vaya a ser jefe de seguridad de una empresa. Habría que investigar qué tipo de empresa es, quiénes son los dueños... Luego habría que hacerle un seguimiento para ver que cumple con el contrato laboral, que vean que está cotizando...

-El auto de la Audiencia Nacional dice que Miñanco provocó una generación perdida. Usted sabe bien lo que es eso. ¿Qué le parece?

-No puedo personalizar, pero es parte de un montón de gente que se dedicó al tráfico de droga y que hizo que una generación acabara yéndose por la barranquilla. Me metí en esto no solo por mis hijos, también por el problema que eso acarreaba para la gente joven. De no llegar un movimento como el nuestro, no sé a dónde habríamos llegado. Todo el mundo sabía lo que ocurría y callaba. Hubo que reformar las leyes, buscar medios para atender a los drogodependientes... La historia no fue nada fácil.

-¿La reacción de las familias fue clave para que cambiaran las normas?

-La reacción de las familias supuso que cayera el velo que tenía la gente ante un problema dramático. Porque este tío venía a Vigo y le aplaudían por el campo de fútbol. Ese tipo de acciones sociales son lo que hacen los mafiosos para justificarse ante la sociedad por el daño que hacen. Pero pensar cuesta trabajo, para que haya conciencia hay que hacer algo aportando datos, que la gente se dé cuenta y eso se logró muy bien. En su momento la Nécora fue un buen paso. Todos los que había eran y faltaban más, pero el tiempo dio la razón. De no ser por aquellas madres locas, como nos llamaban entonces, no se habría tomado tal determinación.

-¿Cómo ve ahora a la juventud?

-Veo una juventud mucho más sana. Aunque hubo un momento en el que se ha refugiado en el botellón, participa de forma activa en deportes, actos lúdicos... Tenemos una juventud mucho más sana y tiene una mayor conciencia de la salud. Eso no quiere decir que no haya droga, pero no es tan dramático. Porque las familias no están tan solas como estaban antes.