El empresario lucense que no fue profeta en su tierra

Dolores Cela Castro
Dolores Cela LUGO / LA VOZ

GALICIA

Eliseo Trigo

Su tesón le llevó a hacerse con el control del transporte de viajeros en España tanto regular como discrecional

21 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Raúl López lo intentó, pero no consiguió ser profeta en su tierra, Lugo. Su presencia en más de medio centenar de sociedades, la mayoría de ellas vinculadas al sector del transporte, los más de 1.000 empleados del grupo Monbus, del que es presidente y con el que facturó en el año 2010 más de cien millones de euros, no le abrieron ni las puertas de las instituciones empresariales de la capital lucense. Intentó entrar en la Cámara de Comercio de Lugo en el año 2002 y se quedó fuera por 20 votos, frente al entonces presidente de los taxistas. Con la Confederación de Empresarios de Lugo tampoco tuvo una relación excesivamente cercana. Una de las pocas comparecencias públicas con la patronal lucense fue en el homenaje que le tributaron al exministro José Blanco en el año 2010. Se sentó en la mesa presidencial, al lado de Gerardo Díaz Ferrán, el entonces presidente de CEOE, hoy en prisión.

Sus relaciones con Díaz Ferrán saldrían posteriormente a la luz a raíz del encarcelamiento del expresidente de la patronal española como consecuencia de algunas compras de empresas del sector y cesiones de contratos, entre ellos el mercado ganadero de Santiago, que gestionaba Díaz Ferrán a través de Trapsa. López siempre mantuvo públicamente que en esas operaciones no había habido ninguna irregularidad.

En Lugo, los aficionados del Breogán no le perdonan a Raúl López que abandonara el equipo, dejándolo en quiebra técnica, y se marchara a presidir el club de baloncesto compostelano Obradoiro.

El empresario natural de Sarria, donde durante su juventud se puso al volante de los buses de su padres en muchas ocasiones, supo relacionarse bastante mejor en el ámbito empresarial fuera de la provincia de Lugo. A la compra de la emblemática empresa Monforte, que supuso su despegue empresarial, le siguieron una sucesión de adquisiciones, tanto en España como fuera, en un afán por hacerse con el control del transporte de viajeros por carretera en España, tanto regular como discrecional, su gran aspiración. López, un hombre con un gran carácter, admirado y también envidiado y cuestionado, lo consiguió con tesón en una carrera profesional, que inició en solitario en 1977. Las compras se sucedieron en estos casi cuarenta años y la última adquisición que figura en la web oficial de la empresa, la concesión Extremadura-Salamanca Barcelona-Renfe Íñigo, es del pasado año.

En Lugo no sorprendió en exceso que el nombre de Raúl López se viera reflejado en el sumario de la operación Pokémon cuando Pilar de Lara, que hoy interrogará al empresario, levantó el secreto. López apareció vinculado a la adjudicación de tres autobuses en Santiago. Vigilancia Aduanera investigó en aquella ocasión si el empresario lucense había dado instrucciones para redactar las bases de adjudicación. El empresario se encuentra en pleno proceso de relevo generacional, con la incorporación de sus dos hijos. López, que cumplirá los 65 años en agosto, sigue, sin embargo, sin soltar las riendas.

PERFIL RAÚL LÓPEZ